Ruta 100 - Madrid. Huerta de la Partida, Senda Botánica de la Casa de Campo y Mirador del Teleférico desde Príncipe Pío

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Ruta realizada el 2 de marzo de 2025

Distancia: 14,3 km

Desnivel positivo: 120 m

Desnivel negativo: 120 m

Altitud máxima: 663 m

Altitud mínima: 578 m

Tiempo en movimiento: 3 horas 18 minutos

Tiempo: 3 horas 29 minutos


El propósito de esta ruta es aprovechar una mañana lluviosa invernal para explorar la Casa de Campo en un recorrido circular que combina historia, naturaleza y vistas panorámicas. A través de senderos bien señalizados, permite descubrir espacios emblemáticos como la Huerta de la Partida, la Senda Botánica y el Mirador del Teleférico. Además de ofrecer una experiencia de desconexión del bullicio urbano, destaca por su valor educativo, al incluir paneles informativos sobre la flora local y construcciones históricas.





adjunto el vínculo al track en Wikiloc:


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/madrid-huerta-de-la-partida-senda-botanica-de-la-casa-de-campo-y-mirador-del-teleferico-desde-princ-203510628


La mañana del 2 de marzo de 2025 amaneció fresca y lluviosa en Madrid, pero eso no fue impedimento para que emprendiera una nueva ruta en solitario. Bien equipado para la ocasión, partí desde la estación de Príncipe Pío, junto a la imponente Puerta de San Vicente, dispuesto a recorrer un trazado circular que me llevaría por la Huerta de la Partida, la Senda Botánica, El Puente de la Culebra y el Mirador del Teleférico.


Puerta de San Vicente


Nada más cruzar el Puente del Rey, me adentré en la Casa de Campo, dejando atrás el bullicio de Madrid Río. La ciudad aún despertaba bajo la lluvia persistente, lo que confería al entorno una atmósfera melancólica y apacible. 


Puente del Rey


Acceso a la Casa de Campo y Fuente de los Vargas


A la altura de la Fuente de los Vargas, giré a la izquierda y tomé dirección a la Huerta de la Partida. La Huerta de la Partida es un vestigio del pasado agrícola de la Casa de Campo, recuperado como espacio verde y mirador privilegiado. Antaño abastecía de frutas y hortalizas al Palacio Real, y hoy ofrece un rincón tranquilo desde el que contemplar Madrid, con el Palacio y la Almudena como telón de fondo. La lluvia acentuaba los colores de la piedra y los reflejos en el pavimento, dándole un aire solemne al paisaje.


Huerta de la Partida


Mirador de la Huerta de la Partida


Desde allí, continué hasta la Fuente del Canal de la Partida. Atravesé los arcos del Acueducto, que es una histórica construcción hidráulica de la Casa de Campo utilizada para canalizar el agua desde los manantiales cercanos, y seguí por el sendero que me condujo hasta el Lago de la Casa de Campo. 


Acueducto de la Partida

Lago de la Casa de Campo


A pesar del tiempo, algunos corredores y ciclistas desafiaban la lluvia, compartiendo la tranquilidad del entorno. Pasé junto a la Fuente del Triángulo (asimilada entre las mesas de una de las cafeterías de la zona) y continué hasta la Fuente de los Neveros, donde inicié la Senda Botánica.


Fuente del Triangulo


La Senda Botánica es un recorrido educativo que atraviesa distintos ecosistemas de la Casa de Campo. A lo largo de la ruta, varios paneles informativos desglosan las especies vegetales de la Comunidad de Madrid, las características de las olmedas y otras formaciones arbóreas. 


Panel con mapa de la Senda



Senda Botánica


A medida que avanzaba, los pinares se volvían más densos, y el sonido del agua goteando sobre las hojas y el suelo mullido por la humedad generaba una sensación de aislamiento que me recordaba lo fácil que es desconectar de la ciudad sin salir de ella. Llegué a la Fuente de las Siete Hermanas, rodeada por el pinar homónimo. 


Fuente de las Siete Hermanas


Pinar de las Siete Hermanas

El aire estaba impregnado del aroma de la tierra mojada y de la resina de los árboles. Unos metros más adelante, pasé junto a un panel informativo sobre los encinares, seguido por la Encina del Fraile y el fresnedal del Batán. La vegetación aquí era más variada, y los cambios en la densidad del arbolado ofrecían contrastes interesantes en el paisaje.


Los encinares

Encina del Fraile


Fresnedal del Batán


Alcancé la Fuente de los Tres Caños, que, aunque se pensaba que su agua tenía propiedades medicinales, la realidad es que está bloqueada desde hace unos años en la medida que el manantial no cumple con los criterios de potabilidad establecidos, pero cuya estructura sigue en pie como testimonio de otros tiempos. Pocos minutos después, llegué a la Encina del Puente de Hierro y al Roble del mismo nombre. Allí, una familia de patos se había apostado en mitad del sendero, impidiéndome el paso momentáneamente. Me quedé observándolos hasta que decidieron apartarse con parsimonia, como si fueran los verdaderos dueños del camino.




Fuente de los tres Caños

Encina del Puente de Hierro

Pato en el camino


Roble del Puente de Hierro


Más adelante, bordeé el Parque Zoológico y crucé el Puente del Álamo Negro. Cerca de allí, un arce negundo resaltaba entre los árboles circundantes. Seguí avanzando por la senda y, un poco más adelante, encontré el Árbol del Ahorcado, un fresno solitario cuya silueta resultaba imponente contra el cielo encapotado.


Acceso de visitantes al Zoológico


Puente del Álamo Negro


Senda junto al Arce Negundo

El Puente de la Culebra marcó el final de la Senda Botánica. El Puente de la Culebra, diseñado en el siglo XVIII por el arquitecto Francesco Sabatini, es una de las construcciones más singulares de la Casa de Campo. Su característico trazado ondulante, con curvas que imitan el movimiento de una serpiente, lo distingue de otros puentes. Construido en ladrillo y granito, cruza el Arroyo Meaques, integrándose armoniosamente en el paisaje. Es un testimonio del ingenio arquitectónico de la época y un símbolo del parque. 


Puente de la Culebra


Desde allí, tomé un sendero que pasaba por la Fuente del Zarzón de Cádiz y me adentré aún más en la Casa de Campo. Acompañé el curso del Arroyo de Prado del Rey, disfrutando de un tramo especialmente bonito entre pinares. 


Fuente del Zarzón de Cádiz


Pinares junto al Arroyo Prado del Rey


Crucé el puente sobre el arroyo y pasé junto a la parte trasera del Zoo, donde algunos animales eran visibles desde el sendero.


Puente sobre el Arroyo Prado del Rey


Tigre en el Zoo


Me adentré de nuevo en la Casa de Campo hasta llegar al Cedro de la Fuente de los Caños. 


Cedro de la Fuente de los Caños


La pista forestal se volvía más empinada a medida que me acercaba al Teleférico, cuyo edificio se erguía solitario en la cima de la loma. En la web indicaban que estaba en reforma, lo que explicaba su inactividad. Desde allí, el Mirador del Teleférico ofrecía una panorámica espectacular de la ciudad, con las torres de Madrid al fondo y la silueta de la Casa de Campo extendiéndose a mis pies.


Teleférico de Madrid


Mirador del Teleférico

Unos metros más adelante, llegué al Mirador de los Tres Pinos, uno de mis puntos favoritos de la ruta. La vista sobre el Madrid de los Austrias, con sus tejados rojizos y monumentos históricos, era inmejorable. La lluvia había amainado un poco, permitiéndome disfrutar del paisaje sin las molestas gotas empañando la visión.


Mirador de los Tres Pinos


Desde allí, descendí hacia el Lago de la Casa de Campo, cruzando por la zona del Cerro de la Torrecilla. Pasé junto al Plátano Gordo, un árbol singular que se alzaba majestuoso a un lado del camino. Desde este punto, me dirigí de regreso a Príncipe Pío, por el acceso del Puente del Rey, cerrando el circuito donde lo había iniciado.



Cerro de la Torrecilla


Plátano Gordo


Lago de la Casa de Campo

Esta ruta es un claro ejemplo de cómo Madrid es capaz de ofrecer naturaleza y tranquilidad sin necesidad de alejarse demasiado del centro. La Senda Botánica es un espacio clave para la educación ambiental y la conservación de especies vegetales propias de Madrid y de la meseta castellana en general. Este tipo de recorridos permiten a los visitantes comprender la importancia de estos ecosistemas y la necesidad de protegerlos.


Adjunto el mapa de esta ruta:




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