Fecha: 8 de noviembre de 2025
1 persona a pie
Distancia: 13,35 km
Desnivel positivo: 231 m
Dificultad técnica: Fácil
Desnivel negativo: 175 m
Altitud máxima: 698 m
Altitud mínima: 552 m
Tipo de ruta: Solo ida
Tiempo en movimiento: 3 horas
Tiempo: 3 horas 26 minutos
La finalidad de esta ruta es recorrer a pie la ruta de los Cantiles, pasando por uno de los parajes naturales más representativos del Parque Regional del Sureste, en el entorno de Rivas, disfrutando de sus lagunas, cortados y cerros emblemáticos como el Campillo y el Telégrafo. Además de ser un paseo accesible y cercano a la ciudad, permite conocer la riqueza paisajística, ecológica y geológica del valle bajo del río Jarama.
Adjunto vínculo de Wikiloc:
Salgo al amanecer desde el aparcamiento del Polideportivo Parque Sureste, en Rivas-Vaciamadrid. El cielo completamente despejado y, para las fechas en las que estamos, el calor se nota más de lo habitual. La luz del día comienza a extenderse sobre los cantiles del Parque Regional del Sureste, tiñendo de tonos dorados los taludes yesíferos que rodean el valle. Es una zona a la que me gusta volver cuando busco rutas tranquilas y agradables. La de hoy será una caminata de media mañana, que combina naturaleza, paisaje y urbanización en su tramo final.
Inicio el recorrido por una pista ancha y cómoda que parte junto al frontón y discurre en dirección sureste. Desde el primer momento, el camino ofrece vistas abiertas de los acantilados y de la vega del Jarama. La pista, perfectamente ciclable, mantiene un trazado suave, con pequeños repechos que apenas se notan al caminar. A lo lejos, la silueta de los cerros y los cantiles se recorta contra el cielo. Todo el entorno transmite esa sensación de amplitud característica de la cuenca baja del Jarama.
A los pocos minutos llego al mirador de la Laguna del Campillo, situado a medio kilómetro del punto de partida. Desde aquí la panorámica es amplia: la laguna aparece a la izquierda, todavía tranquila, reflejando las primeras luces del sol. El lugar, además de su valor paisajístico, es un importante punto de descanso para aves migratorias. Continúo avanzando por el Camino del Monte, que sigue en paralelo al río Jarama, dejando la laguna a mi izquierda.
El terreno es fácil y agradable. A medida que avanzo, el sol empieza a calentar y las sombras se hacen cada vez más escasas. A los 2,1 kilómetros alcanzo el Mirador de las Rocas, desde donde se contempla un tramo especialmente atractivo de los cortados. A mis pies, los meandros del Jarama marcan un contraste entre los tonos ocres del yeso y el verde de la vegetación ribereña. Sigo caminando y, poco después, aparece ante mí el Puente de Arganda, a 2,5 kilómetros del inicio.
El Puente de Arganda es una estructura metálica de aspecto industrial que formó parte de la antigua línea ferroviaria de Arganda. Actualmente lo recorre el Tren de Arganda, un tren turístico que conserva parte de la infraestructura original. El camino discurre lo bastante cerca como para observarlo con detalle. A su alrededor, la vega del río se ensancha, dejando ver los cultivos que aprovechan la humedad del terreno.
Reanudo la marcha por una senda cómoda que me lleva en dirección al Cerro del Piul. Paso cerca de una pequeña masa de pinar que aporta algo de sombra, muy bienvenida a estas horas. Llego al punto de información de la Ruta de los Cantiles, que se encuentra junto a una zona de descanso. Desde este punto las vistas se abren hacia las lagunas del bajo Jarama, en el término de Velilla de San Antonio. Aquí aprovecho para leer uno de los paneles informativos y recordar algunos datos sobre la zona: las lagunas de Velilla, como las de El Raso, Picón de los Conejos y El Soto, son humedales protegidos formados a partir de antiguas graveras. Su origen minero ha derivado en un ecosistema de gran valor ecológico, con una notable diversidad de aves acuáticas, especialmente durante los periodos de migración. Este entorno es un ejemplo claro de cómo la naturaleza puede recuperar espacios alterados por la actividad humana.
La senda continúa entre pinares, ancha y bien señalizada. A un lado, una valla impide el paso de vehículos, pero los caminantes y ciclistas pueden continuar sin problema. Más adelante, me detengo en otro mirador natural desde el que se observa una panorámica completa de las lagunas de Picón de los Conejos y del Raso. La luz del mediodía hace resaltar los tonos plateados del agua y el color amarillento de los carrizos que las rodean.
Sigo caminando en dirección al núcleo urbano, pasando junto a una zona residencial. A lo lejos ya se distingue el Cerro del Telégrafo, coronado por su mirador. El camino principal sigue recto, pero tomo un desvío a la izquierda, subiendo por unas escaleras de madera que ascienden entre el pinar. Es una subida corta pero intensa, y en pocos minutos alcanzo el Mirador del Telégrafo, en el kilómetro 9,6.
Desde el Mirador del Telégrafo se tiene una de las vistas más amplias de todo Rivas-Vaciamadrid. A la derecha se extiende la ciudad, con sus avenidas arboladas, y a la izquierda se abre el Parque Regional del Sureste, con los cortados, la laguna del Campillo y la vega del Jarama. Es un punto emblemático, muy visitado por los vecinos. Sigo un poco más hacia la cima del cerro, donde se encuentra el vértice geodésico a 698 metros de altitud, alcanzando el punto más alto de la ruta en el kilómetro 10,2.
A partir de aquí comienza el descenso por la cara norte del cerro. La pista se convierte pronto en vía asfaltada y los caminos de tierra terminan. Paso junto al Centro de Recursos Naturales Chico Mendes, una instalación municipal dedicada a la educación ambiental y la conservación de la fauna local. Frente a él, una fuente ofrece el primer punto de agua potable de toda la ruta, y a su lado se encuentra el área recreativa de El Enebro.
Más adelante cruzo por el punto de información de la Ruta del Espartal, una senda que enlaza con la que he recorrido en el Cerro del Telégrafo y que forma parte de la red de itinerarios del Parque del Sureste. Continúo por la acera de la Calle del Enebro, una vía tranquila y bien cuidada, y enlazo con la Avenida de los Almendros. Giro a la izquierda y sigo por la zona peatonal ajardinada de la avenida, un corredor verde que atraviesa buena parte de Rivas. Las sombras de los árboles y el bullicio de los vecinos contrastan con el silencio del tramo anterior.
En la siguiente intersección giro a la derecha por la Calle Libertad. A medida que avanzo, la Parroquia de Santa Mónica aparece a lo lejos, con su estructura moderna y su torre visible desde distintos puntos de la ciudad. Llego hasta ella en el kilómetro 12,7. La zona está ya completamente urbanizada, con amplias avenidas y espacios verdes bien mantenidos.
Desde allí, tomo la Calle Ricardo Zamora y sigo recto hacia la estación de metro de Rivas Urbanizaciones, donde concluye la ruta. En total, algo más de trece kilómetros recorridos en poco más de tres horas, con un desnivel positivo de 231 metros y un perfil muy asequible. Desde la estación, en apenas dos paradas de metro, regreso al punto de inicio en Rivas-Vaciamadrid, cerrando así un recorrido que combina campo y ciudad de forma equilibrada.
La Ruta de los Cantiles, junto con las sendas que bordean los cerros del Campillo y del Telégrafo, constituye una de las principales formas de descubrir el este de Madrid desde un punto de vista natural. El Parque Regional del Sureste, que abarca esta zona, representa un corredor ecológico de gran importancia entre los ríos Jarama y Manzanares. Sus cortados, yeseras y humedales conforman un ecosistema singular donde conviven especies adaptadas a la escasez de agua con otras propias de ambientes fluviales. Además, actúa como un espacio de transición entre el entorno urbano y el medio natural, ofreciendo a los vecinos de Rivas, Arganda o Velilla un entorno de esparcimiento y educación ambiental a pocos minutos de sus casas.
Dejo el mapa de la ruta.





















