Ruta 59 - Las Rozas. Ruta Circular, puente Retamar, camino de las Viñas y camino del Paredón

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Ruta realizada el 28 de julio de 2024

2 personas a pie

Distancia: 11,39 km

Desnivel positivo: 236 m

Desnivel negativo: 236 m

Altitud máxima: 815 m

Altitud mínima: 608 m

Tiempo en movimiento: 2 horas 50 minutos

Tiempo_ 3 horas


Adjunto el vinculo a Wikiloc en donde se aloja el track de la ruta.

Las Rozas. Ruta Circular, puente Retamar, camino de las Viñas y camino del Paredón


Esta ruta junto al arroyo Lazarejo y el Cerro del Paredón ofrece una experiencia de desconexión y descubrimiento sin alejarse demasiado de la ciudad. Su finalidad es clara: disfrutar de un recorrido sencillo pero enriquecedor, donde la naturaleza y la historia se entrelazan. Desde el puente del Retamar hasta el mirador del Paredón, el sendero invita a explorar rincones ocultos, sortear obstáculos inesperados y contemplar vistas panorámicas de Madrid. Aunque carece de fuentes, con la preparación adecuada se convierte en un paseo accesible y gratificante, ideal para quienes buscan un respiro en medio del ajetreo urbano.


Desde el primer paso junto al arroyo Lazarejo, la sensación de desconexión con el bullicio de la ciudad se hace evidente. El sendero serpentea suavemente, invitándonos a descubrir sus rincones escondidos. La mañana es fresca y el sonido del agua acompaña nuestros primeros pasos. Pronto alcanzamos el Puente del Retamar, apenas 1.2 km después de haber comenzado la ruta. El puente, de aspecto rústico, es un recordatorio de otros tiempos, cuando los caminos eran transitados por carros y caminantes en busca de nuevos horizontes. El Puente del Retamar, construido entre los siglos XVII y XVIII, fue clave en el Camino Real de Madrid a El Escorial. Diseñado por Juan de Setién en 1691, sus pilas se completaron en 1709, pero la falta de fondos retrasó su finalización. En 1718, Pedro de Ribera retomó el proyecto, completándolo en 1727. Formó parte del Camino del Paredón.


Puente del Retamar


Continuamos por el Camino de las Viñas, un sendero que alguna vez debió ser más transitado. Sin embargo, un obstáculo nos detiene: la entrada está cerrada por los habitantes de un edificio que en su día fue un bar. Nos miramos con complicidad, sabiendo que siempre hay una manera de seguir adelante. Retrocedemos unos metros, tomamos el Camino del Paredón, y allí, entre la arboleda, encontramos una pequeña abertura en la verja. Es un paso casi secreto, un pequeño desvío que nos permite reencontrarnos con el trazado original.


Vistas desde el Camino d las Viñas

El Camino del Paredón, construido en 1737 por encargo de Pedro de Ribera, formaba parte de la ruta que conectaba Madrid con El Escorial. Este camino ascendía desde el Puente del Retamar en dirección a Colmenarejo y Galapagar, facilitando el tránsito de viajeros y mercancías. Sin embargo, su vida fue breve debido a un corrimiento de tierras que dañó parte del trazado. Aunque fue reparado por Marcos de Vierna, finalmente se abandonó en 1765 con la apertura de una nueva variante por el Puerto de Galapagar, que hoy sigue el trazado de la carretera M-505. Aún quedan restos empedrados.


El sol empieza a ganar altura, y con él, el calor se hace notar. Nos damos cuenta de que este sendero carece de fuentes o manantiales donde refrescarnos. En verano, esto podría suponer un reto añadido, pero estamos preparados. Una gorra, agua suficiente y unas pausas estratégicas bajo la escasa sombra son suficientes para hacer el recorrido sin problemas.


Panel informativo en el Cerro del Paredón


Antes de continuar, nos detenemos en el Mirador del Paredón, un rincón privilegiado desde donde la vista se despliega sobre Madrid. A lo lejos, los cinco imponentes rascacielos se recortan contra el cielo, testigos del pulso incesante de la ciudad. Desde esta altura, la urbe parece distante, envuelta en una bruma ligera que la hace aún más majestuosa. Es un momento para respirar hondo, admirar la inmensidad del horizonte y sentir la satisfacción de estar en un lugar donde la naturaleza y la metrópoli conviven en una postal única.


Vistas de Las Rozas desde el Cerro del Paredón


El camino nos devuelve nuevamente al arroyo Lazarejo, cerrando así el círculo de nuestra pequeña aventura. Nos detenemos un momento a escuchar el murmullo del agua, disfrutando de la satisfacción de haber recorrido un sendero que, aunque sencillo, guarda su propio encanto. Con una última mirada al paisaje, emprendemos el regreso, ya pensando en la próxima ruta que nos espera.


Adjunto mapa de la ruta:






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