Ruta 194 - Refugio Pingarrón, Poza Socrates, Cordal Cerradillas, Cerro de Valdemartín, Bola del Mundo y Loma del Noruego desde Cotos

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Fecha: 17 de agosto de 2025

1 persona a pie

Distancia: 12,93 km

Desnivel positivo: 685 m

Dificultad técnica: Difícil

Desnivel negativo: 685 m

Altitud máxima: 2.277 m

Altitud mínima: 1.770 m

Tipo de ruta; Circular

Tiempo en movimiento: 3 horas 43 minutos

Tiempo: 5 horas 23 minutos


La finalidad de esta ruta es ofrecer un recorrido completo por algunos de los paisajes más emblemáticos de la Sierra de Guadarrama, combinando la riqueza natural con la historia del montañismo en la zona. Parte del puerto de Cotos y enlaza con lugares de gran interés como la Poza de Sócrates, el cordal de las Cerradillas, Valdemartín y la Bola del Mundo, para descender finalmente por la histórica Senda del Noruego. Se busca unir esfuerzo físico, disfrute paisajístico y conservación ambiental.




Adjunto vínculo de Wikiloc: 


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/poza-socrates-cordal-de-las-cerradillas-cerro-de-valdemartin-bola-del-mundo-y-loma-del-noruego-desd-227275619


El puerto de Cotos, también conocido como puerto del Paular, constituye uno de los pasos más emblemáticos de la Sierra de Guadarrama. Situado a 1830 metros de altitud, separa las provincias de Segovia y Madrid, así como los valles de Valsaín al oeste y del Lozoya al este. Mi ruta comienza en el aparcamiento del puerto de Cotos al amanecer, esperando completar la ruta antes de las horas más calurosas. El primer tramo discurre girando a la izquierda por la carretera de acceso a Valdesquí, actualmente cerrada al tráfico. Camino por ella alrededor de 900 metros, aprovechando la amplitud del trazado y las vistas tempranas hacia el bosque de pino silvestre que envuelve la zona. Tras este inicio, abandono la carretera y tomo a la izquierda una vía pecuaria que me conduce hacia el refugio Pingarrón. En apenas un kilómetro alcanzo el mirador de Valdesquí, desde el cual se abre una panorámica magnífica: hacia un lado el macizo de Peñalara iluminado por las primeras luces del día, y al otro la estación de Valdesquí y los amplios cordales que recorreré más adelante. Unos minutos después llego al refugio Pingarrón, situado a 1825 metros de altitud y a poco más de kilómetro y medio del puerto. Se trata de un refugio guardado con capacidad para 25 plazas, muy utilizado por montañeros que buscan acometer travesías largas o ascensos a las cumbres cercanas.










En esta parte de la ruta coincido con paneles informativos de las sendas RV1 y RV9, además del sendero PR-M 27. La senda RV9 es una ruta circular de unos 9 kilómetros, fácil y frecuentada, que bordea el arroyo de las Guarramillas y ofrece un agradable paseo bajo la sombra del pinar. Sin embargo, mi objetivo es otro: continúo hacia el Arroyo de las Guarramillas, siguiendo un sendero que se interna en el valle. El rumor constante del agua me acompaña y pronto llego a un puente que permite cruzar el arroyo. Desde aquí sigo unos metros y alcanzo la Poza de SócratesEste rincón es uno de los más singulares de la sierra. Su nombre rinde homenaje a Sócrates Quintana, miembro del Club Alpino Español, que en 1914 habilitó una poza en este lugar para que los socios pudieran bañarse. Décadas después se instaló una placa conmemorativa, hoy desaparecida por actos vandálicos. La poza se encuentra en un estrechamiento rocoso, donde el arroyo de las Guarramillas se precipita en una cascada que alimenta un pequeño vaso de agua cristalina. Desde arriba el barranco impresiona, pero al rodearlo y contemplar la caída de frente, la belleza de la cascada y el entorno agreste compensan cualquier esfuerzo.






Tras esta parada, remonto el arroyo por su margen izquierda. Encuentro pequeñas fuentes, pozas y saltos de agua que embellecen el recorrido. A partir de aquí, el objetivo es ganar altura hacia el cordal de las Cerradillas. El sendero se vuelve cada vez menos claro, hasta desaparecer en algunos tramos. Avanzo casi campo a través, entre arbustos y roquedos, siguiendo huellas de ganado o pasos abiertos entre la vegetación. El ascenso se endurece, las piernas se resienten, pero la recompensa llega al alcanzar el primer pico del cordal. En este punto, una escena inesperada: de una cueva emerge una gran cabra montés con una cornamenta imponente. Decido no importunarla y continúo hacia la cresta. Una vez arriba, el esfuerzo queda atrás. El sendero marcado avanza por el cordal, ofreciendo vistas espectaculares del circo de las Cerradillas, con sus laderas abruptas, y de la estación de Valdesquí a mis pies. Sigo la arista, en ocasiones dejando el camino para subir a los picos que jalonan la cuerda. Los riscos ofrecen un terreno algo técnico, con trepadas sencillas pero delicadas, sobre todo en bajada. Este tramo exige precaución, especialmente en invierno cuando la nieve y el hielo convierten el terreno en un auténtico desafío. 












Retomando el sendero más abajo, prosigo hasta la parte alta de Valdesquí. Desde aquí, la ruta enlaza con el Cerro de Valdemartín. Sigo junto a las instalaciones de los telesillas, bordeando la valla exterior. El camino asciende de forma constante pero cómoda, siempre con un horizonte abierto. La cima del Valdemartín, a 2280 metros de altitud, es una de las más altas de la Sierra de Guadarrama y la segunda en importancia dentro de la Cuerda Larga tras las Cabezas de Hierro. Desde su cumbre, pedregosa y ventosa, se divisan al sur los pinares del valle del Lozoya, al norte las laderas de Valsaín, y hacia el oeste el perfil redondeado de la Bola del Mundo. Muy cerca, el ventisquero de la Condesa recuerda el origen del río Manzanares.












Continúo por la Cuerda Larga hacia el collado de las Guarramillas, un paso amplio y característico que antecede la subida a la Bola del Mundo. Esta montaña, oficialmente llamada alto de las Guarramillas, alcanza los 2257 metros. La ascensión es cómoda, por pista ancha, y pronto aparecen las inconfundibles antenas instaladas en 1959. Desde entonces, el nombre de Bola del Mundo se popularizó gracias a la carta de ajuste televisiva de la época. Su posición estratégica y sus instalaciones convierten esta cumbre en una referencia visible desde gran parte de la Comunidad de Madrid.










Desde la cima tomo la Senda del Noruego, que desciende hacia el puerto de Cotos por la loma del mismo nombre. Esta loma es un contrafuerte de la Cuerda Larga que se alarga en dirección noreste hasta el puerto. Su punto culminante es la Peña del Águila, con 2004 metros de altitud. La loma recibe su nombre en honor a dos pioneros noruegos del esquí en la sierra, Birger Sörensen y Sigurd Christiansen, que a comienzos del siglo XX se aventuraron por estas montañas con rudimentarias tablas de madera. La senda PR-M 31, bien señalizada con marcas blancas y amarillas, facilita el recorrido. El descenso arranca entre riscos y panorámicas abiertas, con vistas extraordinarias de Valdesquí, la propia Bola del Mundo, Peña Citores y el macizo de Peñalara. En uno de los puntos encuentro un mojón de granito que marca la ruta. Más adelante alcanzo la Peña del Águila, desde la cual se aprecia con claridad el camino recorrido y la cercanía del puerto. El sendero continúa y se interna en el bosque de pino silvestre, donde la sombra refresca la marcha. Llego al Altozano, otro punto de referencia, y descenciendo por la senda, ya bajo el pinar, llego a un claro donde convergen varias sendas, incluidas las que suben desde el refugio Pingarrón y las que conectan con el propio puerto de Cotos. Tomo la dirección adecuada y, tras un descenso cómodo entre pinos, alcanzo de nuevo el aparcamiento de Cotos, cerrando así el recorrido circular.












En total, la ruta combina tramos de senderos señalizados y fáciles con sectores más duros y técnicos, especialmente en el ascenso al cordal de las Cerradillas. Es un itinerario variado y completo, que ofrece rincones solitarios como la Poza de Sócrates, pasos exigentes en la cresta de las Cerradillas, la grandeza de cumbres como Valdemartín y la Bola del Mundo, y el regreso más amable por la Loma del Noruego.

Conviene señalar que rutas como esta ponen en valor el papel fundamental de la red de sendas en la Sierra de Guadarrama. Estas vías no solo permiten disfrutar de la montaña de manera segura y ordenada, sino que también ayudan a preservar el entorno, evitando la proliferación de trazas improvisadas que deterioran el ecosistema. La señalización y el mantenimiento de senderos como el PR-M 27, el PR-M 31 o la RV9 constituyen un esfuerzo necesario para compatibilizar la afluencia de visitantes con la conservación del parque nacional. Caminar por estas sendas es, además de una experiencia física y emocional, un acto de respeto hacia un espacio natural que forma parte del patrimonio colectivo.


Dejo el mapa de la ruta




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