Ruta realizada el 26 de abril de 2025
1 persona a pie
Distancia: 13,85 km
Desnivel positivo: 279 m
Desnivel negativo: 279 m
Altitud máxima: 680 m
Altitud mínima: 549 m
Tiempo en movimiento: 3 horas 32 minutos
Tiempo: 4 horas 8 minutos
La finalidad de esta ruta es disfrutar de un recorrido natural por el Parque Regional del Sureste, combinando paisajes de acantilados, lagunas y bosques. Permite contemplar la fauna local, descubrir puntos históricos como el Puente de Arganda y apreciar panorámicas únicas del Jarama, de Rivas-Vaciamadrid y Velilla de San Antonio. Además, promueve la conexión con la naturaleza a pocos minutos de la ciudad, en un entorno protegido de gran valor ecológico y paisajístico.
Adjunto vínculo a Wikiloc
Salgo al amanecer desde el aparcamiento del Polideportivo Parque Sureste, en Rivas-Vaciamadrid. Hace un día despejado y algo caluroso para la fecha en la que estamos, lo que augura una buena jornada de senderismo. Sin demasiada gente a estas horas, inicio la marcha tomando una pista cómoda y ancha, perfectamente ciclable, que avanza junto a los acantilados del Parque Regional del Sureste. Desde el primer momento el camino ofrece vistas amplias y abiertas, con repechos sencillos que no suponen gran dificultad. Todo el entorno es un auténtico conjunto de miradores naturales.
En apenas seiscientos metros llego al primer hito: el mirador de la Laguna del Campillo. La luz del amanecer tiñe de tonos dorados las aguas tranquilas de la laguna, ofreciendo una imagen serena del lugar. Se escuchan los primeros sonidos del día: el chapoteo de algunos gansos, las llamadas de las cigüeñas que anidan en las torres eléctricas cercanas, y el constante movimiento de pequeños conejos entre los matorrales.
Continúo por el Camino del Monte, dejando a mi izquierda la laguna. El sendero sigue paralelo al Jarama, y cada pocos metros se abren nuevos ángulos para observar el paisaje. Alcanzo el Mirador de las Rocas, a 2,1 kilómetros del inicio. Desde aquí, la vista sobre la Laguna del Campillo y su entorno rocoso es todavía más espectacular.
Sigo adelante y pronto tengo a la vista el Puente de Arganda, un histórico paso ferroviario sobre el río Jarama que hoy es parte del recorrido del Tren de Arganda. El Camino del Monte discurre cercano al puente, permitiendo contemplarlo con todo detalle.
Avanzo siguiendo el Camino del Monte, disfrutando de vistas del llamado Puente Verde de Arganda, que atraviesa el río, y de los campos de cultivo que destacan por sus trazados circulares en las laderas, algo poco habitual en esta región. A medida que me acerco al Cerro del Campillo, las vistas se amplían todavía más. Desde su cima, a 670 metros de altitud, se dominan perfectamente tanto la vega del Jarama como los acantilados que la rodean.
El siguiente tramo me lleva hasta las inmediaciones del Cerro del Piul, donde está situado el punto de información de la Ruta de los Cantiles. Desde aquí se abren nuevas panorámicas, en esta ocasión hacia las lagunas que acompañan al curso bajo del Jarama en Velilla de San Antonio. En este punto incluyo una pequeña explicación obtenida de wikipedia: "Las lagunas junto al Jarama, además del propio río, son una de las principales señas de identidad de la fisiografía de Velilla de San Antonio. Originadas por la actividad minera —extracción de áridos—, están catalogadas como humedales protegidos, al amparo de la normativa vigente para el Parque Regional del Sureste. Las principales lagunas son El Raso, Picón de los Conejos y El Soto. Estos humedales son utilizados por numerosas especies de aves como zona de invernada, pero destaca sobre todo la diversidad y alta concentración de individuos en las épocas de migración."
Paro en otro mirador natural, y las lagunas de Velilla están ahora muy próximas. En todo caso, dejo por hoy la Ruta de los Cantiles en este punto, girando a la izquierda y encarando una rampa que me lleva a zonas menos transitadas.
Desde la parte alta se pueden ver en una espectacular panoorámica los barrios de Rivas-Vaciamadrid, que son de una extensión inimaginable. Aquí también me encuentro con un curioso jardín entre los pinos improvisado con pequeñas piedras, donde algún vecino ha dejado muestras de arte rupestre espontáneo. Comienza ahora la parte más complicada de la ruta, que es volver por senderos interiores. En este tramo inicial no hay un sendero muy definido, pero caminando entre los pinos se progresa sin demasiados problemas. A los pocos metros, la senda se empieza a vislumbrar claramente.
Siempre caminando junto a la alambrada que delimita la zona urbanizada (en esta parte detras de la valla hay un barranco), sigo una senda que discurre pegada al lateral de la montaña. En un punto desaparece la valla, y es donde hay que tener más precaución. Este sendero podría ser resbaladizo en días de lluvia, y en algunos puntos, una resbalón podría acabar en el patio de algún vecino de Rivas, así que hay que avanzar con mucha precaución.
La senda sale del bosque y continúa paralela a la Calle Pilar Bardem. A partir de aquí el trayecto es mucho más sencillo y tranquilo. En una encrucijada de caminos, con un muro de piedras como referencia, aprovecho para hacer un breve avituallamiento mientras disfruto de una panorámica de Madrid, con las cinco torres destacando en el horizonte.
La senda continúa pasando por un pequeño agujero en el vallado. Aquí sigo todo recto, acercándome a una zona cercada donde destaca una gran antena de telecomunicaciones (o esa creo que es su finalidad, no lo tengo del todo claro) en lo alto. Rodeo la valla hasta encontrar una puerta, que cruzo para seguir por una pista ancha en dirección hacia Rivas Este.
Continúo caminando junto a la finca 'La Deseada' hasta llegar a otra portilla. Tras cruzarla, entro en la zona próxima al recinto ferial de Rivas. Esta área está compuesta por terrazas artificiales de tierra que se cruzan por caminos estrechos y algo laberínticos, recordando a los clásicos laberintos de setos. No es técnicamente difícil, pero sí algo confusa y puede desorientar durante un breve periodo. Lo mejor es mantener la orientación sur, buscando salir siempre en línea recta. Siguiendo pequeños senderos a la derecha en dirección sur, salgo de la zona de terrazas y engancho un sendero más definido que me conduce hasta el Cerro Blanco. En la cima del cerro, el paisaje cambia por completo: campos abiertos, muchas flores de distintos colores, y un ambiente muy primaveral.
Desde aquí sigo dirección sur, girando a la izquierda en cuanto tengo oportunidad para orientarme de nuevo hacia el punto de partida de la ruta. Paso junto a la zona de Los Campamentos, girando de nuevo a la izquierda para evitar caminar por la zona más urbanizada de Rivas.
Subo una pequeña loma y vuelvo a girar a la izquierda, alejándome de la ciudad. El sendero conecta con una de las vías principales de tierra de la zona. Giro a la derecha y sigo por ella. Esta senda desemboca directamente en el mirador de la Laguna del Campillo, el mismo que visité al inicio de la ruta. Para completar el recorrido de forma totalmente circular, giro a la derecha y entro por la senda que desciende junto al polideportivo, donde a estas horas ya se escuchan las raquetas golpeando pelotas en las pistas de tenis, que están ocupadas.
Antes de finalizar, merece la pena reflexionar brevemente sobre el valor de este entorno. La senda que recorre El Campillo y los acantilados de Rivas forma parte del Parque Regional del Sureste, una de las principales reservas naturales de la Comunidad de Madrid. Este parque combina humedales, cantiles yesíferos, estepas y bosques de ribera, proporcionando un refugio vital para una gran variedad de especies animales y vegetales. Al mismo tiempo, ofrece a los habitantes del área metropolitana una oportunidad accesible para disfrutar de la naturaleza, a apenas unos minutos de distancia de la ciudad. Este equilibrio entre conservación y disfrute público convierte a la zona en un espacio natural de gran valor, cuya protección y mantenimiento resulta fundamental.
En total, han sido 13,85 kilómetros recorridos, con un desnivel acumulado de 279 metros, tanto positivo como negativo, a lo largo de un recorrido circular que he completado en algo más de cuatro horas, contando paradas.
Dejo el mapa de esta ruta.