Rutas 229 - Las Torres de la Pedriza. Por Collado de la Ventana y Collado de las Miraderas, por sendas PRM1 y PRM2 desde Canto Cochino

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Fecha: 4 de octubre de 2025

1 persona a pie

Distancia: 16,18 km

Desnivel positivo: 1.032 m

Dificultad técnica: Difícil

Desnivel negativo: 1.032 m

Altitud máxima: 1.991 m

TrailRank : 84 5

Altitud mínima: 1.027 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 5 horas 8 minutos

Tiempo: 7 horas 8 minutos


La finalidad de esta ruta es recorrer uno de los itinerarios más exigentes y espectaculares de la Pedriza, combinando los senderos PR-M1 y PR-M2 para enlazar la Pedriza anterior y posterior. El objetivo es alcanzar las crestas de los picos más altos, transitando por zonas técnicas, canchales y pasos de trepada, donde la orientación juega un papel clave. Una travesía completa que exige experiencia, atención y respeto por la montaña.




Adjunto vinculo a Wikiloc


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/las-torres-de-la-pedriza-collado-de-la-ventana-y-collado-del-miradero-por-sendas-prm1-y-prm2-desde-234521045


Es una ruta que tiene la particularidad de discurrir, en su parte más interesante, por las crestas de los picos más altos de la Pedriza. Este tramo, ligado al PR-M1 o Integral de la Pedriza, presenta cierta complejidad, tanto por el tránsito entre canchales y algún paso de trepada, como —y quizá lo más importante— por la orientación. Las marcas del PR, aunque presentes, a veces se muestran algo dispersas, y no es raro pasárselas de largo y acabar en zonas delicadas. No es una senda para improvisar ni para quienes buscan un paseo cómodo; exige atención, prudencia y experiencia en montaña. Antes de afrontarla, conviene saber exactamente a qué se va y con qué condiciones. Quien la recorre con calma y respeto, sin embargo, descubre una de las travesías más espectaculares y completas de la Sierra de Guadarrama, con panorámicas que compensan cada metro de esfuerzo.



Salgo desde el aparcamiento de Canto Cochino, cuando el día comienza a despuntar sobre las crestas graníticas de la Pedriza. Cruzo el puente sobre el río Manzanares, que aquí baja limpio y sonoro, y me adentro en los primeros senderos de la Pedriza Anterior. A mi alrededor se levantan algunos de los riscos más conocidos de esta zona, como la Peña Sirio y la Tortuga. Paso por la encrucijada de caminos que da acceso a distintas rutas, y tomo dirección al Refugio Giner de los Ríos, por la conocida Autopista de la Pedriza, el trazado del PR-M2. El sendero es cómodo, de pendiente moderada y suelo firme, ideal para avanzar rápido en estos primeros kilómetros.




A medida que avanzo, el paisaje se abre y deja ver el cordal al fondo. Camino junto al arroyo. Los dos primeros kilómetros son suaves y rápidos, y sé que este mismo tramo lo repetiré en la vuelta. En una pradera al otro lado del arroyo de la Dehesilla distingo al cerdito que ya es casi parte del paisaje; más adelante, aunque de lejos, veo la charca Kindelán. Dejo atrás el puente sobre el arroyo de la Dehesilla y continúo por el PR-M2, dejando a la izquierda el desvío hacia el Refugio Giner. El entorno se vuelve más montañero conforme me acerco al Mirador del Pájaro. Desde allí se aprecia la silueta de este risco emblemático, uno de los más fotografiados de la Pedriza. Sigo ascendiendo hasta alcanzar el puente sobre el arroyo de la Ventana, punto donde comienza el tramo circular de la ruta.



El sendero se interna en un bosque de pinos y helechos. Paso junto a una pequeña cueva y poco después llego a la cascada del arroyo de la Ventana. Aquí tomo el desvío hacia la izquierda, alejándome del cauce. La pendiente se acentúa y la senda se estrecha, serpenteando entre troncos y raíces. Llego a una intersección y continúo por la derecha. Poco a poco dejo atrás la vegetación densa y aparecen los primeros canchales graníticos. Desde aquí se dominan amplias vistas del valle, con formaciones como el Caracolito y el Cocodrilo, que se recortan sobre el horizonte. La panorámica de la Pedriza desde este punto es magnífica. Se distinguen el Risco de la Ventana, la Torre de los Buitres, el Caballo de Ajedrez y el propio Cocodrilo.






Sigo ganando altura hacia el Collado de la Ventana. La subida es constante, pero las vistas compensan el esfuerzo. Al llegar al collado hago una parada técnica para reponer fuerzas y contemplar el paisaje. Hacia el norte se abre el Collado de U, que más adelante cruzaré. Paso junto al Cerro de los Hoyos, una mole de roca compuesta por infinidad de bloques amontonados. El terreno se vuelve más agreste. Entro ya en la zona de la Pedriza Posterior, donde el ambiente cambia. Aquí enlazo con el PR-M1, la conocida Integral de la Pedriza. La orientación se complica, las marcas aparecen a veces dispersas y hay que prestar atención para no desviarse por zonas delicadas. El terreno exige concentración.







Comienza el tramo más técnico, y no tardo en ver varios vivacs entre las rocas. Alcanzo el Risco del Puro y me interno en el Callejón de las Abejas, un paso estrecho y vertical donde el granito se alza en paredes casi lisas. En una de ellas hay una placa de roca que requiere una pequeña trepada. Recordaba haber leído un truco sobre pasar por debajo de una roca adyacente, pero cuando me acordé ya había superado el punto. 








Desde el Collado de los Hoyos continúo hacia la zona de la Esfinge, siguiendo las marcas blancas y amarillas del PR-M1. Giro a la izquierda y atravieso un canchal que parece no tener fin, hasta toparme de frente con la silueta de la Esfinge. Me detengo unos minutos junto al vivac cercano, observando la magnitud del paisaje. Retomo la marcha y tomo otro desvío a la izquierda. Paso bajo un pasadizo formado por una gran roca. Más adelante llego al Risco del Ventanillo, donde hay otro vivac. Desde aquí se obtiene una panorámica espectacular de toda la Pedriza, con sus torres y riscos extendiéndose en todas direcciones. El paisaje tiene algo hipnótico, una mezcla de caos y orden natural que resulta difícil de describir.







Sigo caminando hacia una zona de collados y refugios improvisados entre bloques. Hay más refugios al aire libre y el terreno comienza a suavizarse. Me acerco a las Torres, la parte más alta y reconocible de la Pedriza Posterior. La zona más complicada ya ha quedado atrás. En el Portacho de los Gavilanes, entre las Torres se domina el Circo de la Pedriza Posterior, con la Cuerda Larga al fondo y la Loma de Pandasco cerca. También se distinguen claramente las Cabezas de Hierro y el Asómate de Hoyos. El aire es frío y limpio, y el entorno transmite una sensación de grandeza difícil de igualar.








Inicio el descenso hacia el Collado del Miradero. Al llegar al mirador hago una parada para comer algo y reponer fuerzas. Desde allí las vistas alcanzan la Bola del Mundo y el entorno de Navacerrada. Retomo el camino por el PR-M2, que me llevará de nuevo hacia Canto Cochino.





El regreso se hace más relajado. El sendero del PR-M2 desciende entre pinares, con tramos agradables y bien marcados. Paso junto a varias cuevas y pequeños vivacs escondidos entre las rocas. El terreno se vuelve más amigable según pierdo altura, aunque conviene no confiarse del todo: en algunos puntos las marcas pueden despistar. En cualquier caso, nada que ver con las exigencias del PR-M1. La senda continúa bien definida, y se nota que es una de las más transitadas. Al llegar al Mirador de la Pedriza, junto al bosque de Los Llanos, me detengo un momento. Desde aquí se contempla buena parte de la Pedriza posterior y anterior, un contraste que resume perfectamente la diversidad de este macizo.





Desciendo hasta el cruce de Cuatro Caminos y sigo recto por el PR-M2. A la derecha quedaría el Puente de los Poyos y a la izquierda la Cabaña de Iñaki. Poco más adelante me encuentro con el puente sobre el arroyo de la Ventana, el mismo punto donde comencé el tramo circular. Cierro así el bucle y encaro los últimos kilómetros hacia el parking.








El camino de vuelta es rápido y fácil. A medida que me acerco a Canto Cochino el número de excursionistas aumenta. Es mediodía y la Pedriza bulle de actividad. Llego al aparcamiento con la sensación de haber completado una ruta exigente, de esas que exigen cabeza fría y paciencia, pero que a cambio ofrecen lo mejor del paisaje granítico madrileño. Esta travesía por las Torres de la Pedriza resume buena parte de lo que significa caminar por la Sierra de Guadarrama: un equilibrio entre el esfuerzo físico y la lectura del terreno, entre la belleza del paisaje y la atención que requiere moverse por él. Las sendas PR-M1 y PR-M2 representan dos formas muy distintas de entender la montaña. La primera, dura y técnica, obliga a avanzar con cuidado y criterio. La segunda, más amable, permite disfrutar del entorno sin tensión. Ambas, sin embargo, son testimonio del valor de la red de caminos que vertebra este espacio natural. Mantenerlas señalizadas, accesibles y cuidadas es una forma de conservar viva la relación entre las personas y la sierra, entre el patrimonio natural y la experiencia de recorrerlo a pie.


La Pedriza, además de su evidente atractivo geológico, tiene una dimensión simbólica dentro del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama. Es un escenario donde la naturaleza, la historia y la cultura se entrelazan. Cada risco y cada arroyo son parte de una identidad colectiva que ha definido la montaña madrileña durante generaciones. Caminar por estas sendas no es solo un ejercicio físico, sino también una manera de conectar con ese legado. Dejo el mapa de la ruta.





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