Ruta realizada el 8 de marzo de 2025
1 persona a pie
Distancia: 13,5 km
Desnivel positivo: 134 m
Desnivel negativo: 134 m
Altitud máxima: 674 m
Altitud mínima: 625 m
Tiempo en movimiento: 3 horas 11 minutos
Tiempo: 3 horas 25 minutos
Esta ruta tenía un objetivo claro: alcanzar la cima del Cerro de Garabitas en completa soledad, bajo la lluvia persistente, y sentir la esencia más auténtica de la Casa de Campo. La jornada no buscaba vistas despejadas ni caminos cómodos, sino la experiencia pura del campo en un día lluvioso.
Adjunto el vínculo de Wikiloc
Desde el mismo instante en que salí del metro de Casa de Campo, supe que esta no sería una ruta cualquiera. El cielo plomizo y la llovizna persistente marcaban el inicio de la jornada, aunque ya venía preparado para ello. Las previsiones anunciaban lluvia y viento durante todo el recorrido, pero lejos de ser un obstáculo, aquello añadía un componente de desafío y soledad que siempre busco en mis rutas.
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Metro Casa de Campo |
El sendero inicial me llevó hacia el Zoo, un tramo sencillo que permite ganar algo de perspectiva sobre el terreno antes de adentrarse en el bosque. Apenas transcurridos los primeros metros, alcancé la Ermita de San Pedro, una construcción histórica que, aunque vallada, sigue transmitiendo el carácter de otra época. La Ermita de San Pedro de Meaques, construida en 1954, es una edificación de estilo neo-herreriano, situada entre la alambrada del zoológico y la carretera que desciende desde la antigua Puerta de la Venta, su entorno se transformó notablemente con la construcción del Parque Zoológico en la década de 1970, perdiendo su carácter aislado original.
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Sendero |
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Ermita San Pedro |
La lluvia intensificaba la sensación de aislamiento en este punto, y tras una breve contemplación, continué mi camino hacia el Puente del Álamo Negro, dejando atrás la zona del Zoo y comenzando una suave ascensión por la loma.
Una vez en la parte alta, pasé junto a las torres de tendido eléctrico y tomé un sendero que se adentraba en un bosque denso de pinares y encinares. Aquí fue donde realmente sentí el propósito de la ruta: alejarme de las zonas transitadas y perderme en los senderos naturales del parque. El sonido de la lluvia golpeando las hojas acompañaba cada paso mientras sorteaba pequeños charcos y barro.
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Loma con torres de tendido eléctrico |
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Bosque de Encinares y Pinares |
El sendero giró a la derecha y me llevó hasta el arroyo de Prado del Rey, que vadeé con cuidado. Tras cruzarlo, recorrí un pequeño tramo campo a través hasta conectar con un sendero más marcado a la altura del Camino de Valle Puentes.
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Vadeo del Arroyo Prado del Rey |
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Campo a través hasta el sendero |
Fue en este momento cuando la lluvia comenzó a arreciar con fuerza, convirtiendo el recorrido en una prueba de resistencia y determinación. Me crucé con la vía asfaltada que conduce a la Puerta de Rodajos, la crucé y seguí recto por el sendero, inmerso ya en el corazón del parque.
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Cruzo la pista y sigo recto |
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Sendero |
A medida que avanzaba, me encontré con una serie de abrevaderos para la ganadería que aún pasta en la Casa de Campo. Son testigos del pasado agrícola y ganadero de esta gran extensión natural. Giré a la izquierda y tomé otro sendero, siempre tratando de evitar las grandes vías del parque en favor de los caminos menos transitados. Pronto llegué a una zona de biodiversidad que, en teoría, debía funcionar como una laguna. Sin embargo, a pesar de la fuerte lluvia, apenas tenía agua acumulada. Lo que sí encontré fue un grupo de ovejas pastando tranquilamente bajo la tormenta.
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Fuente abrevadero |
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Charca de Biodiversidad |
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Ovejas pastando |
A los 4.3 km, alcancé el Monumento al Sagrado Corazón, aunque el acceso estaba cerrado. Aproveché para sacar una foto del skyline madrileño, aunque la visibilidad era escasa debido a la lluvia. Aun así, la imagen de la ciudad envuelta en la bruma tenía un aire especial. Continué cruzando el Camino del Teleférico y llegué a otra Fuente con un abrevadero para el ganado, donde hice una breve parada. La lluvia seguía cayendo sin piedad.
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Monumento al Sagrado Corazón |
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La lluvia hacia que los senderos fuera ríos |
Cerca de Cuatro Caminos, la tormenta se intensificó. A los 6.1 km de ruta, llegué a la Fuente de Cuatro Caminos y, poco después, alcancé el Cerro de Garabitas. La torre de vigilancia en la cima apenas se distinguía entre la cortina de agua. Desde el mirador del Cerro de Garabitas, las vistas estaban totalmente limitadas por la tormenta, pero aún así, la sensación de estar en uno de los puntos más altos del parque era inigualable.
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Fuente de Cuatro Caminos |
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Torre de Vigilancia |
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Vistas de Madrid desde el Cerro de Garabitas |
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Vistas de Madrid desde el Cerro de Garabitas |
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Vistas de Madrid desde el Cerro de Garabitas |
El siguiente hito, el Cerro Morán, me esperaba a los 7.6 km. Aquí encontré las ruinas de la antigua pista militar de la Guerra Civil y el Estanque del Repartidor, que reflejaba la imagen distorsionada del cielo encapotado. El Estanque del Repartidor es una de las históricas masas de agua de la Casa de Campo de Madrid, situada en el Cerro Morán. Este estanque formaba parte de un sistema hidráulico que abastecía de agua al Real Sitio de la Casa de Campo y al Palacio Real. Aunque en la actualidad ha perdido su función original, el estanque y sus alrededores ofrecen vistas panorámicas de la ciudad, incluyendo el área de Moncloa y el edificio del Ministerio del Aire y del Espacio, aunque la visibilidad seguía siendo reducida.
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Estanque del Repartidor |
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Vistas de Moncloa |
A los 8.2 km de ruta, llegué a la Fuente de la Cacera, un lugar perfecto para una breve parada antes de emprender el regreso. Tomé el sendero dirección sur y, poco después, crucé el Puente Colorado. A la altura del Arroyo de Valdeza, llegué a una zona de protección integral vallada. No se puede acceder a ella, así que bordeé la valla mientras observaba la fauna local: conejos saltando entre la maleza y aves que se refugiaban en las ramas de los árboles.
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Fuente de la Cacera |
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Puente Colorado |
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Sigue lloviendo |
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Zona vallada a la izquierda |
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Conejos |
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Conejos |
El camino me llevó nuevamente al Camino del Teleférico, que crucé con decisión. Ascendí una pequeña loma y contemplé la panorámica desde lo alto. A los 11.0 km, llegué a la Encina de la Manzana, un árbol singular de la Comunidad de Madrid que resiste impasible el paso del tiempo y las inclemencias del clima. Más adelante, en el km 11.9, pasé junto al Cedro de la Fuente de los Caños, otro testimonio natural de la resiliencia del bosque madrileño.
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Encina de la Manzana |
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Cedro de la Fuente de los Caños |
El recorrido me llevó hasta la Encina del Puente de Hierro en el km 12.3, un punto que marcaba ya el tramo final de la ruta. Desde aquí, tomé un sendero que me condujo directamente hacia el punto de inicio, no sin antes hacer una última parada junto al Monumento a la Virgen en el km 12.9. A pesar de la lluvia y el esfuerzo, la sensación de haber recorrido un itinerario tan especial compensaba con creces cualquier incomodidad.
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Encina Puerta de Hierro |
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Sendero hacia Metro Casa de Campo |
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Monumento a la Virgen |
La Casa de Campo es un pulmón para Madrid, un refugio natural que, pese a su cercanía con la ciudad, permite desconectar del bullicio y sumergirse en la tranquilidad del bosque. Esta ruta es un claro ejemplo de cómo todavía es posible explorar rincones poco transitados dentro de este parque histórico, descubriendo su riqueza natural y su importancia ecológica para la ciudad. Con cada sendero recorrido, se revela un pedazo de la historia y el paisaje de Madrid.
Adjunto mapas de 3D de Wikiloc y Google Earh de la Ruta: