Ruta 67 - Madrid. Paseo otoñal por el Retiro desde una perspectiva monumental

0

Ruta realizada el 21 de noviembre de 2024

1 persona a pie

Distancia: 8,83 km

Desnivel positivo: 14 m

Desnivel negativo: 14 m

Altitud máxima: 770 m

Altitud mínima: 653 m

Tiempo en movimiento: 2 horas

Tiempo: 2 horas 23 minutos


El propósito de la ruta es realizar un recorrido otoñal por el Parque del Retiro, explorando sus monumentos, fuentes, jardines y rincones emblemáticos mientras se disfruta del ambiente sereno que ofrece esta estación. La narración enfatiza la riqueza histórica y cultural del parque, resaltando su papel como refugio verde en el corazón de Madrid y como testigo de la historia de la ciudad. Además, la ruta invita a la contemplación pausada, combinando belleza arquitectónica, naturaleza y recuerdos históricos en un paseo que fusiona descubrimiento y disfrute sensorial.






Empezar una tarde otoñal en el Parque del Retiro, con un sol suave filtrándose entre las hojas de los plátanos, es una experiencia que merece ser contada. Parto desde la Puerta de Alcalá, donde el bullicio de la ciudad se queda atrás, y entro por la Puerta de la Independencia, dejando que el Retiro me envuelva en su calma monumental.


La primera parada es la Fuente de los Galápagos, una coqueta fuente de piedra que muestra a varias tortugas sosteniendo querubines. Un rincón entrañable para aquellos que buscan un remanso de tranquilidad en medio del parque. 


Fuente de los Galápagos


Desde ahí, un corto paseo me lleva al Templete de la Música, una estructura clásica que sigue siendo punto de reunión para pequeños conciertos. Justo al lado, la Casa de Vacas recuerda su historia como antigua vaquería, hoy reconvertida en un espacio cultural.




En la Plaza Costa Rica, el busto de Fray Ponce de León preside el espacio. 





Sigo avanzando para encontrar la Fuente de la Salud Nueva, más discreta, pero igualmente encantadora. La ruta sigue su curso hasta el Monumento a Cuba, un homenaje a la nación caribeña, con su característica fuente y el esplendor de las palmeras que la rodean.




Caminando hacia el interior, el Monumento a los hermanos Álvarez Quintero destaca por su elegancia clásica. 




La siguiente parada es la Casita del Pescador, que parece sacada de un cuento, rodeada de un pequeño estanque y ubicada en una colina, junto a la imponente Montaña Artificial, una estructura que aún conserva su aire misterioso. 



Cerca, las Ruinas de la Ermita de San Pelayo y San Isidoro añaden un toque histórico a la ruta, recordando el pasado medieval del Retiro.




En la Plaza de Panamá, los caminos se cruzan, y no puedo evitar detenerme ante la estatua de Francisco de Paula. A medida que avanzo hacia el Monumento al General Martínez Campos, la imponencia de la escultura ecuestre parece vigilar la tranquilidad de la tarde. 




No muy lejos, el Monumento a Alfonso XII, con su columnata semicircular y su estanque, me recibe con uno de los iconos más conocidos del parque.






Paso después por el discreto pero significativo Monumento a Santiago Ramón y Cajal, en homenaje al célebre científico español. 

Más adelante, la escultura del Duende del Retiro es una curiosidad que despierta la sonrisa de los paseantes. 




Cerca, la Fuente de las Gaviotas con su carácter sencillo y el aire fresco del agua en movimiento, relaja el ánimo antes de seguir hacia la antigua Casa de Fieras, hoy en día una zona de recreo familiar donde las estatuas de los osos sentados parecen vigilar con paciencia.




En los Jardines de Herrero de Palacios, la tranquilidad se adueña del entorno, pero es en los Jardines de Cecilio Rodríguez donde el recorrido toma un cariz más formal, con su aire geométrico y su ornamentación clásica. Desgraciadamente, había alerta amarilla por viento, y permanecía cerrado el recinto, por lo que lo bordeé, lo que no me impidió ver desde la verja la estatua de Apolo, que destaca con elegancia en uno de los rincones más fotogénicos del Retiro.

Pasando por La Rosaleda, las flores de otoño aún conservan su color y aroma. 



No lejos, el Monumento a Galdós ofrece un homenaje sencillo al literato canario, antes de que el recorrido me lleve al icónico Ángel Caído, una de las pocas esculturas del mundo que representa al diablo, situada en una rotonda envuelta en misterio.


El Palacio de Cristal es una joya del parque, con su estructura de hierro y cristal que debería reflejar la luz del sol que comienza a decaer, pero estaba cubierta por una lona en la medida que estaban realizando tareas de mantenimiento sobre la estructura. Una pena. La imagen otoñal de los arboles que rodean el lago impresiona.

 


Muy cerca, el Palacio de Velázquez añade un toque de solemnidad al paseo, mientras que el Estanque del Retiro, con sus barcas y su suave oleaje, me invita a detenerme por un momento y disfrutar de la puesta de sol.




La Fuente de la Alcachofa y la Fuente de las Esfinges son las siguientes paradas, cada una con su belleza clásica, antes de llegar al Bosque del Recuerdo, un espacio emotivo que conmemora a las víctimas del 11-M, envuelto en una paz respetuosa.

El recorrido avanza hacia la Plaza del Parterre, una de las zonas más señoriales del Retiro, para finalmente salir por la Puerta de Felipe IV. Me tomo un momento para observar el impresionante Ahuehuete del Parterre, uno de los árboles más antiguos del parque, y recordar el paso del tiempo.

El día ya empieza a declinar, y antes de cerrar el circuito, paso junto al Monumento a Jacinto Benavente, seguido del encantador Estanque de las Campanillas, que ofrece un rincón romántico y tranquilo.
 



Con un último esfuerzo, me dirijo hacia el Estanque Ochavado, y concluyo la ruta cruzando el Paseo de las Estatuas, un cierre perfecto para un recorrido monumental por uno de los parques más icónicos de Madrid.

El Parque del Retiro es más que un simple jardín en el corazón de la capital; es un espacio que respira la historia de Madrid y de sus gentes. Monumentos, fuentes y rincones llenos de significado lo convierten en un museo al aire libre, donde cada sendero lleva a un descubrimiento. Con sus 125 hectáreas, ofrece un refugio de tranquilidad para los madrileños y una ventana a la diversidad cultural y natural de la ciudad. En otoño, con sus hojas cayendo y sus sombras alargadas, el Retiro invita a la reflexión, al disfrute pausado, y a perderse sin rumbo fijo en su belleza. Es el pulmón verde de Madrid, donde historia y naturaleza se dan la mano.


Mapa de la Ruta


Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios