Ruta realizada el 3 de diciembre de 2024
El otoño cubría Madrid con su manto de hojas doradas cuando decidí emprender esta caminata por el corazón histórico de la ciudad. Era media tarde, el cielo cubierto ofrecía una luz tenue y agradable, ideal para recorrer este rincón emblemático, donde historia y naturaleza se entrelazan.
El Campo del Moro es un jardín situado en Madrid, que se caracteriza por salvar un pronunciado desnivel, provocado por el barranco existente entre el palacio y las riberas del río Manzanares. Fue trazado en 1844 por el arquitecto Narciso Pascual y Colomer, quien ideó un conjunto formalista, si bien las obras de ajardinamiento no pudieron llevarse a cabo hasta finales del siglo XIX.
Dejo enlace con información adicional:
https://es.wikipedia.org/wiki/Campo_del_Moro
El inicio fue en la entrada principal al Parque del Moro, donde un panel informativo detalla horarios y normas. Pasar bajo los frondosos árboles del bosque inicial fue como entrar a un refugio natural en plena urbe. El silencio, apenas interrumpido por el canto de los pájaros, marcó el comienzo de un recorrido que, en cada paso, parecía transportar a otra época.
Tomé primero el Paseo de los Durillos y seguí por el Paseo de Ben Yusuf, ambos trazados en el siglo XVIII. Luego, continué por el Paseo de las Yucas, que me llevó hasta un espectacular castañar. Las hojas caídas formaban una alfombra cobriza que crujía bajo mis pies. De ahí, seguí por el Paseo del Castañar, donde la estatua de Juan Carlos I parecía custodiar el lugar.
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El bosque en otoño |
Un poco más adelante, el paisaje se abrió para regalar una magnífica vista de la Fuente de las Conchas, con el Palacio Real y la imponente Catedral de la Almudena al fondo.
Tras detenerme un momento, avancé hacia el Estanque de Carruajes, seco en esta época, pero lleno de hojas otoñales, y luego visité la Rosaleda del Campo del Moro.
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Rosaleda |
El paseo por la Avenida de los Plátanos fue especialmente pintoresco, con hojas cayendo suavemente de los árboles. Los colores otoñales realzaban cada rincón del parque, desde el Chalecito de la Reina, rodeado de pavos reales, hasta el Paseo de la Reina María de Habsburgo Lorena, que parecía una pintura viviente.
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Avenida de los Plátanos |
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Chalecito de la Reina |
De vuelta hacia el bosque, las vistas el Palacio Real y la Fuente de las Conchas ofrecían perspectivas únicas que merecían más de una fotografía.
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vistas el Palacio Real y la Fuente de las Conchas |
El recorrido me llevó a la Fuente de los Tritones, donde se mezclaban naturaleza e historia. Desde aquí, comencé el ascenso hacia el Parque de la Montaña por una amplia escalera.
Ya en lo alto, el atardecer bañaba los miradores con tonos cálidos. Desde el Templo de Debod, iluminado en toda su majestuosidad, se obtenían panorámicas excepcionales del Palacio Real y la Catedral de la Almudena, enmarcados por el cielo de Madrid. Los arcos del templo parecían custodiar siglos de historia, mientras las escaleras señalaban el final del recorrido.
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Templo de Debod |
El Parque del Moro y el Templo de Debod no solo son espacios icónicos para turistas, sino también lugares donde los madrileños pueden reconectar con su historia y su entorno natural. Recorrerlos en otoño es un recordatorio de que, incluso en una ciudad vibrante como Madrid, existen rincones para la calma, la contemplación y el disfrute del legado cultural.
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Templo de Debod |