Ruta 186 - Las Rozas. Dehesa del Navalcarbon. Bunkers de la Guerra Civila, Canal de Guadarrama y senderos entre encinares

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Fecha: 5 de agosto de 2025

2 personas a pie

Distancia: 7,29 km

Desnivel positivo: 36 m

Dificultad técnica: Fácil

Desnivel negativo: 36 m

Altitud máxima: 740 m

Altitud mínima: 710 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: una hora 50 minutos

Tiempo: 2 horas un minuto


La Dehesa de Navalcarbón es uno de esos rincones que sorprenden por la mezcla de historia, naturaleza y memoria que albergan. Situada en el municipio de Las Rozas, a escasos dos kilómetros del casco urbano, esta dehesa representa una interesante escapada para quienes desean disfrutar de un paseo por entornos arbolados sin alejarse demasiado de la ciudad. Nuestra ruta, de algo más de siete kilómetros, se adentra en esta zona protegida a través de senderos bien definidos que nos invitan a reflexionar sobre el pasado reciente de nuestro país y, al mismo tiempo, a valorar el esfuerzo por conservar espacios verdes en zonas tan urbanizadas.




Adjunto vínculo a Wikiloc


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/las-rozas-dehesa-del-navalcarbon-bunkers-de-la-guerra-civil-canal-de-guadarrama-y-senderos-entre-en-225288648


Comenzamos esta ruta circular en el aparcamiento ubicado junto al polideportivo de Navalcarbón. Desde allí, cruzamos la calle y accedemos directamente a la dehesa. El inicio del recorrido nos lleva hacia el noroeste, donde se encuentra la zona de búnkeres de la Guerra Civil. El terreno es llano, de tierra compacta y rodeado de pinos y encinas. A medida que avanzamos, vamos encontrando diferentes estructuras que conforman este patrimonio histórico-militar. El primero de ellos es un nido de ametralladoras, al que le sigue otro búnker similar, un observatorio blindado y un puesto de mando. No es común encontrar tal concentración de fortificaciones tan accesibles y bien conservadas. Estos búnkeres formaban parte de la llamada Línea de Detención del Ejército Popular, destinada a frenar un posible avance enemigo en la retaguardia. Continuamos avanzando, y encontramos un misil ametrallador, nidos de ametralladoras combinados con un antiguo puesto de comunicaciones, y restos de unidades de fortificación. Más adelante, las trincheras de combate aparecen visibles entre la vegetación, recordándonos el carácter estratégico de este enclave. Aun quedan por ver el último búnker de este conjunto y otros vestigios esparcidos entre la maleza.










Tras este paseo por la historia reciente, nos dirigimos hacia la segunda fase del recorrido: el canal del Guadarrama. Siguiendo el trazado original de un proyecto que nunca se completó, encontramos un canal artificial que rememora el antiguo plan del siglo XVIII que buscaba conectar Madrid con el mar mediante una red fluvial. Caminamos junto al canal, que se extiende tranquilamente entre encinas. Pronto llegamos a un puente que cruza el canal, aunque no lo cruzamos, sino que seguimos recto por el sendero. El ambiente es muy relajado, el sonido del agua acompaña nuestros pasos y la sombra de las encinas nos protege del sol. A lo largo del canal, vemos dos puentes más, que tampoco cruzamos, manteniendo el rumbo hasta alcanzar el final del canal en la zona de la depuradora. Es un tramo muy agradable y fácil de caminar, ideal para observar aves o simplemente disfrutar del silencio interrumpido solo por el viento o el canto de los insectos.










La tercera fase del recorrido nos adentra más profundamente en la dehesa. Nos encontramos en una zona amigable para insectos, donde se han colocado troncos en descomposición para fomentar la biodiversidad. Giramos a la derecha, y poco después tomamos un estrecho sendero a la izquierda que se interna entre los encinares. Al final del sendero, cruzamos una pista de tierra y seguimos recto por una cañada que nos lleva al acceso este del parque. Desde allí se puede conectar directamente con el carril bici del Arco Verde, aunque nosotros seguimos dentro del parque. Llegamos al extremo sureste de la dehesa, donde bordeamos el Parque Cascabel, que limita con nuestro recorrido. Giramos a la derecha, comenzando ya el regreso hacia el punto de partida. En este tramo rodeamos la finca La Talaverona, un espacio visitable en otros horarios. Lamentablemente, al estar cerrado, solo podemos contemplarla desde fuera. La puesta de sol comienza a bañar el paisaje con una luz cálida que embellece aún más este entorno. Giramos a la izquierda, seguimos bajando, y alcanzamos el extremo sur de la dehesa, donde volvemos a girar, esta vez a la derecha, dejando atrás el linde con el Parque Cascabel.





Avanzamos por senderos rodeados de encinas. A lo lejos se oyen algunas voces de corredores y familias que disfrutan de los últimos momentos de la tarde. En el muro lateral de la dehesa encontramos algunos grafitis, coloridos y contrastados con el entorno natural, que llaman la atención por su inesperada presencia. Pronto llegamos a una pequeña laguna, alimentada por el canal, donde a veces se pueden ver aves acuáticas o batracios. Desde aquí, el aparcamiento del polideportivo está ya cerca, pero antes damos un último rodeo. Alcanzamos el canal de nuevo, esta vez en su tramo inicial. Lo seguimos hasta su origen, cerrando el circuito que conecta los diferentes tramos del recorrido. El sol ya está bajo en el horizonte y la temperatura ha descendido, lo que hace muy agradable este último paseo. Regresamos al aparcamiento, junto a una instalación deportiva al aire libre y un par de fuentes para refrescarse o rellenar cantimploras. Han sido dos horas de caminata relajada y enriquecedora.







Adjunto mapa de la ruta





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