Ruta 245 - Madrid. Ruta de las luces de Navidad 2025

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Fecha: 23 de noviembre de 2025

2 personas a pie

Distancia: 17,24 km

Desnivel positivo: 109 m

Dificultad técnica: Fácil

Desnivel negativo: 109 m

Altitud máxima: 704 m

Altitud mínima: 628 m

Tipo de ruta: Circular

Tiempo en movimiento: 3 horas 6 minutos

Tiempo: 3 horas 40 minutos


El primer fin de semana después del encendido oficial de las luces de Navidad de 2025 decidimos repetir nuestra caminata anual por Madrid, aprovechando una tarde noche clara y fresca. Buscabamos disfrutar del ambiente urbano, explorar instalaciones nuevas, conectar distintos distritos mediante un itinerario coherente y observar cómo la decoración transforma la percepción del espacio público durante estas fechas festivas.



Adjunto el vínculo a Wikiloc y el mapa de la ruta:


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/madrid-ruta-de-las-luces-de-navidad-2025-241426890




Por si nos quedamos cortos de luces, añado el link a la del año pasado, en donde se puede observar los cambios en aquellos puntos por los que repetimos recorrido.

https://amsenderismo.blogspot.com/2025/02/ruta-79.html

https://es.wikiloc.com/rutas-a-pie/madrid-ruta-por-las-luces-navidenas-de-2024-colon-serrano-alcala-gran-via-sol-arenal-p-mayor-p-espa-193642144

La ciudad estaba en pleno arranque navideño, aún con la novedad del encendido reciente. Con esa referencia en mente y guiándonos por las indicaciones y novedades descritas en la guía municipal —incluidas las instalaciones nuevas en Gran Vía, la vela transitable en Nuevos Ministerios o los ángeles de Atocha— diseñamos un recorrido que nos permitiera ver los principales puntos sin caer en un ritmo atropellado. Aun así, sabíamos que el distrito Centro estaría saturado, y así fue: en su tramo más concurrido la cantidad de gente obligaba a avanzar con paciencia. Adjunto vinculo al artículo de referencia.




https://diario.madrid.es/blog/2025/11/17/luces-navidad-madrid-guia-definitiva-para-seguir-el-encendido-de-las-luces-de-la-navidad-2025-en-madrid/

Comenzamos la ruta en Cuatro Caminos, junto a la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, en Chamberí, a primera hora de la tarde, cuando el atardecer llega a Bravo Murillo. El ambiente empezaba a calentarse con el tránsito de curiosos que se acercaban al alumbrafo denominado Jardín de Invierno, una instalación que reproduce un pequeño vergel de luz y que se ha convertido en uno de los reclamos del distrito. Tras avanzar unos metros, pasamos junto a la Parroquia Santa María del Silencio y seguimos hacia los Nuevos Ministerios. Allí nos esperaba el mercadillo navideño del entorno del Corte Inglés y, sobre todo, la iluminación de su fachada, siempre excesiva pero parte del ritual. La zona tenía mucha actividad, con familias entrando y saliendo del recinto, y un bullicio que se intensificaba frente a la propia instalación de la vela transitable. Este año era una de las grandes novedades, una estructura de doce metros que permite caminar en su interior rodeado de puntos LED. Aunque no nos detuvimos a hacer cola,




Continuamos hacia la plaza de San Juan de la Cruz, donde el gran árbol luminoso diseñado por Isabel Sanchís estaba en el centro de la glorieta. Desde allí cruzamos al Jardín de Salvador Rivas Goday, un tramo relativamente tranquilo que sirvió para tomar aire antes de seguir a General Martínez Campos. Los árboles iluminados acompañaban la subida hacia el entorno de Rubén Darío y, sin dificultad, alcanzamos el puente de Juan Bravo, que este año lucía una iluminación cálida en sintonía con los arcos de Castellana. Al llegar a Colón vimos al Ángel Gigante presidiendo la plaza, una figura que se ha convertido en referencia visual cada Navidad y que sigue destacando por su escala y presencia.




Avanzamos hacia la Puerta de Alcalá, punto clave de este recorrido. La instalación del belén gigante ocupaba la parte frontal. Según la guía, en 2025 se mantenía la tradición de colocar belenes figurativos en puntos estratégicos de la ciudad, y este era uno de ellos. Enfilamos después la entrada al Retiro por la Puerta de la Independencia, siguiendo el Paseo de México, donde cada año instalan cristaleras luminosas que representan escenas navideñas.




Al cruzar la verja, nos dirigimos al Estanque Grande para ver su iluminación especial reflejada en el agua. El contraste entre el parque oscuro y la superficie del estanque iluminada siempre resulta atractivo.




Bordeamos el Retiro hasta el Ángel Caído y luego hacia la zona de Pío Baroja, saliendo por la Cuesta de Moyano, completamente iluminada entre casetas. El ambiente era animado sin llegar al agobio, algo raro para estas fechas. Al llegar a Atocha nos recibieron los ángeles gigantes, recién estrenados este año, que vigilaban la glorieta con sus diez metros de altura. Muy cerca, la fachada del CaixaForum añadía su propia iluminación al paisaje.




De Atocha subimos por el Paseo del Prado hacia Neptuno. La fuente estaba completamente iluminada y servía de transición hacia las vidrieras luminosas del Congreso de los Diputados, una de las novedades que mejor funcionan en esta ruta. La instalación, con aspecto de cristalera monumental, representaba un nacimiento y ofrecía un efecto cálido sobre la fachada de la Cámara Baja.




Después nos encontramos con la menina gigante junto a la fuente de Apolo, que añade un guiño artístico al recorrido. Muy cerca, Cibeles cerraba el conjunto con su iluminación habitual y el edificio del Ayuntamiento actuando como telón de fondo.




Cruzamos Alcalá hacia Gran Vía, donde se levantaba el gran árbol de más de veinte metros que este año volvía a ser otro de los símbolos de la decoración navideña. La fachada del edificio Metrópolis brillaba como cada temporada, reforzando la sensación de estar en el corazón del recorrido. En Alcalá con Canalejas la iluminación era más densa, marcando el paso hacia la Iglesia de las Calatravas y luego hacia la propia plaza de Canalejas, decorada con luces que buscan el equilibrio entre lo clásico y lo actualizado.




Desde allí avanzamos hacia Sol. La entrada al distrito Centro se notaba inmediatamente: había muchísima gente, tal vez incluso más de lo que esperábamos. Las calles Mayor, Arenal, Preciados, Carmen y Montera estaban abarrotadas. El árbol de Sol concentraba a decenas de personas sacando fotos, mientras los accesos al metro y los puestos navideños creaban un flujo constante. Aun así, la iluminación continuaba siendo el punto focal y logramos abrirnos paso hacia Mayor para llegar a la Plaza Mayor. Todavía no habían encendido todas las luces del recinto, pero el mercado estaba en pleno montaje, con el árbol gigante ya colocado y las casetas listas para la temporada. Nos dijimos que habría que volver más adelante para verlo terminado.




Seguimos hacia el Mercado de San Miguel, que aportaba otro toque de luz y ambiente a la zona. Más adelante, frente a la Chocolatería San Ginés, las colas comenzaban a doblarse hacia la calle, algo completamente habitual en estas fechas. Dejamos atrás la parroquia de San Ginés y continuamos por Arenal, ya en dirección al Palacio Real.




Desde los Jardines del Cabo Noval se apreciaban tanto la fachada del palacio como los accesos a la Almudena, aunque nuestra atención estaba ya puesta en Plaza de España, donde la bola iluminada gigante destacaba entre los Jardines de Sabatini y el nuevo espacio peatonal. Era uno de los clásicos que este año regresaban, y en persona mantenía el mismo efecto.




Atravesamos la plaza, observando la combinación de decoración moderna y estructuras permanentes, y la conectamos con el inicio de Gran Vía. El tramo entre Plaza de España y Callao había estrenado nuevas luces este año, con copos de nieve de diseño geométrico que iban de un blanco frío a tonos más cálidos.




En Callao, con su iluminación habitual, nos detuvimos unos instantes para contemplar las vistas desde la plaza hacia Preciados y hacia Gran Vía. Seguimos por Preciados y nos desviamos para contemplar el montaje de Cortylandia, que atraía a los niños en sus sesiones programadas.




Seguimos por Montera, que este año tenía un diseño firmado por ACME dentro del proyecto de moda que impulsa el Ayuntamiento. Al llegar a la zona de Gran Vía nos encontramos con un tránsito más fluido, y pronto entramos en Fuencarral, espectacularmente iluminado, donde la decoración era continua con una temática floral similar a la del año anterior. Más adelante alcanzamos Tribunal, Bilbao y Quevedo, justo antes de acercarnos a la zona del canal, donde una gran bola navideña marcaba el final simbólico de nuestra caminata. Desde allí solo quedaba volver hacia el punto de inicio, completando así la ruta circular.




A lo largo del recorrido atravesamos los distritos de Chamberí, Tetuán, Salamanca, Retiro, Centro y Moncloa-Aravaca, conformando un itinerario amplio que recogía la mayor parte de las instalaciones del centro urbano. En contraste con otras rutas más naturales, esta caminata urbana también tiene una implicación clara para comprender el funcionamiento de la ciudad: muestra cómo los ejes principales se articulan alrededor de los recorridos peatonales, cómo se conectan barrios con identidades distintas y cómo los grandes eventos urbanos reconfiguran la percepción del espacio público. De la misma manera que una senda en la naturaleza revela la estructura de un valle o un cauce fluvial, esta ruta navideña permite leer la estructura interna del centro de Madrid y su relación con los patrones de movilidad, actividad cultural y comercio local.




Fuimos a buen ritmo, completando diecisiete kilómetros largos en algo más de tres horas y media, aunque quedaba claro que otras zonas más periféricas dondese han instalado elementos luminicos —Plaza Castilla, Ventas o la Carretera de la Coruña— tendrían que esperar para otra ocasión.

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