Ruta 241 - Ruta perimetral por el Monte de Boadilla

0

Fecha: 15 de noviembre de 2025

Distancia: 17,77 km

Desnivel positivo: 138 m

Dificultad técnica: Fácil

Desnivel negativo: 138 m

Altitud máxima: 732 m

Altitud mínima: 662 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 4 horas un minuto

Tiempo: 4 horas 22 minutos


Quise recorrer el Monte de Boadilla en solitario para disfrutar de un paseo amplio, sencillo y sin complicaciones, en un entorno natural cercano pero sorprendentemente bien conservado. El Monte de Boadilla es un área protegida de aproximadamente 828 hectáreas ubicada entre los municipios de Majadahonda, Boadilla del Monte y Pozuelo de Alarcón. Es un ecosistema mediterráneo con predominio de encinas, que ofrece diversas rutas para caminar y montar en bicicleta, así como senderos de paisajes y fauna. Su valor natural incluye arroyos y dehesas, y es un lugar popular para actividades de ocio y disfrute de la naturaleza.



Adjunto vínculo de wikiloc:


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/ruta-perimetral-por-el-monte-de-boadilla-240306992


Este es el mapa de la ruta




Realicé esta ruta perimetral por el Monte de Boadilla en solitario, un día en el que daban lluvia y en el que me apetecía caminar sin complicaciones, por sendas amplias y cómodas. La previsión se cumplió y acabó lloviendo durante prácticamente toda la ruta, lo que dejó algunos tramos algo embarrados, aunque sin dificultades técnicas destacables. El Monte de Boadilla, pese a estar tan cerca de zonas urbanizadas, conserva una identidad natural que sorprende. Su ecosistema mediterráneo, plagado de encinas y ondulaciones suaves, permite trazar recorridos amplios sin sensación de monotonía, alternando zonas abiertas, vaguadas discretas y pasos junto a arroyos. Aqui hay que considerar que hay varios ssenderos vedados al tránsito por razones de regeneración, por lo que a la hora de diseñar la ruta este es un punto a tener en cuenta.




Comencé la caminata en el aparcamiento del Complejo Deportivo Municipal Ángel Nieto. Desde allí tomé el camino que avanza hacia la M-513, cruzando bajo el puente que une Pozuelo con Boadilla. Después de pasar bajo el puente, y a unos metros, me topo con el Puente de Piedra sobre el arroyo de Vallelargo, una construcción del siglo XVIII atribuida a Ventura Rodríguez. Aunque forma parte de un entorno muy modificado por el paso del tiempo, sigue manteniendo un valor histórico evidente. Se levantó para facilitar el acceso al Palacio del Infante Don Luis y estuvo vinculado a caminos de uso frecuente por la corte de Carlos III. El puente tiene un solo arco carpanel con dovelas de granito y un pretil también de piedra, y fue restaurado en 2013 para evitar su deterioro. Cruzarlo permite imaginar cómo esta zona, hoy naturalizada, fue también espacio de tránsito importante durante el siglo XVIII.





A continuación me dirigí hacia un árbol singular de la Comunidad de Madrid: la encina conocida como La Corchera, situada en el Monte de las Encinas. Este ejemplar destaca por su porte y su edad, y forma parte del catálogo regional de árboles protegidos. La visita a este punto siempre resulta interesante, ya que permite tener una referencia clara de la importancia de conservar ciertas especies representativas del paisaje mediterráneo que caracterizan el área. Avancé hacia la izquierda y, más adelante, a la derecha que me llevó a un tramo donde decidí no cruzar el arroyo Vallelargo. Continué hasta llegar al punto en el que el vadeo del arroyo sí era necesario. Aunque el agua corría con algo más de fuerza debido a la lluvia, el paso se hacía sin dificultad. Tras cruzarlo seguí por la izquierda, avanzando cerca del límite del Campo de Golf Las Rejas. Este sector combina tramos de senda más estrecha con otros ligeramente más amplios, marcados por la presencia cercana del campo y del encinar. Volví a cruzar otro pequeño puente sobre el arroyo de Vallelargo mientras bordeaba Las Rejas, y desde allí continué hacia el acceso a la zona protegida del Monte de Boadilla. En este punto se suceden varias puertas y pasos que indican cambios de límite: primero una puerta que lleva a una zona urbanizada (por la que pasé para evitar una zona bastante embarrada). La lluvia persistente mantenía el suelo húmedo, pero la senda seguía siendo perfectamente transitable.





Giré a la izquierda para recorrer los caminos de la zona de Vallelargo, un sector del monte con paisajes suaves y sendas muy ciclables. Desde allí seguí avanzando con fluidez por estas pistas amplias. Más adelante continué recto por una senda paralela a la M-516, la carretera que une Majadahonda con Boadilla. El ruido del tráfico marca parcialmente este tramo, aunque la vegetación amortigua en gran parte su presencia. Al cabo de un rato dejé esta senda, girando a la izquierda para internarme de nuevo en el encinar, buscando un entorno más tranquilo, con vegetación cerrada y sendas más naturales.




Llegué al Enebro de Boadilla, un árbol singular. Es un ejemplar de porte destacable, aislado y bien conservado, que muestra la diversidad del monte más allá de las encinas predominantes. Tras este punto giré a la derecha y, más adelante, de nuevo a la derecha, llegando a un antiguo pozo sellado. Este tipo de estructuras son comunes en antiguos terrenos de explotación agropecuaria. Cerca del pozo apareció un pequeño grupo de setas, las primeras de la temporada.





Seguí enlazando varias sendas antes de tomar una derecha que me llevó a la conocida Senda del Gallinero. Este tramo discurre entre encinas y pinos dispersos, con terreno cómodo y un trazado que permite avanzar sin esfuerzo. Más adelante es necesario cruzar la carretera, junto a la rotonda con las Letras de Boadilla, que reciben a los que llegan a la localidad en vehículos. También paso junto a la Fuente de Boadilla, que marca un lugar habitual de paso para caminantes y ciclistas.




Proseguí hacia el Conjunto Palaciego del Infante Don Luis, un conjunto que forma parte importante de la identidad histórica del municipio. El palacio, construido en 1765 por Ventura Rodríguez, es una pieza clave del neoclasicismo madrileño. Sus jardines y el terreno agreste que lo rodea crean un conjunto que contrasta con la expansión urbanística moderna. Me acerqué también al Conjunto Hidráulico que forma parte del recinto, así como a los paneles que explican la historia del palacio y de su entorno. El contraste entre arquitectura monumental y naturaleza inmediata resulta evidente en este tramo de la ruta.





Cruzando hacia el norte, tomé la izquierda para atravesar el puente sobre el arroyo de Nacedero, un punto donde el agua corría con fuerza debido a la lluvia. Seguí recto, acercándome a la M-501, la Autovía de los Pantanos, cuyo ruido acompaña este tramo. Tomé la derecha, siguiendo el linde del monte en contacto con las zonas urbanizadas. Este sector combina vistas hacia el interior del encinar con perspectivas hacia chalets y áreas en construcción. En una zona elevada se encuentra un pequeño mirador natural del Encinar de Boadilla, desde el que se obtiene una vista clara del relieve alomado y la variación de vegetación.





Giro a la izquierda, avanzando junto al límite, donde se observan zonas urbanizadas en expansión. Desde aquí se divisa con claridad la Bajada del Tronco y el Valle Florido, que ofrecen una panorámica característica del monte, con sus suaves vaguadas y la alternancia entre zonas más cerradas y claros. Avancé hasta el punto de información del Monte de Boadilla y las sendas permitidas, que sirve de referencia para planificar recorridos y conocer las rutas señalizadas. Desde allí seguí de frente y me interné una vez más en el encinar, antes de tomar la derecha que me llevó al camino principal que bordea el Polideportivo Municipal Ángel Nieto. A los pocos minutos llegué de nuevo al punto de inicio, cerrando esta ruta circular de algo más de 17 kilómetros.


Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios