Ruta realizada el 16 de marzo de 2025
1 persona a pie
Distancia: 12,75 km
Desnivel positivo: 451 m
Desnivel negativo: 451 m
Altitud máxima: 1.682 m
Altitud mínima: 1.375 m
Tiempo: 4 horas 27 minutos
El propósito de esta ruta es pasear por zonas conocidas del Valle de la Fuenfría en condiciones invernales, disfrutando de la nieve y el paisaje. A través de caminos más o menos transitados y miradores estratégicos, se busca una experiencia de aislamiento y conexión con la naturaleza, resaltando la importancia de la conservación del entorno. Además, la ruta permite descubrir fuentes, refugios y puntos históricos clave en la zona.
Adjunto vínculo de Wikiloc:
Aparco junto al inicio del Camino de las Encinillas (Cercedilla - Camorritos), en un pequeño claro donde la nieve cubre el suelo de manera uniforme. No hay coches cerca, solo el silencio roto por el crujido de la nieve bajo mis botas. Ha estado nevando sin cesar. Me abrigo bien, ajusto la mochila y cruzo la portilla que da paso a la Vereda de las Encinillas. No sigo el GR10, sino que tomo una senda menos transitada a la izquierda, apenas visible bajo la nieve reciente.
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Vereda de las Encinillas |
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Tomo senda a la izquierda |
El avance es suave y placentero, el manto blanco amortigua cada paso. Llego al Arroyo de la Teja. No hay complicaciones para cruzarlo, pues la corriente es baja y algunas piedras sobresalen del agua, permitiéndome saltar de una a otra con facilidad. Al otro lado, la senda se estrecha y sube progresivamente hasta alcanzar el Raso de Pedro Morales.
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Arroyo de la Teja |
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Raso de Pedro Morales |
Desde aquí, varias sendas se abren paso entre los pinos. Tomo la que lleva a los miradores, siguiendo las marcas de círculos amarillos en los árboles. La nieve las cubre en algunos tramos, y en ciertos puntos el sendero es difícil de seguir. Sin huellas previas, me apoyo en el GPS para asegurar la ruta. La sensación de aislamiento es total. No hay rastro de otros caminantes y el bosque entero parece suspendido en una calma invernal.
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Senda entre los pinos |
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Puntos amarillos |
Al alcanzar un camino amplio en la ladera de las Berceas, todo es más fácil. Este sendero, que comunica la Carretera de la República con las Dehesas, está mejor señalizado con puntos rojos y algunas huellas que facilitan la orientación. La marcha se vuelve más cómoda, permitiéndome disfrutar del paisaje nevado que se extiende a mi alrededor.
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Senda de puntos rojos |
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Ladera nevada |
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Continúa nevando |
Pronto llego a la Fuente del Pocito, situada a 3.7 kilómetros del inicio. Está completamente cubierta de nieve, pero sigue soltando mucha agua, formando pequeños cristales de hielo en su contorno. Aprovecho para beber y descansar unos minutos antes de continuar hasta la Carretera de la República.
Aquí, el ambiente cambia. Aparecen algunos esquiadores de fondo y senderistas que avanzan, disfrutando de la nieve recién caída. La vista del valle es sobrecogedora, con los picos cubiertos de una gruesa capa blanca. Alcanzo el Descanso de González Bernáldez, a 5.6 kilómetros. La nevada lo ha transformado por completo, ocultando las rocas y suavizando sus contornos.
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Carretera de la República |
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Descanso de González Bernáldez |
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El día se abre |
En este punto, dejo la Carretera de la República y tomo un sendero más estrecho que me lleva al Arroyo de la Navazuela. La nieve cubre el suelo, pero el murmullo del agua guía mis pasos. Al poco tiempo, aparece la cascada previa a la Ducha de los Alemanes, con un caudal generoso debido al deshielo reciente. La imagen es hipnótica: el agua cae con fuerza mientras el sol comienza a filtrarse entre las nubes, arrancando destellos a la nieve acumulada en las ramas. Más adelante, está la propia Ducha de los Alemanes, que en esta ocasión suelta el agua con mucha fuerza. Nada que ver con otras visitas previas. Aprovecho el lugar para aprovisionarme, y sacar unas fotos a una pareja de senderistas que estaban compartiendo ruta.
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Desvío a la Ducha de los Alemanes |
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Cascada en el arroyo Navazuela |
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Ducha de los Alemanes |
Decido no avanzar más rumbo a al alto de la Fuenfría, y volver hacia Camorritos. Sigo la Senda Victory, marcada con puntos morados, en dirección al refugio de Aurrulaque. Está bien señalizada y además hay huellas recientes que facilitan la marcha. Al llegar a la altura del Mirador de Matagitanos, a 7.5 kilómetros, el cielo se abre considerablemente, mostrando un intenso azul invernal. Desde aquí, las vistas del Valle de la Fuenfría son impresionantes, con la nieve cubriéndolo todo como una sábana inmaculada.
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Senda Victory |
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Vistas del valle |
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Vistas del valle |
Continúo la marcha entre los pinos, cuyos copos comienzan a desprenderse con el calor del sol. El aire está impregnado de un aroma fresco y húmedo, característico de la nieve recién caída. Pronto aparecen témpanos de hielo colgando de las ramas, formando figuras caprichosas que brillan con la luz.
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Témpanos |
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Senda Victory |
A los 9 kilómetros, llego al refugio de Navarrulaque y a la fuente de Luis Díaz, donde hago otra pausa para comer algo y reponer energías. Desde aquí, regreso a la Carretera de la República, siguiendo las cómodas huellas abiertas por los esquiadores hasta el desvío que lleva al Mirador de Vicente Aleixandre.
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Refugio de Aurrulaque |
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Fuente de Luis Díaz |
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Carretera de la República |
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Desvío a los miradores de los poetas |
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Mirador de Vicente Aleixandre |
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Mirador de Vicente Aleixandre |
Desde este punto, a 10.1 kilómetros de la salida, la vista es espectacular. Las cumbres aún están cubiertas por nubes, pero Cercedilla y el valle aparecen con claridad. La sensación de inmensidad es sobrecogedora. Después de un breve descanso, retomo la marcha y vuelvo a la Carretera de la República en dirección a la pradera de Navarrulaque.
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Vistas de la sierra de Guadarrama |
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Carretera de la República |
Poco después, alcanzo el Reloj de Cela, a 10.7 kilómetros. Está tapizado por la nieve, lo que le da un aspecto de invisibilidad. Camino unos minutos más hasta la pradera de Navarrulaque, en donde están entre otros hitos, el mojón de la Puerta de la Fuenfría, el monumento a los Montañeros y el Monumento a Enrique Herreros, situado a 11.1 kilómetros. El sol comienza a descender, proyectando largas sombras sobre el paisaje blanco.
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Reloj de Cela oculto bajo la nieve |
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Pradera de Navarrulaque |
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Pradera de Navarrulaque |
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Pradera de Navarrulaque |
Desde aquí, tomo la Vereda de las Encinillas en dirección a Camorritos. Esta senda se solapa con el GR10 y está marcada con señales blancas y rojas. La cantidad de pisadas facilita el avance, y la sensación de soledad disminuye al encontrar a algunos excursionistas que ya regresan. Antes de llegar al final, me detengo en un mirador natural con vistas a Cercedilla. Junto a un improvisado muñeco de nieve, observo cómo el sol tiñe el cielo de tonos anaranjados antes de ocultarse tras las montañas.
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Direcciones |
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Vereda de las Encinillas |
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GR-10 |
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Muñeco |
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Vistas |
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Vereda de las encinillas |
Esta senda es un testimonio del valor natural de la Sierra de Guadarrama. A lo largo del recorrido, permite conectar con la esencia de estos paisajes y comprender la importancia de su conservación. El valle de la Fuenfría, con su historia y biodiversidad, sigue siendo un refugio para los amantes de la montaña y un recordatorio de la belleza inalterada de la naturaleza.
Adjunto el mapa de la ruta: