Fecha: 28 de septiembre de 2025
Distancia: 36,45 km
Desnivel positivo: 304 m
Dificultad técnica: Moderado
Desnivel negativo: 267 m
Altitud máxima: 732 m
Altitud mínima: 583 m
Tipo de ruta: Solo ida
Tiempo en movimiento: 3 horas 20 minutos
Tiempo: 4 horas 11 minutos
La finalidad de la ruta fue completar un recorrido en bicicleta desde Monterozas, en Las Rozas, hasta Cuatro Caminos, en el centro de Madrid, atravesando espacios naturales y zonas urbanas conectados por carriles bici, sendas y pasarelas seguras. El itinerario, de más de treinta y seis kilómetros, buscaba enlazar dehesas, parques y corredores verdes en un trayecto continuo, mostrando la importancia de estas infraestructuras para una movilidad sostenible y el disfrute del entorno madrileño.
Adjunto vínculo a Wikiloc:
La salida fue por el Parque de Grecia, al que accedí por el Paseo de Corinto siguiendo el carril bici. Desde allí, la primera referencia importante fue la Fuente del Cura, situada en la dehesa próxima al Barranco de la Retorna. El entorno combinaba arbolado y praderas, marcando un inicio cómodo antes de alcanzar el carril bici que bordea Las Rozas Village y, poco después, el que pasa junto al Heron City. Esta primera parte era completamente ciclable y servía de enlace hacia la Dehesa de Navalcarbón.
En la Dehesa de Navalcarbón crucé el puente sobre el canal en el kilómetro 4,1. El paraje, bien cuidado y con vegetación abundante, es un punto clásico de paso para ciclistas y corredores. Tras el cruce, continué por el carril bici hasta salir de la dehesa, y de ahí enlacé con la pasarela de lamas de madera que permite superar la Nacional VI con seguridad.
El desvío hacia el Tejar coincidía de forma puntual con el trazado del Arco Verde. Después crucé el puente sobre las vías del tren para alcanzar la zona de La Patatera, donde la pista de tierra discurre paralela a las vías. Llegué a la zona de El Tejar en el kilómetro 8,1, punto en el que hubo que empujar la bici unos veinte metros por un tramo no ciclable. Superada esta dificultad, la ruta continuó por la senda del Barranco de la Casa, un sector más cómodo. Pasé junto a la estación depuradora de aguas residuales de Las Rozas (EDAR), donde crucé a pie el afluente seco del Arroyo de las Trofas. El avance prosiguió por las pistas de tierra de Las Ceudas, que permitían rodar sin problemas.
Enlazando con el Camino del Tomillarón, paralelo a su calle homónima, finalizó la senda de tierra. A partir de este punto el recorrido se adentró en urbanizaciones con tráfico moderado. Pronto apareció la pasarela sobre la Nacional VI que da acceso a la zona urbana de Las Rozas. Unos metros más adelante crucé el Parque de Carlos, en el kilómetro 14,1, un área verde utilizada como lugar de paso y de descanso. Desde allí el carril bici me guió hacia la estación de tren de Majadahonda y poco después al acceso al Monte del Pilar, uno de los espacios naturales más valiosos del entorno. Entrar en esta zona protegida suponía cambiar de ambiente, con sendas entre pinares y un terreno más sombrío. Crucé el Puente del Arroyo Valgrande en el kilómetro 16, y seguí disfrutando de los caminos internos del monte. La salida del área protegida se realizó por el Camino de los Caleros, y después continué por el Camino de los Conejeros, otra pista de tierra que mantenía un trazado cómodo.
El avance hacia Madrid exigía superar la M-40, para lo cual utilicé una pasarela peatonal y ciclista. Ya en Pozuelo de Alarcón, el recorrido se unió al carril bici de la calle Isaac Albéniz, que atraviesa un parque con un gran estanque. El itinerario siguió hacia el Parque de las Cárcavas, una zona verde con carriles bici en buen estado, que permitía un pedaleo fluido. Tras cruzar este parque, continué hasta el Cordal del Arroyo de Pozuelo de Alarcón. Una senda estrecha, conocida entre ciclistas como senda de chorras, me condujo en dirección al Parque del Arroyo de Pozuelo. En el kilómetro 23,8 alcancé este parque, un eje natural que atraviesa gran parte de Pozuelo y que conecta diferentes barrios. La ruta cruzó varias veces sus paseos y sendas, pasando por distintas áreas del mismo parque y sus prolongaciones. Avanzar por aquí significaba alternar tramos asfaltados con caminos de tierra, siempre acompañados de vegetación de ribera. Desde la zona de Fuente del Rey me dirigí hacia la Casa de Campo, el gran pulmón verde de Madrid.
El acceso a la Casa de Campo se realiza pasando a pie bajo la vía del tren. Ya en su interior, la ruta se desarrolló junto a la propia vía férrea, en una senda con sombra abundante. En el kilómetro 25,5 crucé el Puente Alto y seguí por caminos de tierra bajo pinares, cruzando también el puente sobre el Arroyo de Antequina. A lo largo de este tramo se abrieron vistas hacia el Palacio Real y la Catedral de la Almudena. En el kilómetro 28,1 apareció la Fuente de la Casa de Campo, un punto habitual para descansar.
La salida de la Casa de Campo se realizó por el Anillo Verde Ciclista, que me llevó hasta el puente de madera sobre el río Manzanares en el kilómetro 29,7. El trazado se adentró después en la senda fluvial del Manzanares, con buen firme y acompañamiento del río. Tras superar la Nacional VI por la pasarela de Puerta de Hierro, el recorrido avanzó hacia el Puente de San Fernando en el kilómetro 31,4. A este lado del río se conservan restos del antiguo muro del Pardo, que marcaba los límites históricos de este monte.
El siguiente destino fue la Dehesa de la Villa, un parque urbano con un marcado carácter forestal. Entré por la zona del observatorio de aves y continué hasta la Fuente de la Tomasa en el kilómetro 34,1. Este punto, ya en el corazón de la dehesa, sirvió de última parada en un entorno tranquilo, con sendas bien delimitadas bajo encinas y pinos. Tras salir de la Dehesa de la Villa, ya solo quedaba rodar por calles de Madrid. Avancé hacia el Parque del Tercer Depósito del Canal de Isabel II, en Cuatro Caminos, donde concluí la ruta. El itinerario total fue de 36,45 kilómetros, con un desnivel positivo de 304 metros y negativo de 267, en un tiempo de algo más de cuatro horas, con 3 horas y 20 minutos de pedaleo efectivo.
Esta senda, en su conjunto, demuestra la importancia de los corredores verdes y las conexiones ciclistas en la Comunidad de Madrid. El recorrido atraviesa parques periurbanos, dehesas conservadas y zonas protegidas, integrándolos con áreas urbanizadas mediante carriles bici y pasarelas seguras. Estas infraestructuras no solo fomentan la movilidad sostenible, sino que también permiten que los habitantes y visitantes puedan descubrir de manera directa la riqueza natural y cultural del entorno madrileño sin necesidad de vehículo a motor.
Dejo el mapa de la ruta.