Ruta 25 - Guadarrama. Senda de los Álamos Blancos, mina de Wolframio, Cabeza Lijar y Cerro de la Gasca desde el Puerto del León

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Ruta realizada el 9 de noviembre de 2024

Distancia: 15,3 km

Desnivel positivo: 636 m

Desnivel negativo: 636 m

Altitud máxima: 1.856 m

Altitud mínima: 1.366 m

Tiempo: 5 horas 13 minutos


Adjunto vínculo de Wikiloc:







La finalidad de esta ruta es la de recorrer la Senda de los Álamos Blancos, hasta llegar al Cerro de los Álamos Blancos, y recorrer los vestigios de la Guerra Civil que lo pueblan. Desde ahí me dirigiré hacia el Collado de la Mina, pasando por una mina de Wolframio, y siguiendo el GR10 llegaré a Cabeza Lijar. Desde este bunquer-refugio, regresaré al Puerto de los Leones siguiendo la Senda de Cabeza Lijar (por el GR10).


Comenzando en el aparcamiento del Puerto de los Leones y con la primera luz del amanecer entre niebla, frío y viento, inicié esta ruta otoñal en solitario. Aún antes de que el sol saliera, el ambiente ya anticipaba una caminata especial: un sendero entre pinos y álamos con el encanto del bosque en otoño y el aire cargado de humedad.


Panel informativo de las sendas que parten de Los Leones


Día nublado



Empezando por la Senda de los Álamos Blancos, el camino me llevó hacia las primeras ruinas de la Guerra Civil en el alto del Cerro de los Álamos Blancos. Es un sendero que recorre los restos de antiguos búnkeres y fortificaciones del bando republicano, y entre la niebla, estos vestigios parecían cobrar vida. Esta senda no solo muestra la historia de la sierra, sino que también la conecta con el resto de la Comunidad de Madrid a través de sus caminos de Gran Recorrido y de senderos que han visto transitar generaciones de caminantes y montañeros.



Bunquer de la Guerra Civil


Vía Crucis


Senda cerrada al tráfico de vehículos de motor


Bunquer refugio


Bunquer Refugio


A medida que avanzaba, el camino estaba salpicado de setas de todas las formas y colores, y no faltaban aficionados con cestas recolectando estos tesoros otoñales. 


Setas


Setas


Setas


Setas



Siguiendo las marcas verdes y blancas del sendero y los puntos rosas de la Senda de los Álamos Blancos, pronto llegué a la Fuente de las Hondillas y luego al arroyo de la Chorrera, que se cruzaba por un pequeño vado.


Puntos rosas marcan el camino


Fuente de las Hondillas


Arroyo de la Chorrera


Pasando por praderas y pinos singulares como el enorme Pino de la Pinosilla, la niebla envolvía el paisaje, creando un ambiente misterioso que invitaba a disfrutar del silencio de la sierra.



Vistas desde un mirador natural



Sendero


Pradera por la que pasa la senda



Pino de la Pinosilla


A su lado, me encuentro con la Fuente de la Pinosilla, que hay que cruzar literalmente para continuar por el sendero 


Fuente de la Pinosilla


El sendero prosigue entre pinares, con los helechos perdiendo las hojas, dejando una fantástica estampa otoñal.
 



Llego al Acebal, donde como su propio nombre indica, hay una proliferación de acebos en mitad del pinar, y como en otros muchos puntos de esta senda, cuenta con su panel informativo.


Acebal


En el Cerro de los Álamos Blancos, la cima estaba cubierta por la niebla, y las vistas del valle quedaban ocultas. Sin embargo, el ambiente ofrecía una atmósfera especial, casi etérea, mientras exploraba las fortificaciones y los nidos de ametralladora, recordatorios de tiempos pasados. Esta fue una posición republicana aislada en la Guerra Civil Española, situada entre La Jarosa y el Cerro de la Salamanca. Enfrentada a las posiciones nacionales, su importancia estratégica fue menor, ya que no afectaba directamente el avance hacia Madrid. Su estructura, con muros y berrocales, formaba una plaza fuerte elevada, rodeada de un paisaje de rocas y álamos temblones.
 



Senda de los Alamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


Cerro de los Álamos Blancos


En este punto, continuo por el sendero, pero en un punto debo atravesar unos 300 metros campo a través hasta llegar a una pista forestal. Cruzo el arroyo Matalachina, y asciendo de nuevo por un amplio cortafuegos que va derivando en la entretenida Senda Matalachina.



Zona de campo a través


Cruce de pista con cortafuegos


Arroyo Matalachina



Senda Matalachina


Uno de los hitos más curiosos de la ruta fue la mina de wolframio, ubicada cerca del Collado de la Mina. Aunque ahora se encuentra inundada, esta mina fue en su tiempo un importante punto de explotación durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, cuando el wolframio se utilizaba en la fabricación de armamento. Caminar por este lugar despierta una sensación especial, como si los ecos de la historia aún resonaran entre sus galerías sumergidas. Este punto en la ruta añade otra capa de significado, recordándonos la relación entre la sierra y los eventos que marcaron épocas de conflicto.



mina de wolframio


mina de wolframio



Continuando con la ruta, llego al Collado de la Mina, donde se engancha con el GR-10, marcado en rojo y blanco, hasta llegar a la cima de Cabeza Lijar. Este punto es uno de los lugares más emblemáticos de la Sierra de Guadarrama, con un vértice geodésico y un búnker-refugio que ha sido testigo de numerosos exploradores y montañistas.


Collado de la Mina



Collado de la Mina



Sigo el GR10


Acceso a Cabeza Lijar


Setas


A medida que la niebla se despejaba, finalmente pude disfrutar de las vistas de los valles adyacentes, una recompensa bien merecida tras horas de caminata. Desde la cima, los colores otoñales del bosque se desplegaban en todas direcciones, una imagen que recordaba el porqué de la conexión especial que esta sierra ofrece a quienes la recorren. El alto de Cabeza Lijar es un tanto especial, por su cuidado mirador, así como el hecho de que la cima, con una estructura de piedra circular labrada con detalle, se encuentra sobre un bunquer refugio accesible mediante una puerta de metal.



Cabeza Lijar



Cabeza Lijar



Cabeza Lijar




Cabeza Lijar


Cabeza Lijar


La vuelta, siguiendo los puntos azules y las marcas del GR-10, me llevó de regreso por el Collado de la Gasca, en donde la niebla se disipaba a la vez que me cruzaba con unos caballos.

Vistas desde el GR10 durante el descenso



Caballos


Collado de la Gasca


Ya solo quedaba el último ascenso del día, el del Cerro Piñonero, donde un último búnker observatorio ofrecía una última parada para contemplar el paisaje antes de descender al Puerto de los Leones, completando la ruta a mediodía. En este último tramo (y a buenas horas), la niebla se levanta, dejando pasar el sol por primera vez durante el recorrido, así como, pudiendo disfrutar efímeramente de las maravillosas vistas de la zona.



Bunquer observatorio


Bunquer Observatorio


Vistas desde el Bunquer Observatorio


Dejo mapa de la ruta: 







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