Ruta realizada el 5 de abril de 2025
Una persona en bicicleta de montaña
Distancia: 33,51 km
Desnivel positivo: 278 m
Desnivel negativo: 278 m
Altitud máxima: 750 m
Altitud mínima: 610 m
Tiempo en movimiento: 3 horas 13 minutos
Tiempo: 3 horas 59 minutos
El propósito de esta ruta circular en bicicleta desde Tres Cantos es recorrer la senda de las Tapias del Monte de Viñuelas, bordeando este espacio natural protegido y disfrutando de su biodiversidad, paisajes y patrimonio. A través de caminos de tierra, miradores, arroyos y tramos del Arco Verde, la ruta ofrece una conexión directa con la naturaleza a las puertas de Madrid, promoviendo un uso respetuoso y consciente del entorno periurbano.
Adjunto el vínculo a Wikiloc:
No dejaba de ser una mañana cubierta de principios de abril, cuando me embarqué en una ruta circular en bicicleta desde Tres Cantos, con la intención de bordear el Monte de Viñuelas. A pesar de que el cielo gris amenazaba con quedarse, la temperatura era agradable, en torno a los 16 grados, y con el paso de las horas, el sol hizo su aparición. Inicié el recorrido desde la calle del Tarragal, en Tres Cantos, junto al carril bici que discurre paralelo a la carretera. Lo tomé hacia la izquierda y pronto abandoné el asfalto para adentrarme en un camino de tierra (Senda de las Tapias del Monte de Viñuelas). Al llegar al muro que delimita el Monte de Viñuelas, me incorporé a la senda de las Tapias de Viñuelas, que discurre en esta sección paralela a la carretera del Soto de Viñuelas.
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Carril bici |
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Senda de la Tapia de Viñuelas |
Mientras pedaleaba, dejé atrás a mi izquierda el Parque del Este de Tres Cantos. La tapia, siempre presente, guiaba mis pasos. Pronto pasé junto a unas casetas del Canal de Isabel II, momento en el que el camino se separa brevemente del muro, para retomar su curso poco después. No muy lejos de allí, se encuentra el acceso que conduce al Castillo de Viñuelas, una propiedad que no es accesible al público general.
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Acceso al Castillo de Viñuelas |
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Acceso al Castillo de Viñuelas |
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Sendero junto a la tapia |
Tras unos kilómetros, alcancé el puente sobre el Arroyo de la Moraleja, en el kilómetro 3,8. Este arroyo, como todos en esta época del año tras las lluvias recientes, bajaba con bastante agua, animando el paisaje. En ese punto el camino se ramifica en varias direcciones, muchas de ellas dando acceso a instalaciones del Canal. Sin embargo, yo seguía fiel a la senda junto a la tapia, que no deja lugar a dudas.
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Puente sobre el Arroyo de la Moraleja |
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Puente sobre el Arroyo de la Moraleja |
En la zona de los Caños de la Parrilla me detuve en un mirador natural desde el que se puede contemplar, tras la tapia, una zona donde varios ciervos pastaban tranquilamente. Fue un momento de pausa serena, de esos que justifican levantarse temprano y salir a rodar solo. Poco después, llegué al Puente de la Parrilla, en el kilómetro 7,9, que cruza el Arroyo de las Cañas de la Parrilla, también con un caudal abundante. Desde allí, tomé un desvío a la derecha, siempre junto a la tapia.
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Caños de la Parrilla |
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Caños de la Parrilla |
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Puente de la Parrilla |
Esta parte de la ruta fue una de las más exigentes. El terreno, a pesar de no ser técnicamente complicado, se encontraba bastante embarrado debido a las lluvias de los últimos días. Algunos tramos parecían sacados de una etapa de la París-Roubaix, con charcos, barro pegajoso y toboganes que obligaban a extremar la atención. Tras atravesar una portilla, sentí como si hubiera salido de una carrera en día de lluvia, cubierto de barro hasta el casco.
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Senda junto a la tapia |
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Senda junto a la tapia |
El camino continuó así hasta que llegué a la urbanización de Ciudalcampo, donde se corta la senda y es necesario cruzar por las calles aledañas. Atravesé la urbanización por su interior, siguiendo el Paseo del Embajador hasta el final, donde retomé una senda de tierra que me llevó de nuevo junto a la tapia. En ese punto se encuentra el Cerro del Toro, en el kilómetro 14,3, desde el que se disfruta de una panorámica abierta sobre Madrid y sus alrededores. Una imagen que compensa el esfuerzo acumulado.
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Urbanización Ciudalcampo |
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Urbanización Ciudalcampo |
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Cerro del Toro |
Desde allí, la senda de la Tapia del Monte de Viñuelas sigue hacia la zona de Aldea del Fresno. Este tramo está pavimentado y permite el acceso de vehículos, por lo que conviene extremar la precaución. Atraviesa Aldea del Fresno junto a la tapia en todo momento, hasta enlazar con una pista que discurre junto al Arroyo de Viñuelas. En el kilómetro 18,6 crucé el puente sobre este arroyo. En esta parte de la ruta comencé a cruzarme con otros ciclistas y senderistas, que aprovechaban como yo la tregua meteorológica del fin de semana.
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Aldea del Fresno |
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Aldea del Fresno |
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Senda junto al Arroyo de Viñuelas |
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Puente del Arroyo de Viñuelas |
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Puente del Arroyo de Viñuelas |
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Puente del Arroyo de Viñuelas |
Enlacé con el Arco Verde de Madrid, una red de itinerarios que conecta espacios naturales por la Comunidad de Madrid y que en este tramo va por el lado sur del Monte de Viñuelas. Es un recorrido muy bien señalizado, ideal para quienes quieren explorar los alrededores sin complicaciones. La ruta se acerca a la Dehesa Boyal, una extensa zona verde que linda con San Sebastián de los Reyes. El paisaje se mostraba en todo su esplendor primaveral, con campos verdes, flores silvestres y el rumor constante del agua en los arroyos.
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Senda junto a la tapia |
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Vistas desde el camino |
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Vistas desde el camino |
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Dehesa Boyal |
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Vistas de la Sierra |
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Arco Verde |
Pasé junto a una zona de polinización, donde diversas flores cubren el suelo y atraen a multitud de insectos. Para atravesar el siguiente tramo tuve que cruzar un pequeño muro con un acceso fácil, y de nuevo sigo por la senda junto a la tapia. Me detuve a avituallarme en un banco solitario junto a un panel informativo con contenido de carácter conservacionista, de esos que uno agradece encontrar en medio del campo.
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Zona de polinización |
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Acceso a Senda de la Tapia |
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Banco solitario |
Retomé el camino por el Arco Verde, cruzando un pequeño puente sobre el Arroyo de Valdelamasa. Es habitual en esta red encontrar paneles con información de flora, fauna y usos tradicionales del terreno, lo que enriquece el paseo. Pronto llegué a la Casilla de Valdelamasa, una instalación del Canal de Isabel II junto a la cual hay otro punto informativo.
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puente sobre el Arroyo de Valdelamasa |
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puente sobre el Arroyo de Valdelamasa |
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Arco Verde |
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Casa de Valdelamasa |
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Arco Verde |
Desde allí, el Arco Verde se aproxima al Cementerio de La Paz, donde la pista se vuelve a pavimentar y pasa a ser compartida con tráfico motorizado. Este tramo es menos agradable por la presencia de coches, pero es corto. Seguí hasta llegar a la pasarela sobre la carretera de Colmenar (M-607), que crucé para incorporarme al carril bici en dirección a Colmenar.
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Cementerio de la Paz |
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Arco Verde |
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Pasarela Carretera de Colmenar |
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Pasarela Carretera de Colmenar |
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Carril Bici |
A menos de un kilómetro, tomé la siguiente pasarela que me devolvió al lado de la tapia. Desde allí, ya en el tramo final, pasé junto a las icónicas letras de "TRES CANTOS", que saludan a los que entran en la localidad. Crucé la carretera y continué por la senda junto a la tapia, que me llevó de regreso al punto donde había comenzado a primera hora de la mañana.
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Letras "TRES CANTOS" |
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Senda junto a la tapia |
La ruta, con sus 33,5 kilómetros de recorrido, es un paseo ideal para una mañana de primavera. No presenta grandes exigencias técnicas, salvo por algún tobogán y el barro acumulado en algunos tramos tras días de lluvia, que puede dificultar algo el avance. El desnivel es moderado, 278 metros positivos, y el tiempo en movimiento rondó las tres horas y cuarto, aunque entre paradas y fotos, la ruta se alargó hasta las casi cuatro horas.
La senda de las Tapias del Monte de Viñuelas es mucho más que un simple itinerario ciclista. Es parte del anillo periurbano verde de Madrid, una frontera entre lo urbano y lo natural que, además de proteger espacios valiosos como el Monte de Viñuelas, permite a los habitantes del norte de la capital y sus alrededores reconectar con la naturaleza. La presencia de animales como ciervos, las praderas floridas y los arroyos vivos son testimonio de la riqueza de este espacio, y también una llamada a su conservación.
Adjunto el mapa de la ruta: