Ruta 207 - Tarifa. Duna de Bolonia. Baelo Claudia, Cala del Tesorillo y Cima duna desde Bolonia

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Fecha: 27 de agosto de 2025

Actividad de día grupal

Distancia: 9,38 km

Desnivel positivo: 38 m

Dificultad técnica: Fácil

Desnivel negativo: 38 m

Altitud máxima: 44 m

Altitud mínima: 0 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 2 horas 44 minutos

Tiempo: 5 horas 51 minutos


El objetivo principal de la actividad fue pasar un día de playa en compañía, aprovechando para recorrer la duna de Bolonia, conocer las ruinas de Baelo Claudia, comer en un chiringuito de la zona y pasear tranquilamente por la orilla, con un recorrido que en su conjunto constituyó un pequeño circuito circular con varios hitos de gran interés.



Adjunto vínculo e Wikiloc:


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/tarifa-duna-de-bolonia-baelo-claudia-cala-del-tesorillo-y-cima-duna-desde-bolonia-229023148


La playa de Bolonia se encuentra en el término municipal de Tarifa, dentro de la comarca del Campo de Gibraltar en la provincia de Cádiz, y frente a la ciudad marroquí de Tánger. Se trata de un enclave privilegiado en el litoral andaluz, con una longitud de 3.800 metros y una anchura media de 70 metros. Está limitada al oeste por punta Camarinal y al este por punta Paloma, quedando en su interior flanqueada por la sierra de la Plata, la sierra de la Higuera y la loma San Bartolomé. A diferencia de otras zonas de la Costa de la Luz, Bolonia conserva todavía el carácter de playa virgen, en parte gracias a la escasa ocupación humana del área circundante, donde solo existe un pequeño núcleo poblacional. Esta relativa preservación ha permitido la conservación de ecosistemas singulares y mantiene la playa como uno de los escasos lugares del sur peninsular donde todavía es posible observar atunes. La afluencia turística, muy alta en los meses de verano, no ha impedido que siga siendo un lugar con fuerte valor natural.


Accedimos en vehículo hasta la zona de aparcamiento habilitada junto a la playa. Desde allí se requiere atravesar una laguna natural que se forma con la marea para poder llegar al arenal. Nos dirigimos en primer lugar hacia la duna, pero de camino nos topamos con las ruinas de Baelo Claudia, situadas junto a la playa. Aunque no entramos en el complejo arqueológico, si lo observamos desde la zona perimetral, ya que está completamente expuesta. Este conjunto arqueológico se encuentra en un estado de conservación excepcional y constituye uno de los enclaves romanos más importantes de la península ibérica. La ciudad se desarrolló a partir de un asentamiento fenicio a finales del siglo II a. C., y poco después alcanzó su máximo esplendor. Tuvo un papel destacado como puerto marítimo, al ser un punto de conexión con el norte de África, pero su gran riqueza económica derivaba de la almadraba y de la producción del famoso garum, la salsa de pescado que se exportaba a todo el Imperio Romano. Descubierta en 1917 por un arqueólogo francés, la ciudad ha seguido siendo objeto de estudio hasta la actualidad. De hecho, en 2013 un grupo de estudiantes de la Universidad de Cádiz consiguió reproducir la fórmula original del garum. En el yacimiento pueden observarse estructuras como la fábrica de salazón, la Casa del Reloj de Sol y la zona conocida como Vasa del Oeste. Actualmente, el conjunto cuenta con un museo y un centro de visitantes de acceso gratuito (cerrado únicamente los lunes), que facilitan la comprensión del lugar y permiten valorar en toda su magnitud la importancia de Baelo Claudia en la historia. La relación entre el nombre de la ciudad y el de la playa es directa: de Baelo a Baelonia, y de ahí a la actual denominación de Bolonia.





A continuación, desde la propia playa accedimos a la duna de Bolonia, uno de los monumentos naturales más singulares de la provincia de Cádiz. Esta gran acumulación de arena supera los 30 metros de altura y se extiende más de 200 metros hacia el interior, con una anchura aproximada de 500 metros. Fue declarada monumento natural en 2001 y su origen se debe al fuerte viento de levante, que proyecta arena fina desde la línea de costa —orientada en dirección sureste-noroeste— hasta el extremo de la ensenada. Allí la arena choca contra un sustrato rocoso cubierto de vegetación de pinos y sotobosque, lo que detiene su avance y permite la formación de la gran duna. Aunque a simple vista pueda parecer que la arena avanza sin freno, en realidad existe un equilibrio dinámico: los pinos intentan crecer al tiempo que la duna los sepulta, pero la arena sobrante es arrastrada por los vientos y dispersada más allá de la misma. El resultado es un paisaje único en el que se aprecia la fuerza de los elementos naturales.








Durante la ascensión pasamos junto a la Cala del Tesorillo, situada a 1,5 kilómetros de nuestro punto de inicio. Esta pequeña cala, discreta y tranquila, ofrece unas vistas privilegiadas de la playa y constituye un rincón más íntimo en medio de la extensión de Bolonia. Desde allí se aprecia ya una panorámica impresionante de la playa y de la propia duna.





La subida culminó en la cima de la duna, a 2 kilómetros, desde donde se obtiene una visión global de la ensenada, de la vegetación que frena la arena y del bosque que la rodea. En la parte superior, el paisaje adquiere un carácter casi desértico, con ondulaciones de arena que parecen dunas del Sahara en miniatura. Ya de regreso, alcanzamos el mirador natural de la duna, un punto estratégico para observar tanto el mar como el relieve interior de la zona.












Tras disfrutar de las vistas, descendimos de nuevo hacia la playa, comimos en un chiringuito de la zona platos esquisitos relacionados principalmente con el atún y productos de la zona, y retomamos un paseo más tranquilo por la orilla. La arena fina y el oleaje del Atlántico acompañaron el recorrido (en un momento activaron la bandera roja), en el que atravesamos un tramo con un antiguo búnker. El entorno en este sector de la playa resulta algo más natural y menos concurrido, lo que le otorga un atractivo especial. Decidimos dar la vuelta en este punto, justo antes de la desembocadura del arroyo de Churriana, y regresar hacia nuestra zona de inicio.












La jornada combinó así historia, naturaleza y convivencia. La playa de Bolonia y su entorno constituyen un espacio privilegiado, tanto por la conservación de su ecosistema como por la presencia del importante legado arqueológico de Baelo Claudia. El hecho de haberla recorrido en grupo aportó un valor añadido, ya que permitió compartir cada uno de los descubrimientos, desde el cruce de la laguna inicial hasta las vistas desde la cima de la duna.


Dejo el mapa de la ruta




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