Ruta 178 - Torrelodones. Mirador de las Marías, Atalaya de los Lodones, Palacio del Pico, Charcas y Monte de Los Angeles desde Torrelodones

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Ruta realizada el 27 de julio de 2025 

Dos personas a pie

Distancia: 8,87 km

Desnivel positivo: 264 m

Desnivel negativo: 264 m

Altitud máxima: 982 m

Altitud mínima: 826 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 2 horas 36 minutos

Tiempo: 3 horas 12 minutos


La finalidad de esta ruta es ofrecer una experiencia cultural y paisajística que combina patrimonio histórico, como la Torre de los Lodones y el Palacio del Canto del Pico, con tramos naturales sobre granito, miradores y formaciones rocosas singulares. En apenas nueve kilómetros, permite descubrir la riqueza ecológica, geológica y patrimonial de Torrelodones, promoviendo un contacto respetuoso con el entorno de la Sierra de Guadarrama sin alejarse del entorno urbano.





Adjunto vínculo a Wikiloc


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/torrelodones-mirador-de-las-marias-atalaya-de-los-lodones-palacio-del-pico-charcas-y-m-los-angeles-223904726


Iniciamos la ruta en el Paraje de Tomás Romera, donde se puede dejar el coche sin problema. La ruta circular que tenemos por delante combina historia, senderos entre canchales, trepadas fáciles y algunos lugares significativos en la Sierra de Guadarrama. Una ruta que resume, en poco más de tres horas, la diversidad y el valor del entorno natural y patrimonial de TorrelodonesComenzamos ascendiendo suavemente por una senda clara que parte hacia la derecha. A los pocos cientos de metros, alcanzamos el Mirador de las Marías. Desde aquí se abre una vista amplia hacia el Cerro Gurugú, el Mirador del Búho y el fondo del valle, cubierto de encinares. Es una parada temprana pero necesaria para ubicarse en el paisaje. La vegetación mediterránea marca el ritmo: encinas, jaras y algunos enebros dispersos por las laderas graníticas.





Seguimos por la senda que gira a la derecha en dirección a la Torre de los Lodones. Apenas un kilómetro después, llegamos a uno de los elementos más notables del recorrido. La atalaya de Torrelodones o Torre de los Lodones se levanta en un cerro granítico, muy próxima a la autopista A-6. Fue construida en algún momento entre los siglos IX y XI, durante el periodo omeya de Al-Ándalus. Su función original era controlar uno de los pasos naturales de la Sierra de Guadarrama y comunicar mediante señales con otras torres de vigilancia del sistema defensivo andalusí, como la Torrecilla de Hoyo de Manzanares. El nombre de la torre proviene del lodón, un árbol abundante en la zona. Con el tiempo, el caserío creció a sus pies y tomó el nombre de Torrelodones. La torre, restaurada en 1928 tras un derrumbe parcial, se mantiene en buen estado. Tiene forma cilíndrica, con un cuerpo adosado desde el que se accede. Conserva sus almenas prismáticas y piramidales y mide unos once metros de altura. Durante siglos ha sido un punto estratégico, artístico e incluso anecdótico: en ella se detuvo el Gran Duque de Toscana en su viaje de 1668 a El Escorial, dejando un dibujo del lugar.










Desde la torre, giramos a la izquierda por una senda que desciende hacia la autopista. En este tramo, la ruta pierde parte de su encanto natural, pero el tránsito es fácil. A la izquierda aparece una pista de tierra que se sigue sin dificultad. Al final de la pista, continúa una acera amplia y protegida que me lleva hasta el puente que cruza la N-VI. Entramos brevemente en una zona urbana, siguiendo la Avenida de la Dehesa. A la izquierda, retomamos una senda que me devuelve al terreno natural. A pesar de un pequeño tramo asfaltado, la ruta se adentra ahora en un paisaje dominado por grandes bloques de granito. Comienza aquí una de las partes más atractivas de la jornada. Los canchales característicos de esta zona de la Sierra de Guadarrama ofrecen un terreno entretenido, algo más técnico pero sin complicaciones. Hay pequeñas trepadas, siempre accesibles, y la senda se convierte en una línea que serpentea entre rocas. Pasamos junto a una estación con un repetidor, y más adelante el camino nos lleva hasta un depósito de agua. Desde este punto, hay vistas limpias hacia el núcleo urbano de Torrelodones. 







El trazado sigue sobre el granito, y en varios puntos se abren miradores naturales sobre los canchales. En uno de ellos, contemplo una panorámica de la zona noroeste de Madrid. Se debe pasar por una estrecha grieta entre rocas, y enseguida aparece una formación curiosa conocida como la roca de las Posaderas (ese nombre se lo he puesto yo), con otra vista generosa del entorno. Avanzamos hasta la Charca del Loco, que en esta ocasión está completamente seca. Lo mismo ocurre con la Charca Superior, poco más adelante. Ambas zonas muestran señales de la estacionalidad del agua en este entorno granítico. En época de lluvias, forman pequeñas balsas, pero ahora no son más que depresiones secas sobre la roca. Tras una nueva pequeña trepada y un tramo entre bloques, llegamos al Mirador del Monte de los Ángeles. Es otro punto alto desde el que se aprecia con claridad el mosaico de vegetación, caminos y formaciones rocosas de este sector del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares. Esta zona, a pesar de su proximidad a la ciudad, mantiene rincones de notable valor ecológico y paisajístico. Senderos como este permiten recorrerla sin dejar huella y con respeto.
























Seguimos por una senda bien definida, pero que en algún tramo va directamente sobre el granito y cruzamos un arroyo seco. Pronto aparece a la vista el Palacio del Canto del Pico. Construido en 1920 por José María del Palacio y Abárzuza, conde de las Almenas, el edificio fue concebido como casa-museo. Está coronando el punto más alto de Torrelodones, a 1011 metros, y su arquitectura es una mezcla de estilos, materiales reciclados y elementos históricos recogidos por toda España. En él se exhibieron capiteles góticos, artesonados, puertas, columnas y un claustro completo, hoy devuelto a Valencia. Durante la Guerra Civil sirvió como sede del mando militar republicano en la batalla de Brunete. Tras varias décadas de abandono, robos y un intento fallido de convertirlo en hotel, hoy está muy deteriorado. Figura en la Lista Roja del patrimonio en peligro y, aunque sigue impresionando por su emplazamiento y silueta, el estado de conservación es preocupante.






Desde el palacio, el camino vuelve a ganar carácter natural. Otro mirador natural permite observar el norte de Madrid, El Pardo, Las Rozas. La senda continúa por una grieta entre canchales, que requiere una pequeña trepada. Es uno de los tramos más atractivos de todo el recorrido. Lamentablemente, algunas pintadas afean este sector. Paso junto a un imponente muro de piedra y, poco después, encuentramos un alcornoque centenario. Es una presencia destacada en un entorno dominado por la roca y el matorral, y ofrece algo de sombra y perspectiva sobre la edad del bosque mediterráneo.
















Seguimos por una pista de tierra a la izquierda. El sol empieza a bajar y los canchales se tiñen de tonos cálidos. Aprovecho para detenerme un momento antes de regresar al entorno urbano. La pista me lleva hacia el núcleo de Torrelodones. Entro por una calle lateral y me dirijo todo recto hacia el punto de inicio. Antes de finalizar, pasamos junto a la Fuente del Caño, y después cruzamos la Plaza de la Constitución para dar con un túnel bajo la carretera de la Coruña. La acera es cómoda y me lleva directamente hasta la zona de aparcamiento, punto en el que concluye esta ruta.










Esta senda ofrece una variedad notable: patrimonio histórico, puntos naturales de interés, tramos de sendero técnico sobre granito y vistas destacadas del entorno serrano y metropolitano. La Sierra de Guadarrama, en su vertiente más cercana a Madrid, ofrece itinerarios como este que permiten conectar con la geografía y la historia sin alejarse demasiado. Es un entorno sometido a presión urbanística, pero con una red de caminos y valores naturales que merecen ser conocidos y conservados. Recorrerlos con respeto es una forma de mantener viva esa conexión.
Dejo el mapa de la ruta.









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