Ruta realizada el 1 de diciembre de 2024
2 personas a pie
Distancia: 15,3 km
Desnivel positivo: 43 m
Desnivel negativo: 65 m
Tiempo: 3 horas 54 minutos
El propósito de esta ruta es disfrutar del ambiente navideño de Madrid a través de un recorrido nocturno por sus principales calles y plazas iluminadas. La ruta combina tradición y modernidad, permitiendo explorar mercadillos, árboles gigantes, estructuras luminosas y decoraciones diseñadas por artistas. Más allá de la estética, la experiencia busca sumergirse en la esencia festiva de la ciudad, recorriendo lugares emblemáticos como la Puerta del Sol, la Gran Vía, la Plaza Mayor y el Paseo de Recoletos, donde la iluminación y la animación navideña transforman Madrid en un espectáculo visual. También incorpora paradas gastronómicas que enriquecen la vivencia, como el Mercado de San Miguel o la Chocolatería San Ginés, añadiendo un componente sensorial a la ruta.
Durante todas las fiestas de Navidad (28 de noviembre de 2024 al 6 de enero de 2025, día de Reyes), luces de todos los colores inundan la ciudad.
La noche del 1 de diciembre nos regaló un cielo despejado y temperaturas amables, ideales para explorar Madrid envuelto en su ambiente navideño. Iniciamos nuestra ruta a las 19:00 en el mercadillo navideño junto al Corte Inglés de Castellana, bajo un imponente panel luminoso que da la bienvenida con motivos navideños. La ciudad, engalanada para la ocasión, prometía una velada inolvidable.
El siguiente tramo bajo el puente de Rubén Darío nos guió hasta el edificio de la Mutua Madrileña, que lucía espectacular con su iluminación diseñada al detalle en tonos azules y morados.
Cambiamos el rumbo hacia Serrano, donde el Corte Inglés con una gran estrella y sus luces de "lluvia amarilla", creadas por Pedro del Hierro, nos hipnotizaron. En la calle Goya, los cálidos tonos de las luces transmitían alegría y cercanía.
Llegamos a Colón, donde el mercadillo, la pista de hielo, y un tiovivo clásico se convertían en un punto obligado de visita. La plaza brillaba gracias al ángel luminoso, una figura monumental que parecía custodiar el espíritu festivo.
Desde allí, nos dirigimos a la Puerta de Alcalá, cuyo halo iluminado es uno de los clásicos madrileños. La calle Alcalá, con sus luces blancas, nos acompañó hasta una Cibeles iluminada, donde el edificio de Correos resplandecía como un castillo mágico.
En el Paseo de Recoletos, una menina gigante de luces, diseñada por Sardá, nos recordó que Madrid es una ciudad que no teme reinventarse.
La Plaza de Sol, con su árbol dorado, era un espectáculo en sí misma. El gran abeto luminoso que cada año se instala en la Puerta del Sol estrena nuevo diseño este año con casi 37 metros de altura (12 pisos) y está coronado por una estrella. Cuenta con 245 000 puntos de luz, tipo led de alta eficiencia energética, y con más de 3360 bolas rojas de 30, 20 y 15 centímetros. Desde allí, nos dejamos guiar por las luces rojas de la calle Mayor hasta la Plaza Mayor, decorada con motivos de juguetes y hogar del tradicional mercadillo navideño.
Tras una parada en el Mercado de San Miguel para unos merecidos aperitivos, retomamos la marcha por la calle Mayor y la calle de las Fuentes, iluminadas con motivos de regalos.
La calle Arenal y Ópera nos ofrecieron otro mercadillo (en donde compramos unas castañas asadas) y un árbol gigante diseñado por Ulises Mérida. Nos dejamos llevar por el aroma del chocolate caliente de la tradicional Chocolatería San Ginés, aunque su popularidad nos recordó que la paciencia es una virtud.
De vuelta en Preciados, el Corte Inglés nos sorprendió con un diseño de Reyes Magos, mientras que Cortilandia mantenía su magia intacta para los más pequeños.
La Plaza de España nos recibió con otro árbol gigante, una esfera luminosa, y un mercadillo. En total, las calles de la capital se engalanan con 7100 cadenetas, 121 cerezos y una decena de grandes abetos luminosos, además de otros motivos navideños, como la espectacular bola de luz de 12 metros de diámetro (Plaza de España, junto a la entrada de los Jardines de Sabatini).
Cerramos la noche en la Gran Vía y Fuencarral, donde las luces de flores blancas diseñadas por Juana Martín pusieron el broche final.