Ruta 166 - Arco Verde de las Rozas por las Matas, Dehesa de Navalcarbón y Área Natural del Alto Lazarejo

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Ruta realizada el 13 de julio de 2025

1 persona en bicicleta

Distancia: 20,53 km

Desnivel positivo: 166 m

Desnivel negativo: 166 m

Altitud máxima: 758 m

Altitud mínima: 630 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: una hora 46 minutos

Tiempo: 2 horas 20 minutos


Salí del Cantizal, en la zona de Monterrozas, con la intención de recorrer un tramo del Arco Verde combinando áreas naturales de Las Rozas, Las Matas y la Dehesa de Navalcarbón. Opté por salir al amanecer para evitar el sol que se anticipaba y poder disfrutar con calma de una ruta circular bien conectada, en su mayor parte por caminos de tierra, vías pecuarias y carriles bici. 





Adjunto vínculo a Wikiloc:


https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/arco-verde-de-las-rozas-por-las-matas-dehesa-de-navalcarbon-y-area-natural-del-alto-lazarejo-221720348


Desde la Avenida del Lazarejo, tomé una vía pecuaria que se interna directamente en el área natural protegida del Alto Lazarejo. Esta zona, aunque rodeada por desarrollos urbanísticos, conserva un interesante mosaico de encinar, pastizal y vegetación ribereña, y forma parte de los corredores ecológicos que conectan el Parque Regional del curso medio del Guadarrama con otras áreas verdes. Avancé por una pista de tierra en buen estado, cruzando un primer cruce de caminos donde seguí la dirección hacia el arroyo del Lazarejo, seco en esta época del año. Poco después llegué a otro cruce, esta vez con indicaciones hacia el arroyo de Miguel Martín. Continué recto, aunque la señal estaba rota e ilegible. El camino seguía paralelo al cauce seco del arroyo de Miguel Martín, avanzando con una ligera pendiente. En lo alto de una loma, me detuve brevemente en un claro que actúa como mirador natural. Desde ahí se tienen buenas vistas del Cantizal y de toda la cuenca del arroyo. El entorno, aunque aparentemente discreto, ofrece una buena muestra del tipo de paisaje que aún se conserva en las periferias metropolitanas. En el siguiente cruce de caminos mantuve la dirección recta, ya con el objetivo de acercarme a Las Matas. Al poco salí del área protegida del Alto Lazarejo y entré en la trama urbana, incorporándome a la calle Chile. Aquí la ruta cambia de tono, y durante un tramo corto se avanza por zona asfaltada. Me incorporé al carril bici, perfectamente marcado, que me llevó directamente hasta la pasarela sobre la Nacional VI. Crucé sin dificultad y entré en Las Matas.











Atravesé la estación de tren por el paso interior para salvar las vías. Salí por la calle Martín Uriarte, siguiendo recto hasta llegar a la locomotora expuesta junto al Museo del Ferrocarril. El Museo del Ferrocarril de Las Matas, ubicado junto a la estación homónima, es un pequeño espacio expositivo que rinde homenaje a la tradición ferroviaria del barrio, estrechamente ligada a RENFE y a sus antiguos talleres. En el exterior se conserva una emblemática locomotora de vapor y varios elementos históricos del ferrocarril, visibles desde la calle. Aunque su acceso está restringido y no siempre abierto al público, constituye un punto de interés simbólico para los aficionados al tren y la historia industrial. Su presencia recuerda la importancia que Las Matas tuvo como núcleo ferroviario desde mediados del siglo XX. Mi idea era enlazar desde aquí directamente con el Arco Verde, pero el acceso habitual estaba cerrado con una puerta encadenada. Tuve que improvisar, bajando junto a las vías por la calle Almudena, una calle solitaria y poco transitada. Más adelante pasé bajo las vías por un pequeño túnel, siguiendo la calle del Tren Talgo. La zona está plagada de referencias al mundo ferroviario. En todo caso, aunque este tramo no es especialmente atractivo, es muy tranquilo y sencillo, siendo la alternativa directa para conectar con la senda de tierra que llevaba al siguiente objetivo: el Camino de las Ceudas.







Me incorporo al Camino de las Ceudas por un senderito que sale a la izquierda de la calle. Esta vía de tierra ancha y bien compactada forma parte del Arco Verde, una de las grandes apuestas de la Comunidad de Madrid para conectar áreas naturales mediante un itinerario continuo. Encontré uno de los mojones de granito que señalizan este recorrido. Continué hasta llegar al área recreativa de la Cuenca Media del Manzanares, conocida como El Busquillón, donde hay una fuente y zona estancial. Me detuve un momento para beber y recuperar algo de energía.







Desde allí, el camino cruza una zona en obras, donde tuve que girar a la derecha. Es probable que este tramo cambie en el futuro, por lo que conviene prestar atención si se repite la ruta más adelante. Pasé junto a la estación de cercanías del Pinar de las Rozas y, poco después, en lo alto de una loma, encontré un punto con vistas bastante amplias. Desde allí se veían los campos abiertos de Las Rozas, parte del skyline de Madrid y al fondo las cumbres de la Sierra de Guadarrama.






Poco después crucé el primer puente sobre la línea ferroviaria Madrid–Hendaya. La ruta me llevó a la zona estancial del Cerro de la Curia, donde hay un punto de información del Arco Verde. Es un espacio abierto con bancos y sombra, un lugar agradable para detenerse si se desea. Continué en dirección Las Rozas, cruzando otro puente sobre una segunda vía de la misma línea ferroviaria. A continuación, crucé la Nacional VI por un puente colgante. El puente Puerta de Las Rozas, inaugurado el 23 de junio de 2007, cruza la autopista A-6 en el kilómetro 20,175, conectando los barrios de El Montecillo y La Marazuela, en Las Rozas de Madrid. Diseñado por el ingeniero Juan José Arenas de Pablo y ejecutado por Ferrovial Agromán, supuso una inversión cercana a los 10 millones de euros. Concebido como un símbolo de acceso al municipio, destaca por su diseño vanguardista. Este paso elevado destaca por su carril bici de lamas de madera situado en el centro del tablero, flanqueado por pasos peatonales. 













Desde allí accedí directamente a la Dehesa de Navalcarbón, uno de los grandes pulmones verdes del municipio de Las Rozas. Esta zona ofrece una mezcla de bosque de pino, espacios deportivos y equipamientos de uso público. Se encuentra situada entre la A6 y la M-50, muy cerca de la ciudad comercial Európolis y del recinto ferial de Las Rozas.Tiene una superficie de 120 hectáreas.​ En su interior se encuentran diversos fortines de la guerra civil española. Cuenta con un río artificial que sigue el curso del antiguo cauce del canal del Guadarrama, cuya construcción se inició e interrumpió a finales del siglo xviii, y tenía su origen en la Presa del Gasco, próxima al lugar. Pedaleé por sus caminos interiores, pasando junto al hotel de insectos, que se encontraba en temporada baja. Los pinares proporcionaban algo de sombra y frescor. Más adelante, me desvié hacia una de las zonas más singulares de este entorno: los restos de fortificaciones de la Guerra Civil. Los búnkeres de la Dehesa de Navalcarbón, en Las Rozas de Madrid, son restos de fortificaciones construidas durante la Guerra Civil Española (1936-1939). Formaban parte del cinturón defensivo del oeste de Madrid y se integraban en la línea republicana que protegía la capital. Repartidos por la dehesa, estos nidos de ametralladoras y estructuras de hormigón se camuflan entre pinares y senderos. Aunque en distintos estados de conservación, aún es posible identificar su función militar. Hoy forman parte del patrimonio histórico local y pueden recorrerse libremente, lo que permite reflexionar sobre la historia reciente en un entorno natural de alto valor ecológico. Pasé junto a varios búnkeres numerados: el 7, el 6, el 5, el 2, el 1 y finalmente el 9. Están restaurados y señalizados con detalle, permitiendo comprender la importancia que tuvo este enclave dentro del frente de Madrid durante el conflicto.












Tras recorrer parte de la red de caminos interiores de la Dehesa, salí por el carril bici en el lado opuesto al que había entrado. Esta vía me llevó bajando suavemente por la Travesía de Navalcarbón, pasando junto a la zona comercial y de ocio de Herón City. En este punto el tráfico de peatones aumentó, pero el carril bici está bien separado y permite avanzar sin complicaciones. En Las Rozas Village, giré a la izquierda y abandoné la Travesía de Navalcarbón. Tomé una senda de tierra bien marcada por la Dehesa de la Retorna, junto a la Chopera. Pasé junto a la Fuente del Cura y, tras un breve tramo, dejé la senda para incorporarme a la calle Petronio. Desde allí tomé el carril bici del Paseo de Corinto, junto al Parque de Grecia, que seguí de forma recta hasta el punto de inicio, cerrando así la ruta circular.





La ruta llevó unas dos horas, entre las 7 y 9 de la mañana, considerando paradas para fotos, leer carteles, y curiosear por los bunkers. Sumó algo más de 20 kilómetros, con un desnivel moderado de 166 metros acumulados. En total estuve algo más de dos horas y veinte minutos sobre la bici, de los cuales una hora y tres cuartos fueron de pedaleo efectivo. El trazado es variado, combina caminos naturales, tramos urbanos y enlaces por carril bici. La variedad de entornos y la facilidad de navegación hacen de esta una ruta muy recomendable para quienes buscan explorar el entorno de Las Rozas sin grandes exigencias físicas.

El Arco Verde es un proyecto ambicioso que busca conectar los principales espacios naturales de la Comunidad de Madrid mediante un anillo continuo de sendas ciclables y transitables. En esta ruta se cruzan varios de esos puntos estratégicos: el Alto Lazarejo, la Dehesa de Navalcarbón, el área de Las Matas, y varios cauces estacionales como los arroyos del Lazarejo y Miguel Martín. Aunque aún hay zonas pendientes de consolidación o mejoras de señalización, el trazado ofrece una experiencia muy completa de lo que puede ser la movilidad verde y la conservación en el borde metropolitano. Rutas como esta ayudan a dar valor a estos espacios, reforzando su uso compatible con la protección ecológica y el ocio al aire libre.


Dejo el mapa de la ruta.




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