Ruta 231 - Sepulveda. Senda de los Dos Ríos y casco histórico desde aparcamiento del Puente Talcano

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Fecha: 11 de octubre de 2025

2 personas a pie

Distancia: 6,31 km

Desnivel positivo: 204 m

Dificultad técnica: Fácil

Desnivel negativo: 204 m

Altitud máxima: 992 m

Altitud mínima: 907 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: una hora 46 minutos

Tiempo: 2 horas 20 minutos


El objetivo de esta ruta era recorrer la Senda de los Dos Ríos, un itinerario circular que une el patrimonio natural y el histórico de Sepúlveda. El propósito fue completar la jornada tras la Senda Larga del Duratón, caminando entre el casco antiguo y los valles fluviales de los ríos Caslilla y Duratón, disfrutando de miradores, murallas, iglesias y del vuelo de los buitres sobre el cañón en un entorno de gran belleza.




Fuimos a pasar el día a Sepúlveda, uno de esos pueblos castellanos que, a pesar del turismo, conserva la autenticidad de su piedra y de su entorno. Por la mañana decidimos hacer la Senda Larga de las Hoces del Duratón, que ya he contado en otra entrada, una caminata de unos diez kilómetros entre el Puente de Talcano y el de Villaseca, siguiendo el curso bajo del cañón. 


Adjunto el link a esta primera senda:


https://amsenderismo.blogspot.com/2025/10/ruta-230-hoces-del-duraton-sepulveda.html


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/hoces-del-duraton-sepulveda-desde-el-puente-de-talcano-hasta-el-puente-de-villaseca-senda-larga-235582509


Al terminarla, regresamos al aparcamiento del Puente Talcano, que habíamos usado como punto de inicio, y desde allí, tras un breve descanso, comenzamos la segunda parte del día: la Senda de los Dos Ríos




Esta ruta, circular y más corta que la anterior, une el patrimonio natural con el histórico, recorriendo los alrededores del casco antiguo de Sepúlveda y siguiendo el curso de los ríos Duratón y Caslilla. Aunque el recorrido oficial comienza en la Plaza Mayor, nosotros por obvias razones logísticas optamos por iniciarla en el aparcamiento del Puente Talcano. Según el detalle oficial de la ruta, disponible en la web hocesduraton.org/ruta-circular, el recorrido tiene algo más de cinco kilómetros, pero nosotros lo alargamos ligeramente hasta los 6,3 para callejear por el pueblo y acercarnos a la iglesia de San Bartolomé.


Desde el aparcamiento del Puente Talcano giramos a la izquierda por la Senda de los Dos Ríos, que arranca con un camino de tierra bien señalizado. Poco después seguimos a la derecha, siempre atentos a las balizas que indican el trazado. El primer punto destacado es el Puente de Palmarejos, una estructura sencilla que nos permitió cruzar un pequeño arroyo antes de avanzar junto al río Caslilla. La senda discurre a media altura, entre chopos y fresnos, con el rumor constante del agua acompañando el paso.





Más adelante alcanzamos la Puerta del Castro, una de las antiguas entradas de la villa amurallada. Desde este punto se obtiene una panorámica espléndida de Sepúlveda y del río Caslilla serpenteando en el fondo del valle. La Puerta de Duruelo aparece poco después, aunque no la cruzamos, continuando hacia el Puente Grande, que atravesamos bajo el arco siguiendo el trazado oficial de la senda. Este tramo, paralelo al Caslilla, tiene un encanto especial: el sonido del agua, el frescor de la sombra y el contraste entre la vegetación del fondo del valle y la roca desnuda del páramo superior.










Al poco tiempo la senda gira a la izquierda y asciende por una rampa empedrada que nos conduce de nuevo hacia el casco histórico. El desnivel se nota, pero el esfuerzo se compensa al llegar a la Puerta del Río, donde se aprecia la solidez de las murallas medievales. Subimos hasta la Casa del Parque de las Hoces del Duratón, ubicada en la antigua iglesia de Santiago, un punto de referencia imprescindible para quien quiera conocer mejor el parque natural y su biodiversidad. Desde aquí tomamos la calle del Conde de Sepúlveda, que ofrece una panorámica excepcional del cañón.












Seguimos hacia la derecha y bajamos por unas escaleras que nos llevaron hasta la Oficina de Turismo y la antigua Prisión del Concejo, un edificio con siglos de historia. En la Plaza de España, donde se encuentra el Castillo Fernán González, hicimos una breve parada antes de continuar hacia la iglesia de San Bartolomé, de origen románico. Aprovechamos para entrar en su interior y contemplar sus capiteles y el ambiente silencioso de las naves, antes de retomar el recorrido girando a la derecha, rumbo a las zonas altas del pueblo.






Desde este punto se obtienen nuevas vistas hacia la Casa del Parque y el entorno de las hoces. Cruzamos por la Puerta de Azogue, uno de los accesos más emblemáticos de Sepúlveda. A pocos metros se encuentra la iglesia de San Justo, y poco después, la de la Virgen de la Peña, situada sobre un promontorio que domina el cañón del Duratón. Su mirador es probablemente uno de los lugares más impactantes de toda la ruta: desde allí se contemplan las primeras hoces y, con suerte (en nuestro caso así fue), los buitres leonados planeando en círculos sobre las paredes calizas. Pasamos un buen rato observando su vuelo, sin prisa, conscientes de que este espectáculo es parte del alma del parque.












Junto al mirador hay un punto de información de la Senda de los Dos Ríos y un pequeño Vía Crucis que asciende ligeramente hasta una nueva panorámica del cañón. Desde allí giramos a la derecha para continuar por la senda, pasando por la Puerta de la Fuerza, que en época medieval daba acceso a los barrios de San Pedro y Santa Eulalia. El camino desciende de nuevo, y pronto encontramos los restos de una antigua calzada romana, testimonio de la importancia estratégica que tuvo esta zona durante siglos.







A medida que bajamos hacia el Duratón, las vistas se amplían y el paisaje se vuelve más abrupto. Al fondo aparece el Puente de Picazos, que cruzamos sin prisa, disfrutando del entorno. La senda continúa junto al río, bajo los acantilados, en un tramo verdaderamente espectacular, especialmente en otoño, cuando los colores del bosque de ribera contrastan con el gris de la roca y el vuelo de los buitres.





El camino comienza a ascender por unas escaleras talladas en la ladera, un tramo algo más exigente que requiere cierto esfuerzo por la subida, no por la transitabilidad. Recuerda un pequeño caminito del rey, salvando las distancias. Desde arriba, la vista del río y del valle es magnífica. Bajmos de nuevo a la altura del Río Duraton, y ya siguiendolo hasta que, poco después, llegamos a la presa de la antigua Fábrica de la Luz, donde aún se conservan restos del edificio que generó energía para Sepúlveda en los años veinte del siglo pasado. Un lugar donde nos detenemos a disfrutar del paso del agua entre los dos niveles del dique.








Siguiendo el curso del río llegamos al Puente de Talcano, que es ya la tercera vez que lo cruzamos durante la jornada. Ya nos lo conocemos bien, y ya solo queda llegar a nuestro punto de partida y cierre de la ruta en el aparcamiento, unos metros más arriba siguiendo la propia senda, dando por cerrada la Senda de los Dos Ríos y, con ella, la jornada completa en Sepúlveda.





Esta ruta, aunque breve, resume muy bien el espíritu del Parque Natural de las Hoces del Duratón. En apenas unas horas se pasa del bullicio del casco histórico al silencio de los valles fluviales, de las piedras románicas al vuelo de los buitres, del rumor de los ríos al eco de las murallas. Su encanto reside precisamente en esa mezcla: historia, naturaleza y serenidad.

Terminamos el día cansados pero satisfechos. Dos rutas, dos maneras de entender un mismo territorio: por la mañana, el silencio del cañón; por la tarde, la mezcla de piedra y río que da sentido a Sepúlveda. Fue una jornada completa, sin prisas, disfrutando de cada tramo y de la conversación pausada que acompaña siempre a las buenas caminatas.

Dejo el mapa de la ruta.




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