Ruta 180 - Canal del Guadarrama y Presa del Gasco desde Las Rozas

0

Ruta realizada el 25 de julio de 2025

2 personas en bicicleta

Distancia: 23,72 km

Desnivel positivo: 261 m

Desnivel negativo: 261 m

Altitud máxima: 770 m

Altitud mínima: 618 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 3 horas un minuto

Tiempo: 4 horas 9 minutos


La finalidad de la ruta era completar un recorrido circular en bicicleta desde El Cantizal por el Canal del Guadarrama y la Presa del Gasco, explorando parte del patrimonio hidráulico y natural del entorno. Aunque inicialmente planeamos alargarla hacia Torrelodones y Galapagar, una avería mecánica leve nos llevó a acortarla. Aun así, pudimos disfrutar de sendas variadas, vistas del valle y una buena muestra del piedemonte madrileño.





Adjunto vínculo de Wikiloc:


https://es.wikiloc.com/rutas-mountain-bike/canal-del-guadarrama-y-presa-del-gasco-desde-las-rozas-223457296


Salimos a media mañana desde Las Rozas, con la idea de completar una ruta circular en bicicleta por la zona del Canal del Guadarrama y la Presa del Gasco, y aunque niestra idea era alargarla por Torrelodeones y Galapagar, una de las bicis sufrió una avería mecanica leve, y tras meditarlo, nos pareció prudente acortarla y regresar desde este punto. El punto de inicio fue en El Cantizal. Pasamos junto a la iglesia del Santísimo Corpus Christi, desde donde comenzamos a pedalear con dirección norte. Enseguida nos incorporamos a la vía pecuaria que discurre paralela al arroyo Lazarejo. Aún no habíamos dejado del todo atrás las urbanizaciones de Las Rozas, pero ya se notaba el cambio de ambiente. El trazado inicial era cómodo, una pista ancha y en buen estado, con una ligera pendiente descendente que nos ayudó a calentar sin esfuerzo. Poco después, giramos a la derecha para seguir el curso del arroyo Miguel Martín. La senda va flanqueada por vegetación autóctona, con predominio de encinares, y se mantiene en condiciones aceptables para pedalear con tranquilidad. Avanzamos por una zona que combina tramos más abiertos con algunos cerrados entre la vegetación. El entorno es típico del piedemonte madrileño, con manchas de bosque mediterráneo y algunas vistas hacia las elevaciones e donde hay privilegiados chalets. 






Al llegar a una pequeña intersección, salimos del área protegida y seguimos por la calle Chile, lo que marcaba un pequeño tramo urbano antes de volver a internarnos en zonas más naturales. Tomamos a la izquierda el carril bici, una vía bastante cómoda que nos llevó hasta la pasarela que cruza la Nacional VI. Lo hicimos sin complicaciones y seguimos pedaleando hasta alcanzar la estación de tren de Las Matas. La cruzamos por debajo, utilizando el paso peatonal habilitado, y continuamos por el carril bici de Las Matas. Aquí se alternan zonas más urbanas con otras más abiertas, pero sin tráfico y con buen firme. Pronto llegamos a la pasarela sobre las vías del tren, que atravesamos para conectar con una pista de tierra ya claramente fuera del entorno urbano. Este fue uno de los cambios más marcados del recorrido. A partir de este punto, el camino comienza a ir en paralelo a la antigua infraestructura del Canal del Guadarrama, un proyecto hidráulico del siglo XVIII que nunca llegó a completarse del todo. El canal discurre junto al camino, o el camino junto al canal, según se mire. En cualquier caso, la traza es visible durante varios kilómetros y constituye uno de los atractivos históricos y paisajísticos más interesantes de esta ruta.






En un punto reconocible por una casa en ruinas, subimos a un pequeño mirador natural. Desde allí se obtienen buenas vistas del entorno, y es también donde nos incorporamos directamente a la senda del canal, bajando por una corta rampa de tierra. La senda se estrecha al poco, y queda convertida en un senderito rodeado de encinares. A nuestra derecha se mantiene la traza del canal, y a la izquierda se abre el valle del Guadarrama. El terreno es bastante ciclable, aunque con algún tramo algo más técnico, y la sensación de pedalear entre vestigios históricos le da un interés añadido a esta parte del recorrido. Llegamos hasta un antiguo puente de piedra sobre el arroyo de Varela. Aunque gran parte de la infraestructura está en ruinas, se reconoce perfectamente la estructura original. A continuación cruzamos por un puente de madera habilitado para senderistas y ciclistas, y proseguimos la marcha. El canal sigue acompañando, ahora con mayor protagonismo, ya que hay tramos en los que aún se distingue el fondo excavado y algunos restos de muros. La senda se amplía poco después y permite rodar con algo más de soltura. Desde este punto empiezan a aparecer vistas del cerro Gurugú y del embalse de Molino de la Hoz a lo lejos. Seguimos el canal, que aún nos acompañaría un buen tramo más. En un momento dado, giramos a la derecha para continuar en paralelo a la estructura hidráulica. Es aquí donde se localiza una de las pocas zonas donde el canal conserva agua, aunque estancada. No obstante, da una idea del funcionamiento original que se buscaba cuando se proyectó esta obra.











Poco después llegamos al mirador natural de la Presa del Gasco, que ofrece una vista directa sobre esta colosal estructura inacabada. La presa impresiona por su altura y por su estado, y representa uno de los grandes intentos de transformación hidráulica de la cuenca del Guadarrama. Paseamos un rato por encima de la presa, pero pronto comprobamos que el camino ha sido cortado, probablemente de manera reciente, por una finca privada. Este es uno de los problemas más frecuentes en la zona: las sendas históricas y cerros fantásticos de esta parte de la comunidad madrileña sufren cada vez más restricciones de paso, con vallados que no siempre respetan los caminos tradicionales.








Tras retroceder, bajamos a pie por una senda que desciende desde el entorno de la presa. El camino no es especialmente largo pero sí tiene pendiente y algo de piedra suelta. Después de atravesar este tramo, comenzamos a subir un cerro hasta llegar a las Casas de la Isabela. La subida es moderada, sin complicaciones técnicas, y se hace llevadera incluso con el calor. Poco después tomamos un desvío por una senda que baja hacia Molino de la Hoz. Al principio es ciclable, aunque se va complicando, y en un momento dado decidimos echar pie a tierra. La vegetación es densa y el terreno irregular, con escalones y raíces. Avanzamos unos minutos llevando la bici al hombro, sin demasiadas dificultades, aunque queda claro que esta parte no es apta para todos los niveles técnicos.







Finalmente alcanzamos un sendero que va junto al linde de los chalets de Molino de la Hoz. En esta zona aparecen olmos y encinas, en un ambiente que recuerda más a un parque forestal que a un entorno natural puro. Dejamos la vía pecuaria y salimos a las calles de Molino de la Hoz. Desde aquí seguimos cuesta abajo por la calle Real hasta llegar a una rotonda, desde la cual tomamos la calle Azor. Frente al embalse de Molino de la Hoz decidimos hacer una pequeña parada. El entorno está más urbanizado, pero aún se mantiene el interés por la presencia de fauna. Vimos varias garzas, algunos gansos y ánades, y el reflejo del agua en calma aportaba un contraste con los tramos anteriores de encinar seco. También pasamos por el punto de información sobre la Senda Azul, que dejamos anotado como posible objetivo para otro día, ya que conecta varias zonas húmedas de interés entre Las Rozas y Majadahonda.








El siguiente tramo nos llevó al Puente del Retamar, que cruzamos para continuar por la pista que nos dirigiría hacia la avenida del Lazarejo. Aquí el firme se mantenía en buenas condiciones y pudimos retomar un ritmo más fluido. Al llegar al final del pavimento, ya estábamos prácticamente de regreso.







La ruta ya estaba prácticamente finalizada, aunque antes de cerrar el tramo circular hicimos un ligero desvío para comprar el pan, aprovechando la cercanía de algunas tiendas. Este tipo de recorridos circulares por el entorno de Las Rozas, combinando infraestructuras históricas como el Canal del Guadarrama con espacios naturales protegidos y zonas urbanas, ofrece una buena muestra de lo que supone la transición entre la ciudad y la Sierra de Guadarrama. La senda del canal, en particular, representa un legado técnico e histórico poco conocido pero de gran valor. Lamentablemente, muchas de estas rutas se encuentran amenazadas por la expansión urbanística, la fragmentación del territorio y el cierre de caminos públicos. A pesar de ello, recorrerlas supone una forma directa de reconocer su valor y, en cierto modo, defender su continuidad. En total, completamos 23,72 kilómetros, con un desnivel positivo acumulado de 261 metros. El tiempo en movimiento fue de poco más de tres horas, y el total invertido, incluyendo las paradas, fue de cuatro horas y nueve minutos. La altitud máxima que alcanzamos fue de 770 metros y la mínima, de 618. La ruta tiene una dificultad técnica moderada, con tramos de pista, senderos más estrechos y algún punto donde hay que desmontar.


Dejo el mapa de la ruta.




Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios