Fecha: 11 de octubre de 2025
2 personas a pie
Distancia: 21,24 km
Desnivel positivo: 362 m
Dificultad técnica: Moderado
Desnivel negativo: 362 m
Altitud máxima: 944 m
Altitud mínima: 891 m
Tipo de ruta: Circular
Tiempo en movimiento: 4 horas 32 minutos
Tiempo: 6 horas 40 minutos
El objetivo de esta ruta es el de recorrer la Senda Larga de las Hoces del Duratón, un itinerario de unos diez kilómetros entre el Puente de Talcano y el de Villaseca, dentro del Parque Natural. Se trata decdisfrutar de un paseo tranquilo junto al río Duratón, observando su impresionante cañón, su bosque de ribera y la abundante colonia de buitres leonados que lo habitan, en un entorno de gran valor natural y paisajístico.
Adjunto el vínculo a Wikiloc:
https://amsenderismo.blogspot.com/2025/10/ruta-231-sepulveda-senda-de-los-dos.html
Fuimos a pasar el día a Sepúlveda, y por la mañana decidimos recorrer la Senda Larga de las Hoces del Duratón, una de las rutas más emblemáticas del parque natural. Se trata de un itinerario de algo más de 10 kilómetros entre el Puente de Talcano, próximo a Sepúlveda, y el Puente de Villaseca, situado en el interior del cañón. La ida y la vuelta se realizan por el mismo sendero, ya que el tránsito solo está permitido por una de las márgenes del río. Es un recorrido sencillo y muy agradable, aunque conviene recordar que no existen salidas intermedias, por lo que una vez iniciado el camino, únicamente cabe continuar hasta el final o regresar sobre los propios pasos. Durante la caminata vimos numerosos buitres leonados volando a escasa distancia, una experiencia impresionante y difícil de olvidar. Nuestra intención era completar por la tarde la Senda de los Dos Ríos, centrada en el casco histórico de Sepúlveda, aunque esa parte quedará para otra crónica.
Adjunto vínculo a la misma:
La ruta comienza en el aparcamiento del Puente de Talcano, punto de inicio también de otras sendas del parque. Allí pasamos la barrera que da acceso al camino de tierra y nos detuvimos ante el panel informativo donde se describen tanto la Senda Larga como la Senda de los Dos Ríos. A nuestra derecha quedaba la pequeña presa de la Fábrica de la Luz, y justo después atravesamos el puente sobre el río Duratón. Es el primer contacto visual con el cauce que, a partir de este momento, nos acompañará durante todo el trayecto. En otoño, la senda estaba cubierta de hojas secas y el aire resultaba especialmente fresco y limpio.
La vegetación que acompaña este tramo inicial está formada en su mayoría por especies de hoja caduca. Se suceden chopos, álamos y fresnos, que ofrecen una agradable sombra en verano y una estampa dorada en los meses de otoño. Bajo ellos crecen arbustos de cornejo y zarzamora, y entre claros aparecen algunos ejemplares de higuera y de castaño. Este bosque de ribera, junto al rumor constante del agua, genera una atmósfera tranquila que invita a caminar sin prisa.
A pocos kilómetros del inicio alcanzamos la Fuente de la Hontanilla, que en esta época no tenía agua. El entorno, sin embargo, sigue siendo fresco gracias a la humedad del río. Poco más adelante, el sendero discurre por la zona de Valdemortero, donde la alfombra de hojas secas cubre el suelo por completo. El camino serpentea entre los árboles y, en algunos puntos, se abre para dejar ver los escarpados barrancos que nos rodean. Las paredes calizas del cañón se elevan a ambos lados, recordando la magnitud del relieve que el río ha modelado durante millones de años. Llegamos a la Fuente Redonda, también sin caudal, y seguimos avanzando hasta encontrar las ruinas de una antigua casa de labranza. Apenas quedan los muros de piedra, cubiertos de musgo y parcialmente derrumbados, testimonio del uso agrícola que tuvo esta zona hasta hace pocas décadas.
En el siguiente tramo pasamos bajo la Ermita de San Juan, que se encuentra en lo alto, aunque desde nuestra posición no llegaba a ser visible. La senda sigue bajo una densa arboleda y resulta especialmente fresca, incluso en las horas centrales del día. Es un itinerario muy recomendable para el verano, aunque conviene recordar que entre el 1 de enero y el 31 de julio se necesita un permiso especial para acceder, debido al periodo de cría de las aves rapaces. El acceso está regulado por el Ayuntamiento de Sepúlveda y el Parque Natural de las Hoces del Duratón, con cupos limitados a cinco personas cada veinte minutos.
Más adelante atravesamos la zona de Ventoseros. Allí el sendero se estrecha ligeramente, y a nuestra izquierda descubrimos un pequeño refugio excavado en la roca, probablemente utilizado en el pasado por pastores o trabajadores del campo. Este tipo de refugios son frecuentes en la zona y se integran perfectamente en el entorno calizo.
En torno a la mitad de la ruta llegamos al Puente del Villar, que marca (a grosso modo) el punto medio del recorrido. Desde aquí la perspectiva cambia: las paredes del cañón se hacen más altas y el cauce se encajona con mayor fuerza. Fue en esta parte donde los buitres leonados comenzaron a aparecer en mayor número, planificando sobre nuestras cabezas con un vuelo pausado y majestuoso.
A lo largo del camino también encontramos la Fuente del Chorrillo, situada en una pequeña explanada con bancos de piedra, y la zona conocida como La Guinda, donde el sendero discurre muy próximo al río. Es un lugar ideal para descansar un rato bajo los barrancos, escuchando el murmullo del agua y el eco de los buitres en lo alto.
Continuamos caminando hacia el final de la senda y poco después alcanzamos la Cueva de los Siete Altares, situada a escasos metros del cauce. La cueva está protegida con una verja de hierro, aunque su interior puede verse parcialmente. Se trata de un antiguo santuario visigodo del siglo VII, considerado el primer templo cristiano documentado en la provincia de Segovia. En su interior se distinguen varios altares tallados directamente en la roca, testimonio del asentamiento humano en esta zona desde tiempos remotos. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1994.
Poco después pasamos bajo el Puente de Villaseca, que marca el final de la ruta. A unos metros hay un pequeño aparcamiento y un quiosco donde se puede tomar algo. Paramos a tomar un café en el quiosko, recién abierto, y los responsables, una pareja muy amable, nos atendieron con hospitalidad. Tras el descanso, emprendimos el camino de regreso por la misma senda. Aunque el recorrido era idéntico, la perspectiva cambiaba completamente: los relieves, la luz y el sonido del río ofrecían una nueva lectura del paisaje.
En el trayecto de vuelta hicimos una parada para almorzar en una zona mágica, escondida tras una gran roca en el paraje conocido como Las Cabezas. Allí, bajo la sombra de un castaño, disfrutamos del silencio del cañón. A unos metros se apreciaban las ruinas de una antigua acequia, y algo más adelante otro pequeño refugio bajo la roca. Al llegar de nuevo al aparcamiento del Puente de Talcano dimos por cerrada la Senda Larga de las Hoces del Duratón, una experiencia completa y enriquecedora. El trazado, aunque sencillo, transmite con claridad la fuerza del paisaje y la importancia de conservar un espacio natural de estas características.
La Senda Larga es, además de un recorrido de interés paisajístico, un ejemplo del papel que desempeñan las sendas interpretativas en el macizo central español. En este tipo de itinerarios se conjugan conservación, educación ambiental y recreo, permitiendo que los visitantes conozcan el valor ecológico del territorio sin alterar su equilibrio. En el caso del Duratón, el diseño de la senda, su señalización y el control de accesos garantizan que la afluencia humana sea compatible con la preservación de las especies y los ecosistemas. Este modelo de gestión, aplicado también en otros parques naturales del Sistema Central, demuestra que la conservación puede convivir con el uso público responsable y ordenado.
Las Hoces del Duratón, con sus más de 5000 hectáreas, forman parte de la Red Natura 2000 y están declaradas Zona de Especial Protección para las Aves. Su impresionante cañón calizo, de hasta cien metros de altura, alberga una de las mayores colonias de buitre leonado de Europa. La diversidad de ambientes —desde el páramo superior hasta el bosque de ribera—, junto con el legado histórico y geológico, convierten este enclave en uno de los espacios más representativos de la naturaleza castellana.
Dejo el mapa de la ruta.