Ruta realizada el día 27 de abril de 2025
Distancia: 15,79 km
Desnivel positivo: 114 m
Desnivel negativo: 56 m
Altitud máxima: 726 m
Altitud mínima: 605 m
Tiempo en movimiento: 3 horas 30 minutos
Tiempo: 3 horas 58 minutos
Adjunto vínculo de Wikiloc:
Tarde de primavera a finales de abril. Emprendimos una nueva caminata asociada a recorrer a pie la superficie las líneas de metro de Madrid, en este caso se trata de la línea 8, que transcurre desde Barajas hasta Nuevos Ministerios. Una línea que, aunque breve en kilómetros comparada con otras, es extraordinaria por la variedad de espacios que atraviesa: desde el casco histórico de un antiguo pueblo, hasta los jardines y estructuras modernas del Campo de las Naciones, para desembocar finalmente en el corazón administrativo y financiero de Madrid.
Aunque el trazado del metro alcanza la Terminal 4 (1) del aeropuerto de Adolfo Suarez, el acceso peatonal hasta allí está restringido por tratarse de un área aeroportuaria controlada. Por eso, comenzamos en la estación de Barajas (2), en el casco antiguo del barrio que todavía conserva ese sabor a pueblo con vida propia, más allá de su cercanía al aeropuerto. El entorno, con calles estrechas y pequeñas plazas, sorprende a quien no lo conoce. Iniciamos el recorrido por la calle Acuario hasta la Plaza Mayor de Barajas, disfrutando de la tranquilidad que aún respira esta zona, antes de que el bullicio de la gran ciudad comience a imponerse.
Desde allí cruzamos por una pasarela sobre la M-13. En ese tramo, los aviones rugen al despegar, elevándose por encima de nuestras cabezas. A pocos pasos, entramos por la Terminal 3 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas. La sensación de estar en tránsito, pero sin volar a ninguna parte, era extraña. Al cruzar hacia la T2 por una nueva pasarela, llegamos hasta el acceso al metro de la estación Aeropuerto T1-T2-T3 (3), uno de los puntos neurálgicos del transporte internacional.
Retornamos dirección ya sí, almendra central, por otra pasarela, nuevamente sobre la M-13, y nos desviamos por el Camino del Cuartel, para después girar a la derecha en dirección a Barajas (aunque no la pisaremos de nuevo). Pronto aparece, rodeada de tráfico y asfalto, la Ermita de Nuestra Señora de la Soledad. Situada entre carreteras de mucho tráfico, mantiene una presencia silenciosa, casi aislada del tiempo.
Continuamos por la Avenida de Logroño, una larga vía con movimiento constante, hasta encontrar un cambio de paisaje, en dond enos encontramos con una avenida ajardinada. Aparece el Parque del Castillo primero, y poco más adelante, uno de los pulmones verdes más amplios y variados de la capital: el Parque Juan Carlos I. Accedimos por el Estanque de la Puerta de Logroño, donde ya se empezaba a notar la vida primaveral del parque. Flores, corredores, ciclistas, familias… un entorno completamente distinto a lo que veníamos atravesando. Aquí hicimos una pausa para mirar, respirar y contemplar.
Recorrer el Parque Juan Carlos I fue, probablemente, lo más placentero de toda la ruta. Nos dirigimos primero hacia la loma donde se encuentra "My Skyhole Madrid", una obra de arte, también conocida como los Cuatro Cipreses, diseñada por Bukichi Inoue. Aquí, destacan las espectaculares vistas en de la cima de la loma, donde se divisa todo el parque y las zonas adyacentes. Más allá de su valor artístico, sirve de extraordinario mirador desde el que se divisa gran parte del parque y la ciudad en la lejanía.
Continuamos por El Olivar de la Reina Sofía, una zona más recogida y tranquila, y luego seguimos el trazado de la senda de las esculturas. En este itinerario cultural al aire libre nos topamos con la pieza "Viaje Interior" de Michael Warren, y más adelante cruzamos el Puente de la Ría, sobre un canal donde se entrenaban algunos piragüistas.
No pudimos evitar un pequeño desvío hacia la Senda de las Tres Culturas, con ese simbolismo que recuerda la convivencia entre musulmanes, cristianos y judíos.
Un poco más adelante, otro punto que sobrecoge: el monumento dedicado a las Víctimas del Holocausto, una obra de Samuel Nahón, de origen sefardí. En medio del verde y la serenidad del parque, esta escultura impacta por lo que representa. Unos metros después, encontramos el "Monumento de encuentros", obra de Mustafa Arruf y "Manolona Opus 397", una compleja pieza de Miguel Berrocal que destaca por su estructura modular sobre un estructura de vegetación que conforma un espectacular jardín, otra muestra de que en Madrid también se puede caminar entre arte.
Salimos del parque con energía renovada y nos dirigimos hacia IFEMA, el recinto ferial que alberga exposiciones, congresos y ferias de todo tipo. El día seguía nublado, pero el sol amagaba con asomar. La arquitectura moderna de este espacio, con pasarelas y estructuras metálicas, contrasta con la naturaleza del parque que acabábamos de dejar atrás. Poco después, llegamos a la estación de metro Feria de Madrid (4).
Avanzamos por un puente que salva el terreno del Bosque Metropolitano de Campo de las Naciones y la ribera del Sena. Más adelante, cruzamos también la M-40. Todo este tramo está aún en evolución urbanística, pero ya deja entrever lo que será un gran corredor verde. Alcanzamos el Parque Villa Rosa, con su vegetación ordenada y áreas para el descanso, justo en el momento en el que el cielo empezó a abrirse tímidamente, dejando ver rayos de sol anaranjados que marcaban el atardecer. Poco después cruzamos con el Anillo Verde Ciclista, el carril bici circular que recorre Madrid como una arteria alternativa para peatones y ciclistas.
Al llegar a la estación de metro Mar de Cristal (5), se respiraba ya un ambiente urbano más denso, con grandes avenidas y tráfico continuo. La Avenida de Hortaleza, sin embargo, sorprende por su verde: árboles en la mediana, aceras amplias y arboladas.
Nos detuvimos en la estación de metro Pinar del Rey (6) y poco después descubrimos uno de los hitos más peculiares de toda la ruta: la Catedral de Santa María Magdalena, de estilo ortodoxo ruso. Sus cúpulas doradas, su arquitectura inconfundible, transportan a otras latitudes orientales. Es la sede de la Diócesis de Madrid y Lisboa de la Iglesia ortodoxa rusa, Patriarcado de Moscú. Su historia se remonta a 1761, cuando existió una capilla ortodoxa en la embajada rusa. El actual templo, de estilo neobizantino y con cinco cúpulas doradas, fue construido entre 2010 y 2013 gracias a la cesión de un solar municipal. Desde su apertura, acoge principalmente a comunidades ortodoxas de países de la antigua URSS. En 2019 fue declarada oficialmente catedral de la diócesis.
Ya entrada la tarde, el cielo viraba del gris al ocre. El cruce con la calle Arturo Soria y, poco después, la espectacular intersección con la M-30, ofrecían una imagen completamente distinta: un complejo de nudos de carreteras por donde fluía el tráfico incesante. Al fondo, las cinco torres de Madrid. La postal era de otro mundo. Avanzamos por la calle Costa Rica, y entre los edificios encontramos un paso discreto hacia la calle Colombia. Tras caminar un rato por la misma, encuentro la estación de metro Colombia (6), que conecta con la línea 9.
Casi al final del camino, pasamos junto al Parque Juan de la Cosa. A esa hora, con la luz cayendo, el parque tenía un aire melancólico. Continuamos el descenso por el Paseo de la Habana, una de las arterias más elegantes de esta parte de Madrid, hasta llegar a la confluencia con Concha Espina. Allí se alza el estadio Santiago Bernabéu, ahora en plena remodelación, rodeado de turistas haciéndose fotos y vendedores ambulantes. A su lado, en contraste total, la Parroquia de los Sagrados Corazones ofrece un rincón de recogimiento.
El último tramo nos llevó hasta la intersección con la Castellana, y de ahí por Raimundo Fernández de Villaverde hasta la estación de Nuevos Ministerios (7), final de nuestra ruta. Ya era de noche. Casi cuatro horas después, con las piernas cansadas pero el ánimo encendido por todo lo vivido.
Caminar sobre una línea de metro es más que seguir un trayecto. Es recorrer Madrid a otra velocidad, donde los detalles, los contrastes y los pequeños descubrimientos afloran en cada paso. Esta senda, la de la línea 8, sorprende especialmente por su abundancia de parques, su conexión con espacios culturales, su cercanía al aeropuerto y su tránsito desde la periferia hasta el centro, como si el paseo resumiera en sí mismo la diversidad de la ciudad. Hacerla andando es una forma de reconquistar el espacio urbano, de apropiarse de lo cotidiano y transformarlo en experiencia.
Asimismo, tengo todas estas rutas asociadas a las líneas de metro organizadas en una entrada general:
https://amsenderismo.blogspot.com/2025/04/ruta-124-lineas-de-metro-de-madrid-1-2.html
Adjunto mapa de la ruta: