Ruta 179 - Cerro Gurugu, Camino Isabela, Canal del Guadarrama y Mirador del Buho desde Molino de la Hoz

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Ruta realizada el 25 de julio de 2025

2 personas a pie: Estadísticas de la ruta

Distancia: 10,75 km

Desnivel positivo: 228 m

Dificultad técnica: Moderado

Desnivel negativo: 228 m

Altitud máxima: 858 m

Altitud mínima: 649 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 2 horas 37 minutos

Tiempo: 2 horas 49 minutos


La finalidad de esta ruta fue realizar una caminata circular por el entorno de Molino de la Hoz, combinando naturaleza, patrimonio y vistas. El recorrido nos permitió explorar sendas históricas como la del Canal del Guadarrama, disfrutar del Mirador del Búho y regresar por el historico Camino de la Isabela, recorriendo tramos poco transitados entre encinares, a pesar de ciertas tensiones sobre el uso del suelo.





Salimos a última hora de la tarde, cuando el calor ya empezaba a aflojar pero la luz del día aún daba margen. Queríamos aprovechar las últimas horas del domingo para una caminata por la zona oeste de Las Rozas. La ruta, de poco más de diez kilómetros, parte desde la Calle Real de Molino de la Hoz, una urbanización en el extremo occidental del municipio. La idea era realizar el recorrido a buen ritmo, evitando que se nos echara la noche encima, pero sin renunciar a detenernos en los puntos que merecían la pena. Nos adentramos en la parte baja de la urbanización, entre las últimas calles de chalets. A nuestra izquierda, un encinar se despliega ladera abajo, y al fondo, encajonado entre el arbolado, corre el río Guadarrama. Es un entorno tranquilo, con algunos claros entre las encinas desde los que ya se adivinan buenas vistas. En dirección sur, se distingue en la distancia la Presa del Gasco, una obra hidráulica del siglo XVIII inacabada, que no visitamos en esta ocasión pero que asoma al fondo del valle como un recordatorio de otras rutas posibles.



Tomamos un desvío hacia la izquierda. A la derecha habría que bajar para acercarse al embalse, pero nuestro objetivo era seguir la Senda de la Isabela. La senda arranca paralela al Canal del Guadarrama, una de esas infraestructuras históricas que apenas han tenido uso pero que han dejado una marca persistente en el paisaje. Este tramo inicial transcurre sin desniveles importantes, en paralelo al trazado del canal, y es perfecto para avanzar con rapidez. Durante varios kilómetros seguimos el itinerario del Canal, salpicado por restos de antiguas obras de ingeniería: muros de contención, diques de mampostería, alguna compuerta desfondada. En uno de los tramos, el canal aún conserva agua, un detalle que sorprende y permite hacer alguna fotografía con más interés. A la izquierda se extienden las urbanizaciones, con Molino de la Hoz en primer término, aunque a medida que avanzamos hacia el oeste el paisaje se vuelve más silvestre y el rastro urbano va quedando atrás. El sendero sigue siendo evidente aunque se estrecha, aunque sigue siendo cómodo. El trazado es muy agradecido, sin complicaciones técnicas, rodeado de encinares que en algunos tramos ofrecen sombra. 









Finalmente, dejamos el canal y tomamos un desvío a la izquierda por un camino que arranca con unos escalones de piedra algo deteriorados. Aquí comienza uno de los puntos más particulares de esta ruta. Aunque el acceso es posible y de hecho el camino aparece en todos los mapas y ortofotos, hay carteles que indican que se trata de una vía privada. La realidad es que buena parte de estos caminos forman parte del entramado histórico de cañadas y veredas que conectaban fincas, de modo que su uso público, aunque discutido, está ampliamente aceptado, pero es importante tenerlo presente. En cualquier caso, cruzamos sin salirnos de la senda ni alterar nada. No nos cruzamos con nadie en todo el tramo. Al poco de iniciar esta parte, nos enfrentamos a una zona algo cerrada por zarzas, pero con paso todavía factible. El camino está marcado, y tras este breve obstáculo, mejora notablemente. Se hace más ancho y claro, y se convierte en una cañada bien trazada. Aquí comienza también la parte de ascenso. La subida se desarrolla en varios tramos, alternando pendientes suaves con algunas curvas empedradas que recuerdan las viejas herraduras de montaña. Desde una de estas revueltas, se abre una panorámica generosa sobre Las Matas, las urbanizaciones cercanas y, más al fondo, sobre parte del noroeste de Madrid. El Mirador del Búho es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la ruta. Se trata de una estructura de granito labrada que se asoma al barranco desde un punto privilegiado. Las vistas son amplias, no solo sobre la vaguada, sino también hacia el norte, con Torrelodones en primer término. Se distingue claramente la Torre de los Lodones y, en lo alto, el edificio del Canto del Pico.











Desde el mirador tomamos un sendero secundario que se pierde entre la vegetación, pero que permite evitar parte de la pista principal y conectar directamente con el Camino de la Isabela. El acceso no es del todo sencillo, ya que hay que pasar bajo un vallado usando cierta flexibilidad y algo de habilidad. Al otro lado aparecen las Casas del Enebrillo, ya en el límite de una finca privada, a la que no se puede acceder. La senda se abre ahora hacia el este. A nuestra izquierda se alzan las primeras lomas del Cerro Gurugú. No es un cerro especialmente alto, pero sí ofrece buenas vistas sobre el río Guadarrama. En el descenso, se distinguen las Casas del Panarras y una curva del camino permite una panorámica especialmente buena sobre el cauce del río, la urbanización de Molino de la Hoz y las Casas de la Isabela. Desde aquí, la capital aparece al fondo, ya con las luces del atardecer encendidas.








Seguimos descendiendo suavemente y en uno de los tramos encontramos un obstáculo que resume bien algunas de las tensiones de esta ruta. Alguien ha colocado varios bloques de cemento en mitad del camino, a modo de barrera. Como explicación un cartelito de "Camino Privado", cortando un camino histórico como es el de la Isabela. Esto es para hacerselo mirar por parte de las instituciones locales. Es el ejemplo literal de poner puertas al campo, aunque, en la práctica, el paso sigue siendo posible sin dificultad. En pocos minutos enlazamos de nuevo con la senda por la que habíamos comenzado, cerrando el círculo. El último tramo se hace ya con poca luz, pero todavía suficiente para no necesitar linterna. En total, algo menos de tres horas de caminata, incluyendo las paradas, con 228 metros de desnivel acumulado y un recorrido muy variado, que combina encinares, vistas, elementos históricos y algún que otro momento más improvisado.







Una de las particularidades de esta ruta es precisamente su carácter híbrido: mezcla caminos reconocidos con sendas poco transitadas, tramos urbanos con otros casi salvajes, y se adentra en zonas de cierta controversia por la propiedad del suelo. Este es un tema recurrente en muchas partes del entorno de la Sierra de Guadarrama, donde caminos tradicionales han quedado encerrados entre fincas privadas. Sin embargo, rutas como esta recuerdan que el uso público y respetuoso de estas sendas es posible, y que recorrerlas sin dejar huella, sin apropiarse de nada ni alterar el entorno, es una forma legítima de mantener viva esa red de caminos que articula el territorio desde hace siglos. Es una ruta recomendable para quienes buscan un recorrido cercano a Madrid, con cierta variedad y algunos puntos con encanto. El Mirador del Búho, el tramo del canal, y las vistas desde la ladera del Gurugú hacen que el esfuerzo merezca la pena. Eso sí, conviene evitar horas de poca luz, ya que algunos tramos no están del todo bien señalizados y requieren atención.


Dejo el mapa de la ruta.






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