Fecha: 23 de diciembre de 2025
2 personas pie
Distancia: 22,5 km
Desnivel positivo: 787 m
Dificultad técnica: Moderado
Desnivel negativo: 787 m
Altitud máxima: 1.882 m
Altitud mínima: 1.275 m
Tipo de ruta: Circular
Tiempo en movimiento
5 horas 58 minutos
Tiempo: 7 horas 37 minutos
Adjunto vínculo a Wikiloc y mapa de la ruta:
Salimos al amanecer desde el parking de Majavilán, en las Dehesas de Cercedilla. Durante la noche había nevado y todo aparecía cubierto por una capa fina y homogénea. La temperatura era fría pero estable, el cielo cubierto de nubes bajas y sin amenaza de lluvia. El día era corto, propio de finales de diciembre. La nieve estaba en un punto perfecto para caminar: blanda, sin placas de hielo y sin llegar a hundirse en exceso. Desde el primer paso quedó claro que prácticamente toda la ruta se desarrollaría sobre nieve.
El primer vadeo llega pronto, al cruzar el Arroyo de la Barranca. El paso es sencillo, con piedras visibles y un caudal moderado. Poco después nos llevamos una de las sorpresas más agradables de la jornada: varios corzos se mueven por la ladera, tranquilos, sin mostrar signos de alarma. Nos observan unos segundos y continúan su camino, integrados en un paisaje completamente blanco.
Seguimos avanzando por el Camino Viejo de Segovia y vadeamos el Regajo de la Peña, también sin complicaciones. Llegamos al puente y a la Fuente de los Acebos. La nubosidad se mantiene sobre las cimas, limitando las vistas largas, pero el bosque y el propio camino compensan la falta de panorámicas abiertas. El ambiente es muy homogéneo, con tonos blancos y grises que suavizan el relieve.
Cruzamos el puente sobre el Arroyo de la Fuenfría y, poco después, nos encontramos efimeramente con la Calzada romana. En este punto decidimos seguir recto por el Camino Viejo de Segovia, dejando la calzada a un lado. La traza romana, parcialmente cubierta por la nieve, queda como un testimonio silencioso del uso histórico de este paso. El ascenso es constante y cómodo hasta alcanzar el Puerto de la Fuenfría, a 1.796 metros de altitud.
Desde el puerto tomamos la Senda de los Cospes, también conocida como Camino de Lumbralejos. Antes, hacemos una parada en la Fuente de la Fuenfría para desayunar. El entorno está completamente nevado y apenas hay gente, algo poco habitual en este punto. Tras la pausa, continuamos por la derecha, dejando a la izquierda el GR10.1 primero, y un poco más adelante, el Carril del Gallo. La Senda de los Cospes discurre en suave descenso y resulta especialmente agradable con nieve, ya que su trazado es claro y sin pendientes bruscas. Cerca del Alto de la Milanera, la sensación de aislamiento se mantiene, aunque sabemos que más adelante la afluencia aumentará.
Nos incorporamos al Camino Schmidt en dirección al Puerto de Navacerrada. El cambio es notable: a medida que avanzamos por la senda, comenzamos a encontrarnos con una multitud de personas. Familias, grupos con trineos, excursionistas ocasionales. El contraste con la tranquilidad de los tramos anteriores es evidente. Cruzamos un arroyo estacional, con agua visible bajo la nieve, y pasamos junto al llamado Soneto al árbol solitario, hoy completamente tapado por la nieve. No se ve, pero sabemos que está ahí, oculto bajo una capa blanca.
Cruzamos una pista de esquí abarrotada de gente, con trineos, muñecos de nieve y actividad constante, hasta llegar al inicio y final del Camino Schmidt, junto al punto informativo de la Residencia de Los Cogorros. La pista que une el Puerto de Navacerrada con la residencia está completamente llena de personas y avanzar resulta lento y algo incómodo. Llegamos al Puerto de Navacerrada, a 1.858 metros, y confirmamos que el ambiente es el esperado para un día de nieve: masificación, ruido y poco espacio para detenerse. No nos entretenemos y buscamos enseguida escapar por la Senda tras Dos Castillas, aunque parte del sendero está cerrado por regeneración, lo que nos obliga a hacer un pequeño rodeo.
Más adelante encontramos otra sección cerrada por regeneración, lo que nos obliga a transitar por calles hasta llegar a la estación. Bajamos finalmente por unas escaleras nevadas que conducen a la estación de tren de la línea Cercedilla–Puerto de Navacerrada–Cotos, actualmente en obras. Junto a ella se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de las Nieves. Desde aquí, cruzamos una portilla, y tras recorrer unos metros, giramos a la izquierda para tomar el Camino del Calvario o de las Vaquerizas. A la derecha quedaría la Senda Whistler, que descartamos debido a la cantidad de agua que vierte el Río Navalmedio en estas fechas, lo que complicaría los vadeos.
En todo caso, y porque no nos queda otra, vadeamos el Regato del Puerto sin dificultad, y descendemos durante un buen rato por la pista nevada del Camino del Calvario, hasta un punto en el que gira a la derecha, y nos topamos con el Pino de la Cadena. Este árbol singular, al que le une una bonita historia de un homenaje de un hijo a su padre fallecido, y que marca el inicio del sendero hacia la Pradera de las Cortes. El ambiente vuelve a ser más tranquilo en esta parte de la ruta. Llegamos a la Pradera de las Cortes, con su fuente y su puente, un espacio abierto en el que la nieve ya escasea. Cruzamos la pradera y nos incorporamos a la izquierda al Camino del Calvario, por el que continuamos un rato. A la altura del Puente del Río Navalmedio no lo cruzamos, sino que giramos a la derecha por un sendero más estrecho que bordea el curso del río.
Desde este punto tenemos vistas del embalse de Navalmedio, bastante lleno. Alcanzamos un collado-pradera que marca la transición entre la zona de Navalmedio y la de Camorritos. Aquí el paisaje cambia ligeramente, con más claros y una sensación de espacio abierto. Descendemos hasta la altura del Río Pradillo, cuyo vadeo es el punto más complicado de la ruta a mi parecer. El caudal es mayor que en otras ocasiones, y obliga a un salto largo y bien medido.
Llegamos al parking de Camorritos y tomamos un desvío por el Camino de la Fuenfría. Accedemos al Parque Nacional por una puerta y giramos a la derecha por un sendero ascendente. Seguimos la Vereda Alta, una senda que discurre entre canchales y pinos, con un trazado claro y muy agradable pese a la nieve, que regresa según nos aproximamaos al Valle de la Fuenfría. Más adelante dejamos la Vereda Alta, y giramos a la izquierda para seguir una senda marcada con puntos rojos que desciende por la ladera de las Berceas hasta las Dehesas. El descenso es continuo y cómodo, con buenas vistas del entorno inmediato.
Pasamos por una portilla, junto al Puente de la Venta, que no cruzamos, próximo al embalse del mismo nombre. La presa estaba soltando muchísima agua, lo que añadía un sonido constante y potente al entorno. Caminamos por un sendero paralelo al Arroyo de la Venta, y cruzamos el puente homónimo. Aunque la idea era continuar por la Calzada Romana, esta estaba inundada por arroyos ocasionales, por lo que los últimos metros los hicimos paralelos a la carretera, evitando así complicaciones innecesarias.
Esta ruta combina algunos de los caminos históricos y sendas más representativas de la Sierra de Guadarrama, adaptados en esta ocasión a un contexto claramente invernal. El Camino Viejo de Segovia, la Senda de los Cospes, el Camino Schmidt o el Camino del Calvario no son solo trazados funcionales, sino elementos clave en la vertebración histórica y actual de la sierra. Su uso responsable, especialmente en condiciones de nieve, permite disfrutar del entorno sin degradarlo y entender la importancia de estas vías como corredores naturales entre valles, puertos y zonas de pasto. Recorrerlos en invierno, con nieve reciente, ofrece una perspectiva distinta y más sobria de la sierra, donde el protagonismo recae en el terreno, la orientación y la adaptación al medio.