Ruta realizada el 5 de septiembre de 2025
4 personas a pie
Distancia: 8,86 km
Desnivel positivo: 109 m
Dificultad técnica: Fácil
Desnivel negativo: 109 m
Altitud máxima: 523 m
Altitud mínima: 414 m
Tipo de ruta: Circular
Tiempo en movimiento: 2 horas 23 minutos
La finalidad de esta ruta es descubrir algunos de los lugares más emblemáticos de Salzburgo en un recorrido urbano accesible y variado. La visita combina patrimonio cultural, como la casa natal de Mozart y la Catedral, con rincones llenos de vida como la Getreidegasse y sus comercios. Culmina en el puente Marko-Feingold-Steg, símbolo de unión y memoria, ofreciendo además una panorámica única del rio Salzach y la fortaleza en lo alto.
Adjunto vínculo de Wikiloc:
Aprovechando unos días de estancia en Múnich, decidimos dedicar una jornada a visitar Salzburgo. El tren nos llevó en poco menos de dos horas hasta la estación central de la ciudad, punto de partida de nuestra ruta circular. El enfoque del paseo es el de tener una visión de conjunto de la ciudad, conscientes de que se trataba de una visita relativamente breve para profundizar en determindos puntos de interés, que dan mucho más de sí. Desde la estación de ferrocarril, cruzamos bajo las vías por un paso amplio y cómodo, saliendo a la calle Rainerstrasse y tomando dirección al río Salzach, que sería uno de los ejes principales del recorrido. Muy cerca encontramos el Palacio de Congresos, edificio moderno que contrasta con el resto del centro histórico, y poco después alcanzamos la iglesia de San Andrés (Sankt Andrä Kirche). Se trata de un gran templo católico romano que forma parte de la llamada Ciudad Nueva de Salzburgo. La actual iglesia data de comienzos del siglo XIX y está dedicada al apóstol Andrés, cuya festividad se celebra el 30 de noviembre. El edificio sustituye a una iglesia anterior situada en Linzer Gasse y se ha convertido en una parroquia importante del decanato municipal.
Siguiendo el recorrido llegamos a uno de los lugares más conocidos de la ciudad: los jardines de Mirabell. Entramos por la puerta principal y nos adentramos en un espacio que combina historia y ornamentación. El palacio de Mirabell fue construido en 1606 por el príncipe-arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau para Salomé Alt, con quien tuvo quince hijos. Era tanto un símbolo de poder como un espacio de residencia familiar. Con el paso del tiempo sufrió incendios y reformas, especialmente tras el de 1818, y adquirió el aspecto neoclásico que conserva hoy. En su interior destacan el salón de mármol y la escalera de honor, y en la actualidad sirve como sede administrativa del alcalde y del consejo municipal, además de ser un lugar muy solicitado para bodas civiles.
Nos detuvimos en los jardines, diseñados de manera geométrica, decorados con estatuas mitológicas de Ottavio Mosto y con parterres de boj que dibujan formas detalladas. El espacio ofrece vistas hacia la fortaleza de Hohensalzburg, que más adelante visitaríamos. Paseamos entre fuentes y esculturas, accedimos a la zona del Kurgarten y al teatro natural, un pequeño escenario al aire libre que conserva todavía la disposición original para representaciones.
Desde allí caminamos hasta Makartplatz, donde se encuentra la Mozart Wohnhaus, la casa en la que vivió parte de su vida el célebre compositor. El entorno está marcado por la memoria musical y la importancia cultural de la ciudad. Nuestro siguiente punto de referencia fue el puente Staatsbrücke sobre el río Salzach. Este río nace en los Alpes de Kitzbühel y recorre 225 kilómetros antes de unirse al Eno, afluente del Danubio. Su nombre deriva de la palabra Salz, sal, ya que durante siglos fue vía principal de transporte de este mineral, actividad que marcó la economía local hasta la llegada del ferrocarril en el siglo XIX. Desde el puente contemplamos la ciudad dividida en dos, con el casco histórico a un lado y los barrios modernos al otro.
Cruzamos al centro histórico y entramos en Alter Markt, la plaza vieja de Salzburgo, cuyo origen se remonta al siglo XIII. En su momento fue lugar de mercados semanales y celebraciones, y todavía conserva la fuente de San Florián, construida en 1488 y reformada en el siglo XVII con su característica cuenca octogonal. Allí se encuentra también la Alte Hofapotheke, una antigua farmacia episcopal en funcionamiento desde el siglo XVI. Paseamos por la plaza, observamos la estrechísima casa de apenas 1,42 metros de ancho y algunos cafés históricos como el Tomaselli, frecuentados por generaciones de salzburgueses.
Muy cerca llegamos a Waagplatz, otra plaza histórica que en el siglo XV fue mercado de heno y pan. En su centro se ubicaba una balanza pública para pesar grano. Uno de sus edificios más destacados es el Schafferhaus, lugar de nacimiento en 1887 del poeta Georg Trakl. La plaza ha sido renovada en los últimos años y hoy cuenta con un pavimento moderno, bancos y una fuente de bronce que la hacen agradable para descansar. En la vecina Residenzplatz se encuentra la iglesia de San Miguel, uno de los templos más antiguos de Salzburgo. Sus orígenes datan aproximadamente del año 800 y durante siglos tuvo una doble función: la parte superior era reservada a la corte imperial, mientras que la inferior estaba abierta al pueblo. En el siglo XVIII adquirió un estilo barroco con su torre cebollada y frescos interiores. Hoy depende de la abadía de San Pedro y conserva un belén permanente que representa escenas locales. De Waagplatz pasamos a Mozartplatz, presidida por la estatua de Wolfgang Amadeus Mozart, inaugurada en 1842 por Ludwig Schwanthaler. Durante la excavación para instalar el monumento se descubrieron restos de un mosaico romano, que hoy pueden verse en una réplica situada bajo la estatua. A un lado se extiende la Neue Residenz, actual sede del Salzburg Museum, institución dedicada a la historia y al arte de la ciudad. Enfrente, la monumental fuente barroca de Residenzbrunnen destaca por su tamaño y decoración, obra impulsada por el arzobispo Wolf Dietrich von Raitenau en el siglo XVI. Esta plaza es uno de los centros neurálgicos del casco histórico, rodeada de edificios burgueses y la catedral.
Avanzamos hasta Kapitelplatz, donde se encuentra la fuente Kapitelschwemme. Desde allí giramos hacia la calle empinada que asciende a la fortaleza, pasando por la entrada del funicular que en esta ocasión no utilizamos. Alcanzamos el portón de acceso de la Festung Hohensalzburg, la fortaleza medieval que domina la ciudad. Construida desde 1077 y ampliada hasta el siglo XVII, es la mayor fortaleza conservada de Europa. Fue reforzada con murallas, torres y bastiones, y nunca llegó a ser tomada pese a varios asedios. Una de sus leyendas cuenta que durante un sitio, los defensores pintaban un único toro de diferentes colores y lo paseaban por las murallas, dando a entender que contaban con un número ilimitado de animales para alimentarse.
Desde la fortaleza bordeamos por la calle Nonnberggasse hasta un mirador en el extremo oriental, desde el que se obtiene una vista panorámica del valle. Allí se alza la Stiftskirche Nonnberg, iglesia de la abadía femenina más antigua en habla alemana, ligada a la figura de san Ruperto. Descendimos después por callejuelas estrechas hasta Kaigasse, en dirección a la catedral. La catedral de Salzburgo es el templo más importante de la ciudad, dedicada a san Ruperto y san Virgilio. Su historia comenzó en el siglo VIII, pero el edificio actual data de 1614-1628, bajo el diseño de Santino Solari. La fachada, de mármol blanco de Untersberg, es un buen ejemplo del barroco temprano. En su interior se conserva la pila en la que fue bautizado Mozart. La amplitud de la nave y sus órganos principales y secundarios lo convierten en un lugar destacado tanto para la liturgia como para la música.
Junto a la catedral visitamos la Franziskanerkirche, iglesia de orígenes muy antiguos que combina elementos románicos y góticos. En el siglo XIII pasó a los franciscanos y presenta un interesante contraste entre la nave oscura y el coro luminoso. Su altar mayor, obra de Fischer von Erlach, es un ejemplo de barroco elegante.
Desde allí caminamos hacia el campus universitario y la Kollegienkirche, situada en Universitätsplatz. Esta iglesia barroca, también diseñada por Fischer von Erlach, fue construida a finales del siglo XVII como templo universitario y está dedicada a la Inmaculada Concepción. Su interior blanco y proporcionado es un espacio sereno, utilizado tanto para celebraciones religiosas como para conciertos y exposiciones.
Continuamos el paseo por la Azwanger Passage hasta llegar a la Getreidegasse. Allí se encuentra el lugar de nacimiento de Mozart, en el número 9, hoy convertido en museo. La familia Mozart vivió en esta casa desde 1747 hasta 1773, y en 1756 nació allí Wolfgang Amadeus. En el museo pueden verse instrumentos originales como su violín infantil y su clavecín, así como retratos y documentos de la familia. La calle Getreidegasse conserva todavía la estructura medieval con casas altas y portales que dan acceso a patios interiores. Sus letreros de hierro forjado anuncian tiendas tradicionales junto a comercios modernos, lo que mantiene viva la esencia barroca del casco histórico.
Recorrimos la calle hasta la iglesia de San Blas (Sankt Blasiuskirche), situada cerca de la salida hacia el río. Después de callejear entre terrazas y plazas, regresamos a la casa de Mozart y salimos por un arco hacia el Salzach. Nuestro último punto destacado fue el puente Marko-Feingold-Steg, renombrado en 2020 en memoria del superviviente del Holocausto Marko Feingold. Este puente peatonal, de líneas modernas, conecta el centro con el barrio de Mülln y ofrece una vista espectacular de la ciudad y la fortaleza. Además, se ha convertido en lugar popular para colocar candados del amor, lo que le añade un carácter simbólico de unión.
Desde allí regresamos caminando a la estación central de tren para cerrar la ruta, completando un circuito de poco menos de nueve kilómetros con un desnivel positivo de unos cien metros y una duración de algo más de tres horas. En conjunto, esta senda urbana nos permitió recorrer algunos de los lugares más significativos de Salzburgo en un tiempo limitado. El recorrido, además de su valor turístico, recuerda que estas ciudades situadas en el eje de los Alpes han sido siempre lugares de intercambio cultural entre Austria, Alemania e Italia. El Salzach, que une territorios y fue durante siglos ruta comercial de la sal, simboliza esta condición de puente entre regiones y pueblos, donde la historia local se conecta con la de Europa Central en su conjunto.
Dejo el mapa de la ruta