Ruta 252 - Travesía desde Guadarrama hasta El Escorial, por Embalse de la Jarosa, el Cerro de la Carrasqueta, Refugio Naranjera y Abantos

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Fecha: 8 de diciembre de 2025
1 persona a pie
Distancia: 20,79 km
Desnivel positivo: 950 m
Dificultad técnica: Moderado
Desnivel negativo: 991 m
Altitud máxima: 1.761 m
Altitud mínima: 924 m
Tipo de ruta: Solo ida
Tiempo en movimiento: 6 horas 15 minutos
Tiempo: 7 horas 34 minutos




La finalidad de esta ruta es atravesar, de forma continua y lógica, el corredor natural que une Guadarrama con El Escorial, enlazando algunos de los paisajes más representativos de la Sierra Oeste. El itinerario permite recorrer la zona del embalse de la Jarosa, ascender con decisión al Cerro de la Carrasqueta, seguir el trazado del GR-10 junto al muro hacia los miradores de Cuelgamuros y alcanzar los altos de San Juan y Abantos. El descenso final hacia San Lorenzo del Escorial completa un recorrido que combina tramos históricos, espacios protegidos y panorámicas destacadas, mostrando la conexión natural entre ambos municipios.



Adjunto vínculo a Wikiloc y mapa de la ruta:


https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/travesia-desde-guadarrama-hasta-el-escorial-por-embalse-de-la-jarosa-el-cerro-de-la-carrasqueta-ref-243136804




Salgo de la Plaza del Ayuntamiento de Guadarrama todavía de noche, junto a la parada del autobús. La Olma preside el espacio, mientras me dirijo a la avenida de San Macario. El ambiente es calmado y el aire, aunque propio de diciembre, resulta sorprendentemente templado. Camino hacia la Jarosa con la sensación de comenzar una travesía larga y clara en su diseño: conectar Guadarrama con El Escorial por la línea natural del embalse, los altos del cordal de Abantos por el GR-10 y el descenso final hacia el municipio de San Lorenzo del Escorial.





Paso junto a la Fuente de los Caños y continúo hacia la Fuente de la calle San Macario, que alcanzo alrededor del kilómetro 1,5. El amanecer me recibe mientras me acerco a la Jarosa, justo cuando paso bajo la carretera de La Coruña, que queda elevada sobre mi cabeza. Giro por un sendero estrecho a la derecha que ataja hacia el embalse. Entro así en los primeros tramos de tierra, con la claridad creciendo poco a poco entre los pinos.




Cruzo una puerta que lleva a la zona protegida del embalse. El nivel del agua está bajo, dejando orillas amplias y un paisaje distinto al que disfruté hace unos meses en tres rutas que realicé por aquí en primavera. Avanzo bordeándolo y paso junto a las ruinas de la Ermita de San Macario en el kilómetro 3,3. Poco después cruzo sin dificultad el arroyo de la Jarosa y el del Picazuelo, ambos con un caudal cómodo para vadear. Salgo finalmente de la zona del embalse por una puerta cercana al kilómetro 4 de la ruta.




Llego al aparcamiento de La Jarosa II, junto a las Casas de San Macario, donde empiezan a aparecer los primeros coches con senderistas y ciclistas. Paso junto al edificio de la Montaña, en obras, en el kilómetro 4,8. Continúo por la pista durate un breve tramo (senda del bosque plateado), pero en un punto giro a la izquierda por un camino que sube por la ladera. A partir de aquí toca esfuerzo: tomo una rampa de tierra dura y continua que asciende de manera franca hacia la Carrasqueta. El camino es claro, aunque inclinado, y permite avanzar sin dudas.




La subida ofrece un primer mirador natural desde la zona conocida como la Sacristía, a 1.304 metros. Más arriba, alcanzo un punto de observación forestal entre la Calle de los Álamos y la Sacristía, tramo exigente por la pendiente. Continúo recto, enlazo temporalmente con una pista asfaltada que forma parte del de la ruta del bosque plateado con la que vuelvo a enlazar efímeramente, y poco después vuelvo a desviarme a la izquierda para continuar dirección a la Carrasqueta. La pendiente se vuelve más amable y aparecen zonas abiertas desde las que se observa el valle de la Jarosa y la cruz en el horizonte.




La pradera del Valle de la Hilera supone un respiro antes del último ascenso. Desde aquí se divisa claramente la subida final. El Cerro de la Carrasqueta, con sus 1.652 metros, lo alcanzo en el kilómetro 8,9. LAs vistas del Valle de Cuelgamuros y de la Jarosa, así como de toda la parte central de la Sierra de Guadarrama son impresionantes. Alto de los Leones, La Peñota, Siete Picos, Navacerrada y la Maliciosa.




Giro a la izquierda para seguir el GR-10, que me acompañará hasta Abantos. Lo más práctico es avanzar pegado al muro que delimita la zona, ya que la senda es más clara y evidente que algunas de las marcas.




En un alto aparece una panorámica de la Basílica y de la cruz monumental al fondo del valle. Sigo la senda junto al muro y tomo el desvío hacia el Mirador del Valle de Cuelgamuros. La breve trepada es sencilla y el esfuerzo compensa: la vista trasera de la Basílica aparece nítida, incluso con el cielo cubierto.




Retomo el GR-10 hasta el Refugio de la Naranjera, en el kilómetro 11,6. El edificio, a 1.600 metros, está en estado ruinoso y cuesta imaginar su utilidad pasada. Continúo recto, siempre junto al muro. A la derecha quedaría el desvío a la Fuente de las Negras, pero sigo hacia arriba.




Llego al Alto de San Juan, con su vértice geodésico a 1.734 metros. La niebla impide ver el horizonte, aunque la ubicación se reconoce fácilmente por la forma amplia de la loma.




El Portillo de los Pozos de Nieve aparece algo después, en el kilómetro 13,9, a 1.703 metros. Estos antiguos pozos son testigo del uso histórico de la sierra para almacenar nieve y abastecer de hielo a la corte y a municipios cercanos. El GR-10 continúa y yo con él, siempre junto al muro hasta otro mirador del Valle de Cuelgamuros. La vista es más lateral y no tan impactante como la anterior, pero permite ver la cruz de perfil y orientarse en el relieve.




Alcanzar el Alto de Abantos, a 1.756 metros, supone completar el tramo más alto de toda la ruta. En el kilómetro 15,3 llego al vértice geodésico y a la cruz que domina la cima. La niebla cubre todo y no permite disfrutar de las vistas habituales hacia El Escorial, el valle del Guadarrama o el Alto del León. Aun así, la cima mantiene su carácter. En días festivos suele haber bastante gente y hoy no es una excepción.




Inicio el descenso por uno de los senderos que zigzaguean la ladera. El terreno se interna pronto en el pinar y permite bajar con buen ritmo. Paso por las ruinas del caserón de pastores en el kilómetro 16 y continúo con las interminables zetas que descienden de manera suave pero constante. Cruzo una pista asfaltada y sigo por una senda de tierra que mantiene la dirección hacia el municipio.




Las vistas del Monasterio del Escorial aparecen en un claro y sirven de referencia. Más abajo atravieso una portilla giratoria que permite salvar la carretera de Peguerinos. Sigo por el sendero hasta que termina el tramo de tierra y aparece ya la zona urbana de El Escorial. Quedan un par de kilómetros cuesta abajo hasta llegar a la estación, combinando aceras, calles amplias y algún tramo peatonal.




Paso junto al Parque Felipe II en el kilómetro 19,5, un punto reconocible por su amplitud y por la perspectiva que ofrece hacia el Monasterio. Desde aquí el camino es directo: calles que bajan con suavidad hacia la estación de tren de San Lorenzo del Escorial, donde doy por finalizada la travesía.




La ruta recorre uno de los corredores naturales más significativos de la Sierra Oeste, uniendo zonas protegidas, montes públicos y antiguos caminos históricos. Permite entender la importancia de estas sendas como estructura territorial que conecta Guadarrama, la Jarosa, la cuerda alta del Alto del León y el entorno de Abantos con el valle del Aulencia y El Escorial. Este tipo de itinerarios, además de ofrecer un recorrido físico completo, evidencian la necesidad de mantener en buen estado las pistas forestales, los pasos tradicionales y los caminos señalizados que vertebran el suroeste de la sierra. Su conservación garantiza el acceso ordenado a un paisaje con un valor cultural y ambiental que trasciende su uso recreativo. 

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