Ruta 236 - Cuerda de la Mujer Muerta. Puerto de la Fuenfría, Cerro Minguete, Montón de Trigo, Pico de la Pinareja, Peña del Oso, Peña Apretura, Pico Pasapan, Valle Río Moros, Collado de la Marichiva desde Las Dehesas

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Fecha: 28 de octubre de 2025

1 persona a pie

Distancia: 20,56 km

Desnivel positivo: 1.349 m

Dificultad técnica: Moderado

Desnivel negativo: 1.349 m

Altitud máxima: 2.190 m

Altitud mínima: 1.381 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 5 horas 46 minutos

Tiempo: 8 horas 55 minutos




Adjunto vínculo de Wikiloc.


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cuerda-de-la-mujer-muerta-monton-de-trigo-pinareja-pena-del-oso-pasapan-valle-rio-moros-desde-las-d-237994591


El objetivo era completar íntegramente el cordal de la Mujer Muerta, ascendiendo por el valle de la Fuenfría hasta el Cerro Minguete y, tras coronar el Montón de Trigo, continuar por el Collado de Tirobarra hacia la Pinareja, punto en el que comienza realmente la alineación montañosa. Desde allí, la travesía sigue por la Peña del Oso, Peña Apretura y el Pico Pasapán, para después descender al valle del río Moros, cruzar el Embalse del Espinar y regresar al valle de la Fuenfría por el Collado de la Marichiva. Es una ruta exigente y rompepiernas: a lo largo del recorrido se superan siete ascensos principales, seis de ellos por encima de los 2000 metros, y al final, el Collado de la Marichiva, aunque no es propiamente un puerto, pero implica una subida adicional desde el fondo del valle que, con las piernas ya fatigadas, se siente como un octavo alto.




Comienzo la ruta a las siete de la mañana desde el aparcamiento de Majavilán, en Las Dehesas de Cercedilla. A los pocos minutos cruzo el Puente del Descalzo, cuando la oscuridad aún cubre el valle de la Fuenfría. Sigo hacia el acceso de la Calzada Borbónica, donde una puerta marca la entrada con las típicas flechas amarillas del Camino de Santiago, por el que transcurre la ruta hasta el Puerto de la Fuenfría.



El ascenso me lleva hasta la Pradera de los Corralillos, a 1,3 kilómetros del inicio. Aquí está el Pino dedicado a Miguel Ángel Blanco y la zona conocida como el Descanso de los Ceballos. El día empieza a clarear y apago el frontal. Cruzo la Carretera de la República y sigo recto por la Calzada Borbónica. A los 2,2 kilómetros alcanzo el Puente de Enmedio. Poco después me cruzo con la Calzada Romana, que ignoro en dos ocasiones, manteniendo siempre la Calzada Borbonica.


Llego al Puerto de la Fuenfría (1796 m) en el kilómetro 3,2. Aquí hago una breve parada para quitarme capas, ya que la temperatura empieza a subir. El lugar conserva restos de las antiguas travesías entre Madrid y Segovia, y es un punto emblemático de paso entre ambas vertientes. Desde aquí comienza la subida al Cerro Minguete. La senda, señalizada con hitos de piedra, no ofrece pérdida. La pendiente es constante y las vistas se van abriendo sobre el valle. Corono el Cerro Minguete (2026 m) en el kilómetro 4,1, pasando junto al vértice geodésico. Giro a la derecha para encarar el siguiente objetivo: el Montón de Trigo, que se alza inconfundible con su perfil piramidal.





Desde el Collado Minguete, tomo aire antes de afrontar la subida más empinada. No es muy larga, pero sí intensa. El tramo final se desarrolla sobre una pedrera, donde es esencial no perder los hitos que indican el camino correcto. Alcanzo la cima del Montón de Trigo (2161 m) en el kilómetro 4,9. Las vistas desde aquí son espectaculares: hacia el este se distinguen la Mujer Muerta y las montañas de Siete Picos, al norte el Macizo de Peñalara, y al sur el valle de la Fuenfría y el cordal de la Cuerda Larga. También se aprecia el valle del río Moros con los bosques de Valsaín extendiéndose hacia la llanura segoviana. Es un mirador natural que compensa con creces el esfuerzo acumulado.








Desciendo por la vertiente segoviana hacia el Collado de Tirobarra, siguiendo una senda entre piedras. El terreno aquí es más amable, y tras un pequeño tramo de descanso llego al collado (6.2 km). En este punto, las ruinas que permiten la realización de vivacs al aire libre, sirven de referencia y ofrecen algo de resguardo en caso de viento. La siguiente subida se dirige hacia La Pinareja, donde da comienzo el cordal de la Mujer Muerta propiamente dicho. El ascenso arranca sobre una pedrera similar a la del Montón de Trigo. Es un tramo exigente, de piedra suelta, que obliga a buscar apoyos firmes. 





Corono La Pinareja (2197 m) en el kilómetro 7.4. Desde la cumbre, la panorámica sobre la meseta segoviana es amplia y luminosa. Al norte se extiende la Tierra de Segovia, al sur destacan los perfiles del Guadarrama central. El descenso es técnico, sobre grandes bloques y con mucha verticalidad. El siguiente punto es el Collado de la Pinareja, un paso entre riscos que requiere seguir con atención los hitos. Este tramo de transición tiene su complejidad: la sucesión de pedreras y resaltes de granito obliga a mantener la concentración. 








Poco después alcanzo la Peña del Oso (2196 m) en el kilómetro 8.5. Aquí, dos figuras junto al vérticegeodésico, una mayor y otra más pequeña, evocan la imagen de un oso pardo y un oso polar, ambos orientados hacia el Puerto de Pasapán.








Un pequeño vivac marca el inicio del descenso hacia Peña Apretura, a la que llego en el kilómetro 9.3. Aunque alcanza los 2051 metros, la cima se difumina en una pradera de altura que da cierto respiro tras tanta roca. La sensación es la de caminar sobre un suave collado antes de encarar el último tramo del cordal. El sendero continúa hacia el Pico Pasapán, pasando primero por el Collado de Pasapán. En la cima del Pico Pasapán (2005 m), kilómetro 10.4, concluye la secuencia principal de la Mujer Muerta: la cabeza (La Pinareja), el pecho (Peña del Oso) y los pies (Pasapán). Desde aquí se entiende la silueta que da nombre al conjunto montañoso, visible desde la llanura segoviana como una mujer tumbada, cubierta por un velo y con los brazos cruzados sobre el pecho.





El descenso hasta el Puerto de Pasapán (11.7 km) es cómodo. Allí se alza el conocido mojón de granito “Puerta de Pasapán”, semejante a los que señalan otros puertos como el de la Fuenfría o la Maliciosa. Este punto marca un cambio de terreno: dejo atrás las crestas y entro en la vertiente del río Moros. A partir de aquí, la ruta se desarrolla por pistas forestales, aunque no por ello deja de tener exigencia. Algunos tramos son empinados, con roca suelta y vegetación que invade la senda. En función de la época del año, el portón que da acceso al valle puede estar cerrado, ya que durante el verano no se permite el tránsito por el valle del río Moros sin un permiso del Ayuntamiento de El Espinar.






En esta parte de la ruta se aprecia cómo la vegetación recupera terreno. Las pistas, antaño transitadas por vehículos forestales, están siendo devoradas poco a poco por el monte. A la derecha queda el Cerro Pajoso, mientras que hacia la izquierda se extiende la pedrera de Pasapán. Sigo una intersección hacia la derecha, en la zona de la Pedriza del Gamonal, y más adelante tomo a la izquierda la pista forestal que rodea el valle del río Moros. Podría continuar por ella, pero opto por un atajo: giro a la derecha por una trocha apenas marcada, posiblemente un sendero de cabras, que en algunos tramos se convierte casi en un paso campo a través. 





Cruzo la pista de los Ojos del Río Moros y alcanzo el Embalse del Espinar (15.8 km), en la presa del Vado de las Cabras. El agua, encajada entre los pinares, refleja las laderas del valle y ofrece un contraste agradable tras las horas de roca. Desde aquí tomo la pista forestal del Camino de la Presa del Vado de las Cabras hacia la derecha. El terreno es más amable y se avanza rápido. Paso junto al arroyo Bercial y luego cruzo el puente sobre el arroyo del Tejo o de las Tabladillas (17.7 km).






Giro a la izquierda y encaro la senda ascendente que lleva al Collado de Marichiva, la última subida del día. A estas alturas, las piernas acusan el esfuerzo. Alcanzar el Collado de Marichiva (18.6 km) supone un alivio. Desde aquí, la senda de la Marichiva desciende por la ladera del Infierno, siguiendo las marcas de puntos rojos. Me cruzo con el Camino Viejo de Segovia y continúo recto. Finalmente atravieso una Puerta Naranja, y al fondo ya se adivinan Las Dehesas y la carretera.







Antes de llegar al aparcamiento, hago una breve parada en la Fuente de Majavilán, que siempre ofrece agua fresca y abundante. Tras. En total, 20,56 kilómetros y 1.349 metros de desnivel positivo, con un recorrido que supera siete altos, seis de ellos por encima de los 2000 metros.

Esta ruta, más allá de su dureza, representa una de las travesías más completas de la Sierra de Guadarrama. La Cuerda de la Mujer Muerta es un ejemplo de cómo la sierra combina historia, geología y leyenda. A lo largo del recorrido se aprecia el contraste entre las calzadas históricas de la Fuenfría, los cordales de granito y los valles forestales del Moros. La diversidad de paisajes refleja la complejidad de este sistema montañoso, que actúa como frontera natural y ecológica entre Madrid y Segovia. Además, es un corredor biológico fundamental para especies como el águila real, el buitre leonado o el corzo, y una muestra del equilibrio entre la alta montaña y los bosques de pino silvestre que caracterizan la Guadarrama central.

El recorrido exige buena forma física y experiencia en montaña, especialmente por los tramos de pedrera. En invierno, las zonas húmedas o con hielo se vuelven peligrosas y es indispensable llevar calzado adecuado. Tampoco hay fuentes desde el Puerto de la Fuenfría hasta el Collado de Marichiva, por lo que conviene llevar suficiente agua. El acceso por el valle del río Moros está restringido en verano, y conviene informarse antes de realizar la ruta. Las vistas desde las crestas justifican elegir un día despejado, evitando la niebla que suele cubrir la parte alta de la Mujer Muerta en los meses fríos.


Dejo el mapa de la ruta.




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