Ruta 54 - Las Rozas. Paseo desde el puente del Retamar, camino de la Viñas y camino del Paredón

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 Ruta realizada el 26 de agosto de 2024

2 personas a pie

Distancia: 13,44 km

Desnivel positivo: 310 m

Desnivel negativo: 310 m

Altitud máxima: 869 m

Altitud mínima: 617 m

Tiempo en movimiento: 3 horas 18 minutos

Tiempo: 3 horas 23 minutos


Adjunto vínculo a Wikiloc


Las Rozas. Paseo desde el puente del Retamar, camino de la Viñas y camino del Paredón





El día amaneció despejado y, para la época en la que estábamos, más caluroso de lo esperado. Salimos temprano desde la Avenida de Lazarejo, con la idea de aprovechar las horas más frescas del día y recorrer esta ruta circular que conecta Las Rozas con Colmenarejo. Aunque no es una ruta de alta montaña, el recorrido ofrece una combinación interesante de caminos históricos, pinares tranquilos y miradores con vistas sorprendentes.

La primera parada del recorrido fue el puente de Retamar, un punto de referencia que marca el inicio de la senda. El Puente del Retamar, una de las construcciones más bellas de la Comunidad de Madrid, fue diseñado en 1691 por Juan de Setién para facilitar el Camino Real de Madrid a El Escorial. Su construcción, iniciada en 1709, se vio retrasada por falta de fondos, lo que llevó a levantar una estructura de madera provisional costeada en parte por los monjes jerónimos. En 1718, el Marqués de Vadillo encargó a Pedro de Ribera finalizar el puente, cuyas obras comenzaron en 1727. Posteriormente, Ribera diseñó el camino del Paredón hacia El Escorial, construido en 1737, aunque su vida fue breve debido a corrimientos de tierra y su abandono en 1765 tras la apertura de la variante por el Puerto de Galapagar. A esas horas de la mañana, la luz dorada se filtraba entre la vegetación, dándole un aire casi bucólico al entorno. Cruzarlo fue como dar el primer paso hacia una desconexión de la rutina, dejando atrás el asfalto y adentrándonos en un paisaje más natural.


Puente del Retamar


Desde allí tomamos el camino de las Viñas, un sendero que avanza entre campos abiertos y zonas arboladas. Decidimos evitar la zona del bar Río Chico, en donde el Camino de las Viñas ha sido literalmente anexionado a la vivienda, y tomar un acceso alternativo a través del pinar cercano. Una verja delimitaba el paso, pero encontramos una abertura que nos permitió seguir sin problemas. Este tramo resultó ser una excelente decisión: el aroma de los pinos impregnaba el ambiente y la sombra momentánea era bienvenida mientras avanzábamos por el camino de tierra.

Camino de las Viñas


A medida que ganábamos altura, el paisaje comenzaba a abrirse. En el segundo cruce tomamos un desvío a la izquierda para incorporarnos al camino de la mina de Osera. Este punto del recorrido es especialmente interesante desde un punto de vista geológico. En la ladera oeste se encuentra un antiguo yacimiento hidrotermal de cobre, testigo silencioso de la actividad minera que, en su momento, tuvo lugar en la zona. Aunque la mina ya no está en funcionamiento, su historia queda grabada en el terreno.


Tras retomar la marcha, el camino nos llevó hasta un cruce donde giramos a la derecha, enlazando con el camino de Aranjuez. Este tramo es más amplio y permite avanzar con buen ritmo. Aquí, el paisaje se tornó más abierto y seco, con matorrales bajos y algunas encinas dispersas. A pesar del calor creciente, el aire aún conservaba cierta frescura, lo que hacía que el esfuerzo no resultara tan pesado.


Camino de Aranjuez



Poco después llegamos al inicio del camino del Paredón. Desde aquí, la ruta nos llevaría de regreso hacia el puente de Retamar, pero antes haríamos una parada obligatoria en uno de los puntos más destacados del recorrido: el mirador del ParedónSubimos por el sendero hasta alcanzar el mirador, un promontorio natural que ofrece una vista privilegiada del skyline del norte de Madrid. Desde allí, las torres de la ciudad se recortaban en la distancia, contrastando con el paisaje rural que nos rodeaba. A nuestros pies, el terreno ondulado se extendía en todas direcciones, salpicado de campos y manchas de bosque. Aprovechamos la parada para hacer algunas fotos y beber agua antes de emprender el descenso.


Mirador del Paredón


Camino del Paredón


El regreso hasta el puente de Retamar fue un tramo agradable, con un desnivel a favor que permitió caminar con más ligereza. La luz ya había cambiado, el sol brillaba con fuerza y el calor se hacía notar, pero la satisfacción de haber completado la ruta compensaba cualquier incomodidad.

Más allá de su atractivo paisajístico, esta ruta forma parte de una red de senderos que conectan diferentes municipios de la Comunidad de Madrid. Estas sendas no solo ofrecen un espacio para la práctica del senderismo o el ciclismo, sino que también cumplen una función ecológica fundamental. Actúan como corredores naturales que facilitan la conexión entre diferentes ecosistemas, permitiendo el tránsito de fauna y contribuyendo a la conservación del entorno. En un territorio donde la urbanización avanza sin descanso, mantener estos espacios es clave para garantizar un equilibrio entre el desarrollo humano y la preservación del medioambiente.

Al finalizar el recorrido, regresamos al punto de partida con la sensación de haber descubierto un rincón menos conocido pero lleno de historia y paisajes sorprendentes. Con la promesa de repetir pronto, cerramos la jornada con un merecido descanso.

Adjunto mapa de la ruta:





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