Fecha de realización: 2 de mayo de 2025
1 persona a pie
Distancia: 15,69 km
Desnivel positivo: 314 m
Desnivel negativo: 314 m
Altitud máxima: 791 m
Altitud mínima: 558 m
Tiempo en movimiento: 4 horas 6 minutos
Tiempo_ 5 horas 47 minutos
La finalidad de esta ruta por Pelayos de la Presa, y el Embalse de San Juán, fue adaptar el recorrido a la previsión de lluvias, comenzando por pistas de tierra cómodas y transitables incluso con paraguas, para luego adentrarse, con mejor tiempo, en senderos más técnicos y montañeros. Culmina en los miradores del Cerro de San Esteban, desde donde se obtienen espectaculares vistas del embalse de San Juan, combinando así seguridad, variedad paisajística y una experiencia senderista completa y equilibrada.
Adjunto vínculo de Wikiloc
En la medida que auguraban fuertes lluvias a primera hora de la mañana, localice una ruta en la zona de Pelayos de la Presa y el Embalse de San juán, que combina una fase inicial con tramos por pista de tierra, más tranquila y transitable, en la que se puede ir con paraguas sin mayor problema, y una segunda a base de senderos con un carácter más técnico y montañero, culminando en los miradores del Cerro de San Esteban. La distancia total fue de 15,69 kilómetros, con un desnivel acumulado positivo y negativo de 314 metros. El punto más alto alcanzado fue el Cerro de San Esteban, a 791 metros de altitud, y el más bajo se encuentra en los alrededores de Pelayos de la Presa.
La jornada comenzó a primera hora de la mañana. El punto de inicio fue el aparcamiento situado en la calle de la Iglesia, junto a la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, en Pelayos de la Presa. Esta iglesia data de los siglos XVI-XVII, y sólo se mantiene la espadaña y parte de la sacristía. La iglesia parroquial sufrió las consecuencias de la Guerra Civil y, tras ser incendiada, quedó reducida a escombros. De la remodelación de mediados del siglo XX destaca el atrio de arcos rebajados, coronado por un sencillo frontón, así como los contrafuertes exteriores que sostienen el empuje de la cubierta. Destacaría también un Cruceiro junto a la puerta.
Desde allí me dirigí hacia la cercana Plaza de España, para continuar por la Avenida de la Estación.
Poco después, crucé una rotonda en la que se encuentra el conocido monumento de 'El Burro' y al "Tío Honorio", accediendo a la Avenida del Mirador.
Tras avanzar unos metros, giré a la derecha por una vía pecuaria señalizada como el Camino de la Vía Verde, que se superpone con el GR10, con las habituales marcas de sendero de gran recorrido (blancas y rojas).
A medida que se avanza por esta ladera, llamada 'La Rinconada', predominan los encinares que se extienden a ambos lados de la pista de tierra. Todo estaba especialmente verde y florido, como corresponde a esta primavera, que ha estado marcada por numerosas lluvias. Las marcas del GR son visibles en distintos puntos del recorrido. Se pasa junto a una zona conocida como 'Las Mañanas', tras lo cual hay que tomar un giro a la derecha en una bifurcación, justo al lado de un establo con caballos.
A medida que el camino se eleva ligeramente, comienzan a aparecer las primeras vistas de San Martín de Valdeiglesias, destacando a lo lejos la silueta del Castillo de la Coracera. Aunque el camino se acerca al núcleo urbano, no llegué a entrar en la zona urbanizada. Antes de alcanzarla, giré a la derecha y tomé el Camino del Rosario. Tras unos metros de asfalto, este se transforma en una pista de tierra, donde tomé otro desvío a la derecha.
A continuación, en una zona de viñas, el camino vuelve a bifurcarse. En este punto, giré a la izquierda, y poco después, en otra bifurcación, tomé la carretera asfaltada del Camino de los Molinos, girando a la derecha. Esta vía proporciona una panorámica del cordal montañoso que rodea el embalse de San Juan. Durante este tramo, se atraviesa un olivar en la zona conocida como Peñas del Pino.
El asfalto continúa hasta las proximidades del Punto Limpio de San Martín de Valdeiglesias. A partir de ahí, se retoma la pista de tierra. Seguí por el Camino de los Molinos, alternando giros a la izquierda y a la derecha en las bifurcaciones. Finalmente, al adentrarme en la zona de La Javariega, tomé un giro a la derecha para seguir por el Camino de San Esteban. A medida que se avanza, el cerro se va haciendo más visible.
El siguiente paso fue girar a la derecha por la carretera de San Ramón, todavía asfaltada, y tras unos metros, giré a la izquierda para acceder a la urbanización La Javariega, que siendo una zona privada, no percibí ninguna restricción a la circulación por la misma, cruzándola en línea recta. En la parte final de esta urbanización, tomé un camino que conduce directamente al Cerro de San Esteban. A partir de ese punto, el carácter de la ruta cambia por completo.
Abandonando, al fín, la compañía de los vehículos a motor, comencé el ascenso por un sendero estrecho y empinado. Esta sección marca el inicio de la segunda parte de la ruta, mucho más montañera y exigente, aunque también más espectacular desde el punto de vista paisajístico. Tomé el sendero que parte hacia la izquierda. Desde aquí, se accede al primer mirador natural del embalse de San Juan. La vista sobre las aguas del embalse y la vegetación que lo rodea justifican por sí solas el esfuerzo realizado.
Volví sobre mis pasos y tomé un nuevo sendero ascendente a la derecha. El terreno aquí está más cubierto de vegetación, que en algunos tramos llega a ocultar parcialmente el camino, algo habitual en esta época del año. Al poco, se alcanza la cima del Cerro de San Esteban, punto más alto de la ruta, donde se encuentra el vértice geodésico. Desde aquí, la panorámica se extiende hacia las sierras cercanas, el embalse, y gran parte del entorno natural.
El sendero continúa y permite acceder a un segundo mirador, esta vez junto a un gran pino. Aproveché este punto para detenerme a comer, disfrutando del silencio y la tranquilidad. El lugar, aunque no señalizado oficialmente, ofrece una de las mejores vistas del embalse. A partir de este punto, el descenso comienza por un tramo con granito plano y húmedo, que obliga a extremar la precaución para evitar resbalones.
En el descenso aparecen dos miradores adicionales. El tercero permite ver un amplio tramo del embalse, mientras que el cuarto es, sin duda, el más espectacular de todos. Para alcanzarlo hay que desviarse por un sendero que asciende ligeramente hasta una pequeña peña, en donde hay una estructura de metal de lo que alguna vez pudo ser un refugio o una caseta de observación. Desde allí, se tiene una visión despejada y completa del embalse, con un encuadre privilegiado sobre las aguas y los pinares que las rodean.
Superado este punto, el sendero desciende y conecta con una pista de tierra. A partir de ahí, el recorrido vuelve a ser más cómodo. En una bifurcación, tomé el giro a la izquierda. Se atraviesa una zona con infraestructuras de mantenimiento relacionadas con el embalse, y poco después se alcanza el punto de información del Valle del Alberche, situado junto al Camping 'El Monasterio de Pelayos'. A partir de aquí, se sigue por el Camino de la Enfermería.
En este último tramo de la ruta, pasé junto a la antigua estación de tren de Pelayos de la Presa, actualmente en desuso. La vía continúa por la calle del Ferrocarril y, tras un último giro a la izquierda, accedí a la calle de la Solana. Desde allí, todo es seguir recto hasta regresar al punto inicial en la calle de la Iglesia.
Al llegar, el día había cambiado notablemente, y la Plaza de España estaba abarrotada de gesnte en las terrazas. Como se había anticipado, hubo lluvias en la parte inicial, pero fueron cesando, permitiendo hacer la parte del Cerro de San Estebán con sol y claridad, lo que permitió disfrutar de las vistas. Fue una jornada primaveral templada.
Esta ruta muestra claramente dos fases bien diferenciadas. La primera, más suave y transitable, permite disfrutar del entorno entre campos, caminos agrícolas y alguna carretera secundaria. La segunda, más técnica, permite adentrarse en un entorno montañoso con vistas excepcionales del embalse de San Juan. La transición entre ambas es progresiva, y el esfuerzo del ascenso se ve recompensado con creces en cada mirador. En conjunto, es una ruta muy completa, especialmente recomendada para quienes busquen un recorrido variado y no excesivamente exigente.
La senda tiene además un valor especial por su contexto dentro del sistema natural de la Comunidad de Madrid. La zona del embalse de San Juan es uno de los grandes espacios de ocio, deporte y naturaleza para muchos habitantes de la región, especialmente en los meses cálidos. Esta ruta ofrece una alternativa más tranquila, a pie, para disfrutar de su entorno desde lo alto y en relativa soledad. El acceso a los miradores del Cerro de San Esteban, aunque poco conocido, aporta una visión distinta del pantano, alejada de las zonas más concurridas, y refuerza el potencial senderista y natural del suroeste madrileño.
Dejo el mapa de la ruta.