Ruta 154 - Nuevos Ministerios (Madrid) a El Cantizal (Las Rozas), por Casa Campo, Monte del Pilar, Guadarrama y Puente Retamar

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Ruta realizada el 20 de junio de 2025

1 persona en bicicleta

Distancia: 41,15 km

Desnivel positivo: 316 m

Desnivel negativo: 328 m

Altitud máxima: 748 m

Altitud mínima: 583 m

Tipo de ruta: Solo ida

Tiempo en movimiento: 3 horas 35 minutos

Tiempo: 4 horas 44 minutos


La finalidad de esta ruta fue explorar, en solitario y en bicicleta, la transición entre ciudad y naturaleza desde el centro de Madrid hasta El Cantizal (Las Rozas), enlazando parques urbanos, senderos fluviales, zonas forestales como el Monte del Pilar y tramos más técnicos junto al Guadarrama. Un recorrido que demuestra cómo es posible conectar espacios naturales y patrimonio histórico mediante infraestructura ciclista, disfrutando del entorno sin salir del área metropolitana.





Adjunto vínculo a Wikiloc


https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/nuevos-ministerios-madrid-a-el-cantizal-las-rozas-por-casa-campo-monte-del-pilar-guadarrama-y-puent-218828831


Comencé avanzando en dirección noroeste, tras un primer tramo urbano siendo necesario ir por los tramos compartidos con los vehículos a motor, hasta llegar al Parque Francos Rodríguez, en el kilómetro 3.4. Desde allí, pronto alcancé el Cerro de los Locos, ya dentro de la Dehesa de la Villa, en el kilómetro 4.4 de ruta. No sibo a la cima, sino que lo circunvalo por la pista de tierra. En la Dehesa tomé el trazado del GR-124,para lo que dejo la pista girando a la izquierda, que me lleva dirección a la Ciudad Universitaria. Dejo la dehesa, y a la altura del Instituto de RTVE tomo un sendero a la derecha que sigue paralelo a el antiguo muro del Pardo. Mas adelante, la senda va entre la M-30 y un muro pasndo junto al Arco de Triunfo de Puerta de Hierro. Tras incorporarme al Anillo Verde Ciclista en dirección a la Casa de Campo, cruzo la M-30 por una pasarela ciclable, y llegué al Puente de San Fernando en el kilómetro 7.7 de la ruta. Desde ahí me deslicé por la Senda Fluvial del Manzanares, pasando cerca del Puente de Madera (km 9.4 de la ruta), uno de los tramos más agradables y cómodos del trayecto.


Parque de Francos Rodríguez y 



Cerro de los Locos 



Dehesa de la Villa 



Senda junto al antiguo muro del Pardo 



Anillo Ciclista 


Puente de San Fernando 



Senda Fluvial del Manzanares 


Poco después accedí a la Casa de Campo, y sigo unos metros hacia la izquierda hasta pasar bajo el puente del ferrocarril, en ese punto, giro a la derecha, y continuo por la senda que va paralela a la vía de tren. Atravieso la Casa de Campo por esta vía, hasta llegar a el Puente Alto, que cruzo y continuo paralelo a la vía pero por la otra lado, hasta llegar al muro de la Casa de Campo que linda con Pozuelo. Esta salida, implica pasar bajo la M-503, en donde pasé a pie por un puente peatonal con escaleras muy estrechas.


Casa de Campo 


Casa de Campo 


Salgo de la Casa de Campo 


Desde allí tomé un sendero paralelo a la calle Doctor Galván, que me llevó al Parque del Arroyo de Pozuelo (km 15.3 de la ruta). Esta franja verde es sorprendentemente amplia y se prolonga casi hasta el corazón de Pozuelo. Crucé el puente sobre el arroyo (que nunca he sido capaz de verlo con agua) y continué por el margen del río hasta un puente ferroviario, que pasé por debajo antes de alcanzar el Parque Prado de Torrejón (km 18.4). Pozuelo dispone de una amplia red de carriles bici, notablemente separados del tráfico rodado. Gracias a ellos llegué con facilidad al Parque de las Cárcavas, y al salir de éste, giré a la izquierda por un carril bici paralelo a la calle Isaac Albéniz. 



Dehesa del Dr Galván 



Parque del Arroyo de Pozuelo 


Parque del Arroyo de Pozuelo 


Parque de las Cárcavas 


Carril bici Isaac Albéniz 


Carril bici Isaac Albéniz 



Crucé una pasarela sobre la M-40 y entré en una zona libre de coches. Ahí tomé el Camino de las Conejeras, una amplia pista de grava muy cómoda para rodar. Al llegar a una encrucijada frente a la carretera, seguí por la pista en dirección a Majadahonda, y poco después accedí al Monte del Pilar, donde opté por cruzarlo por el camino central de tierra. Esta zona, ya en el kilómetro 22, es un respiro natural entre grandes núcleos urbanos. El Monte del Pilar conserva retazos del bosque mediterráneo, con encinas, pinos y matorral, y su ruta perimetral es muy apreciada por ciclistas y caminantes. En el kilómetro 23 de la ruta crucé el Puente del Valgrande, una pequeña estructura que salva un arroyo estacional. A partir de ahí giré a la izquierda y me incorporé a la ruta perimetral del monte, señalizada con flechas rosas. Poco después, en el kilómetro 25 de la ruta, llegué al Mirador de Cotoblanco, un alto natural desde el que se ve Majadahonda, el propio monte y, en días claros, hasta la sierra de Guadarrama.
















Finalizado el Monte del Pilar, me incorporé a un nuevo tramo de carril bici que me llevó hasta el Parque Adolfo Suárez. Tras esta zona, y pasar por una calle, me interno de nuevo (y definitiva en lo que queda de ruta) en caminos de tierra. Avancé por la pista del Canal de Isabel II, por la que, aunque poco frecuente, puede pasar algún coche. Cruzando bajo la M-50 por un túnel, continué por el Camino del Canal, una recta larga y sencilla que se adentra en la zona conocida como La Grajera. Poco después, pasé junto a la EDAR del arroyo El Plantío. Este punto fue el más confuso: no encontré alternativa y acabé saltando una pequeña valla para cruzar una pasarela. Esta es la parte cercana a la depuradora de aguas, es la más desagradecida de la ruta, ya que se palpa cierto abandono y suciedad.




















A partir de ahí, el camino se convirtió en una senda más satisfactoria, quizás algo más técnica pero perfectamente ciclable. Esta parte final de la ruta transcurre junto al río Guadarrama, en su margen derecha, avanzando en paralelo al cauce. Pasé bajo la M-509 y seguí la senda, cada vez más envuelta en vegetación. Hay zarzales en varios tramos, así que conviene llevar pantalón largo o al menos estar prevenido. El sol se pone tras los montes de la zona del cerro del Paredón. Los rayos del sol ya caían oblicuos, la luz más dorada. Me incorpor a la senda de la Comunidad de Madrid que va entre Villanueva del Pardillo y el Puente del Retamar, dirección a este ultimo punto.





En este tramo, el Guadarrama bajaba con bastante agua. Pasé junto al viaducto del canal y continué pegado al río, disfrutando de una de las zonas más bonitas del recorrido.
















 Finalmente, llegué a la altura del Puente del Retamar (km 39 de la ruta), una construcción histórica de finales del siglo XVII o principios del XVIII. Hecho de sillares de granito, consta de siete arcos de medio punto. Es una pieza fundamental del patrimonio viario madrileño, asociada a la época del Marqués de la Ensenada y Carlos III. En torno al puente se extiende el Área Recreativa de Nuestra Señora del Retamar, con bancos, mesas, zonas infantiles y paneles informativos. El entorno invita a la pausa y también al descubrimiento: aquí hubo un antiguo asentamiento medieval, Santa María del Retamar, y restos visigodos. Además, desde aquí parte el Camino Viejo de Las Matas, primer Sendero Azul reconocido de la Comunidad de Madrid.








Tras cruzar el área recreativa, giré a la derecha bajo la carretera del Escorial y retomé una senda en paralelo al cauce del arroyo Lazarejo, ahora seco. Remonté el lecho por una senda de tierra que finaliza en la Calle del Alto Lazarejo. Allí tomé el carril bici de la calle Kálamos, que me llevó hasta el Parque de El Cantizal, donde finalicé la ruta.


Este recorrido, de 41,15 kilómetros con un desnivel positivo de 316 metros y negativo de 328, me llevó algo menos de cinco horas, aunque el tiempo en movimiento fue de 3 horas y 35 minutos. La dificultad técnica es moderada, con una única bajada algo más técnica cerca del Guadarrama. Es una ruta variada, accesible, que cruza parques urbanos, monte mediterráneo, riberas fluviales y elementos históricos. En ella se funden naturaleza, patrimonio y movilidad ciclista en uno de los ejemplos más claros de lo que una gran ciudad como Madrid puede ofrecer a quienes deciden explorarlo sobre dos ruedas. La propia senda, que arranca en el corazón de Madrid y termina a las puertas de Villanueva del Pardillo, demuestra cómo el tejido verde y ciclista de la región permite recorrer largos tramos sin depender del coche, conectando parques urbanos, corredores ecológicos y zonas naturales protegidas. Es también un ejemplo de la importancia de preservar y fomentar estos espacios para el disfrute activo, sostenible y consciente.


Dejo el mapa de la ruta.




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